
La cineasta costarricense Antonella Sudassasi ya se encuentra en Granada, España, para participar de la gala de los Premios Goya 2025, en los que su película Memorias de un cuerpo que arde se encuentra nominada en la categoría Mejor Película Iberoamericana.
En el evento, que se efectuará este sábado 8 de febrero, el filme competirá con los largometrajes Agárrame fuerte (Uruguay), Ainda estou aqui (Brasil), El jockey (Argentina) y El lugar de la otra (Chile).
Este es un hecho histórico, pues en la historia del cine nacional solamente dos películas ticas han sido nominadas a los Goya y ambas son de Sudassasi (en 2019 también lo logró con El despertar de las hormigas).
Es por esto que tanto ella como Sol Carballo, la actriz principal del filme; hicieron maletas para vivir tan prestigiosa experiencia junto al productor Manrique Cortés; Estephania Bonnett, coproductora española; Amparo Baeza, directora de arte; y Andrés Campos, director de foto.
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En la previa de la entrega de los galardones, que comenzará las 3 p. m. (hora de Costa Rica), la directora conversó con La Nación sobre sus expectativas y sentires.

—Tomando en cuenta el trabajo que implicó la película y su carrera en el cine, ¿qué significa esta nominación?
—Más allá del reconocimiento que significa que te nominen a estos prestigiosos premios, significa también para nosotros una plataforma para que ojalá tenga mucho mayor alcance y pueda llegar a más públicos. Realmente eso es lo que más nos interesa, más allá de ir a la gala, que es un evento muy especial y una oportunidad única, personalmente me interesa muchísimo esa capacidad de dar a conocer la película a más y más gente.
—¿Cómo es su relación con los premios? ¿Los soñó de niña o adolescente? ¿La emocionan?
—Creo que los premios son una sorpresa de alguna forma. Es algo hermoso, como una cereza al pastel. Pero bueno, a mí lo que más me encanta es encontrarme con el público, que la audiencia se identifique con la película; ese encuentro de por fin completar el ciclo que significa hacer cine. Uno hace películas para mostrarlas y que la gente pueda encontrar en la pantalla aquella historia que quisiste contar hace tanto tiempo.
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“Los premios siguen aportándote en esa construcción de carrera, en esa construcción de aquel proyecto que estás buscando hacer. Te dan la posibilidad de que ojalá los próximos proyectos salgan un poquito más fácil. Bueno, por lo menos esa es la esperanza, que cada vez se vuelvan más fácil los proyectos cinematográficos, que ya de por sí son una gran odisea”.
—¿Va con expectativas de ganarlo?
—Obviamente, el ganarlo aportaría en ese camino de construir carrera, de seguir visibilizando la película, de llegar a más públicos. Sin embargo, también soy realista, por decirlo así. Creo que definitivamente somos la película más pequeña del grupo, quizás con la uruguaya. No tenemos grandes plataformas detrás como Netflix, que hacen toda una campaña de promoción, por lo tanto, cuesta más que las personas se enteren de que existe la película y que es una de las nominadas. Pero bueno, hemos hecho lo más que hemos podido por visibilizarla y bueno, ya queda solo esperar, sinceramente.

—Usted ha mencionado anteriormente que este filme contiene no solo testimonios puntuales, sino un sentir común que atraviesa a las mujeres desde muchas generaciones atrás. ¿Cómo afronta representar esto en una vitrina tan grande? ¿Es un peso?
—Cuando vos estás haciendo la película, estás muy encapsulada en hacerla y no tenés ni la más remota idea de qué repercusión va a tener. No lo siento como un peso, sino más bien como un privilegio, el poder dar espacio para estas historias de estas mujeres y que otros públicos empaticen con ellas. Me siento muy afortunada de que la película esté teniendo tanto reconocimiento.
—¿Cuál es su sentir respecto a que su viaje a la gala coincida, lamentablemente, con una reciente ola de feminicidios?
—Es irónico, absurdo, realmente es hasta un retroceso absoluto que el gobierno quiera eliminar o modificar las guías de educación sexual. Prácticamente, la razón por la que pasaban las cosas que cuentan las mujeres en la película es precisamente por la falta de educación sexual. Pensar que estamos en el 2025 y tenemos gobiernos tan cortoplacistas, ciegos y conservadores asusta y solo significa la lucha permanente, la lucha feminista, la lucha por los derechos humanos, la lucha en general por el reconocimiento del bienestar de todos y todas. Entonces, definitivamente es una gran vergüenza.
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“Los feminicidios son exactamente lo mismo, es el creer que alguien es de tu propiedad y puedes hacer o deshacer lo que quieras con esa persona. Y eso viene súper ligado a un machismo muy profundo, a una falta de educación sexual también. Es una lástima que nuestra sociedad sea tan violenta todavía, sea tan conservadora y de alguna forma tan mojigata también.
—La película surgió de su deseo no cumplido de conversar con sus abuelas y conocer a fondo sus vidas, ¿qué cree que le hubieran dicho viéndola en los Goya con este filme?
—Me conmueve mucho pensar que estuvieran emocionadas. Creo que si estuvieran vivas, la película hubiera sido muy distinta, porque posiblemente hubiera descubierto muchas otras cosas y la relación con ellas hubiera quizás cambiado, ojalá para bien. Se hubiera profundizado la relación porque nunca tuve esa posibilidad de hablar de cosas tan profundas con ellas. Creo que nos hubiera cambiado a las tres. Me gustaría pensar que estarían muy orgullosas de lo que ha logrado la película.