
Durante los años 90, Will Smith se convirtió en una figura dominante de Hollywood gracias al éxito de la serie El príncipe del rap y luego con la cinta Bad Boys en 1995. Su ascenso continuó de forma imparable durante décadas.
Entre Día de la Independencia (1996) y Aladdin (2019), 16 de sus 24 películas superaron los $250 millones en taquilla global, mientras nueve producciones consecutivas recaudaron más de $100 millones solo en Estados Unidos.
En 2022, obtuvo el Oscar a Mejor Actor, un reconocimiento que debería haber sellado su posición en la cima de la industria. Sin embargo, en esa misma ceremonia su carrera cambió de rumbo tras abofetear al comediante Chris Rock, lo que generó una ola de críticas que aún hoy marcan su imagen pública.
Aunque muchos actores nunca ganaron un Oscar, como Bruce Willis, Jim Carrey o Harrison Ford, Smith admitió sentir una envidia constante por una figura específica. No se trata de premios, sino de algo más difícil de medir: la percepción global y la intensidad de su presencia en el mundo del espectáculo.
Según reveló en su autobiografía titulada Will, el actor que siempre lo hizo cuestionarse fue Tom Cruise. Smith explicó que lo observaba constantemente y pedía a los distribuidores de cine en distintos países las agendas de promoción de Cruise. Su meta era clara: trabajar al menos dos horas más que él en cada territorio.
Smith reconoció que incluso con ese esfuerzo no lograba superar a Cruise. Lo calificó como un “ciborg” y sugirió que debía tener múltiples versiones de sí mismo para lograr tal nivel de entrega. Según su análisis, las campañas de promoción internacional de Cruise eran las más completas y efectivas de la industria.
Pese a sus esfuerzos, Smith no pudo replicar ese nivel de impacto global. Se preguntaba con frecuencia: “¿Cómo hago para superar a este tipo? ¿Qué tengo yo que él no tenga?”.
Aunque Cruise nunca diversificó su carrera más allá de la actuación, Smith sí lo hizo: incursionó en la música como rapero, lanzó 10 álbumes, ganó 4 premios Grammy y escribió temas para sus películas como Hombres de Negro 2 (2002) y Las locas aventuras de James West (1999).
Pero si se invierte la pregunta y se plantea “¿Qué tiene él que yo no tengo?”, la respuesta apunta hacia un factor clave: la reputación intacta. Mientras Cruise superó hace tiempo momentos polémicos como su infame salto sobre el sofá de Oprah Winfrey, la imagen de Smith sigue bajo cuestionamiento desde el incidente del Oscar.
A sus 57 años, Will Smith intenta reencaminar su carrera. Tal vez observa a Tom Cruise no solo como un competidor, sino también como un modelo de cómo rehacer una imagen pública en Hollywood.
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*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
