“Cocaína que iba y venía”. En ese entorno caótico se filmó, durante los años ochenta, una de las cintas más recordadas de la época. El largometraje fue protagonizado por Robin Williams y Shelley Duvall, y se inspiró en un emblemático personaje animado querido por generaciones; se trata de la película Popeye.
“Había cocaína por todas partes. No se podía escapar”, reveló Barry Diller, entonces director ejecutivo de Paramount Pictures. El magnate compartió estos recuerdos en una entrevista reciente. La película se grabó en Malta, pero eso no impidió que la droga circulara libremente.
“Las latas de película se enviaban a Los Ángeles todos los días para su revelado. Descubrimos que se usaban para enviar cocaína de ida y vuelta al set”, relató Diller. “Todos estaban drogados”, agregó.
Según el productor, los efectos del consumo eran visibles en pantalla. “Imaginen la velocidad de un disco de vinilo... Si 33 revoluciones por minuto es el ritmo estándar para reproducir un LP, esta película corre a 78 RPM”, señaló.

El encargado de la musicalización, Van Dyke Parks, ya había hablado sobre la presencia de droga entre el equipo en una entrevista con The Telegraph. Contó que el productor Robert Evans casi fue arrestado cuando su equipaje, lleno de cocaína, desapareció en el aeropuerto durante el rodaje.
Parks también relató que el set estaba lleno de escondites con droga. “Fui el héroe del regimiento por abrir un walkie-talkie para cambiarle la batería y encontrar una bolsa de cocaína”, dijo. “No recuerdo cuánta había ni a quién se la di. Pero me sentí incómodo. Sabía que eso afectaría el comportamiento del equipo y dificultaría la producción, incluso en los puestos más altos”.
Robert Evans, quien también produjo clásicos como El Padrino y Chinatown, fue arrestado por tráfico de cocaína cuando la película ya estaba en etapa de postproducción. Luego borraron el incidente de su historial, pero él mismo dijo en una entrevista en 1994: “Bob ‘Cocaine’ Evans es como seré conocido hasta la tumba”.
Robin Williams, por su parte, hablaba abiertamente sobre su adicción a la cocaína en esa época. Sus problemas con las drogas y el alcohol comenzaron mientras protagonizaba la serie Mork & Mindy. El director Howard Storm, en la biografía Robin escrita por Dave Itzkoff, del New York Times, recordó que el actor llegaba al set “hecho polvo”.
“No había dormido en toda la noche. Aspiraba cocaína. Y si uno aspira cocaína, para equilibrarse bebe alcohol. Pasaba la noche afuera, tratando de levantar a todo el mundo en la ciudad”, describió Storm en el libro.
Williams dejó de consumir drogas tras la muerte de John Belushi, comediante de Saturday Night Live y miembro de The Blues Brothers, quien sufrió una sobredosis de heroína y cocaína el 5 de marzo de 1982. La noche anterior, Williams había estado de fiesta con él en el hotel Chateau Marmont de Los Ángeles, donde encontraron el cuerpo sin vida de Belushi.
“La tragedia de Belushi fue aterradora”, declaró Williams a la revista People en 1988. “Su muerte asustó a todo un grupo de gente del mundo del espectáculo y provocó un gran éxodo de las drogas. Y a mí me llegó el bebé. Sabía que no podía ser padre y llevar ese tipo de vida”, afirmó.

Williams, quien también enfrentó el alcoholismo, permaneció sobrio durante dos décadas. Reincidió en 2005, buscó tratamiento en 2006 y pidió ayuda de nuevo un mes antes de su muerte, en julio de 2014. Según el informe forense publicado en noviembre de ese año, no había consumido drogas ilegales ni alcohol en el momento de su fallecimiento.
El actor padecía demencia con cuerpos de Lewy, una enfermedad neurodegenerativa considerada la segunda más común después del Alzheimer. Según la Clínica Mayo, esta patología produce depósitos de proteínas llamados cuerpos de Lewy en las células nerviosas del cerebro.
Estas acumulaciones afectan regiones encargadas del pensamiento, la memoria y el movimiento. Sus síntomas incluyen alucinaciones, trastornos motores, problemas de sueño, apatía y depresión.
“Robin llevaba ocho años limpio y sobrio cuando falleció”, aseguró su esposa poco después de su muerte.