Era noviembre de 2021 cuando Heiner Castillo Matarrita fue llamado para realizar una sesión de fotografía en una playa de Nosara, algo que acostumbraba hacer casi todos los días. Le presentaron a un joven canadiense que se esforzaba por hablar español, a quien no conocía del todo, pero que causaba sensación entre las personas solo por su nombre: Shawn Mendes.
Miles de fanáticos habrían pagado sumas exorbitantes por estar frente a la estrella del pop, pero Heiner, sin darse cuenta de la oportunidad que tenía en frente, continuó trabajando con naturalidad. Jamás imaginó que aquel encuentro casual lo llevaría a convertirse en amigo del cantante, quien años después lo llevaría a México como parte de su equipo audiovisual.
Así como suena: un costarricense se topó con Shawn Mendes sin saber quién era, y tan solo por tomarle algunas fotos, viajó al extranjero para capturar su magia durante el concierto que ofreció en la Ciudad de México, el sábado 16 de noviembre.
Más allá de parecer un cuento de hadas, esta historia también refleja el esfuerzo de Castillo, originario de un remoto pueblo de Guanacaste, entre Nosara y playa Ostional, donde enfrenta limitaciones que no se presentan en la capital ni en otras partes del país. Para él, fotografiar a Mendes no representó un eslabón hacia la fama, ya que su principal y único objetivo es hacer un buen trabajo para proveer a su familia.
Con una personalidad cálida, Heiner conversó con La Nación sobre sus encuentros con el músico, su impresionante trayectoria en el mundo de la fotografía –que también comenzó por casualidades– y su deseo de retribuir a sus padres todo lo que han hecho por él.
“Agradezco mucho esta oportunidad. No lo veo como ‘wow, vas a tener una gran fama después del concierto’, porque realmente eso va en aumento y luego se va. La fama no es importante; lo primordial para mí, y así se lo comenté al manager (de Shawn Mendes), es poder sacar adelante a mi familia. Lo importante aquí era sacar un buen resultado”, expresó el fotógrafo.
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Así fue conocer y fotografiar a Shawn Mendes
La primera vez que este costarricense se encontró con Shawn Mendes fue en la playa Nosara, en Guanacaste. Originalmente, fue convocado para tomar algunas fotografías a uno de sus amigos, y como ellos estaban acompañados por Mendes, se lo presentaron. El cantante se dirigía directamente al océano para practicar surf, por lo que Heiner no le dio mayor importancia en el momento.
A los minutos comenzó a llegar una multitud a la playa y la gente se volvía cada vez más impaciente. Incluso, según recuerda el fotógrafo, algunos fanáticos intentaron tocar el bolso de Mendes, quien lo había dejado a la orilla del mar. Heiner percibió que no querían robarlo ni sacar los artículos de su interior, sino simplemente tocarlo o tomarse una foto con el accesorio. Aun así, decidió tomar el bolso y atarlo a su trípode; mejor prevenir que lamentar.
Brevemente, el cliente original de Castillo salió del mar y le pidió si podía tomarle algunas fotos a Shawn. Castillo aceptó, por lo que continuó con su trabajo. Finalmente, cuando todos salieron del agua, intercambiaron números para coordinar el envío de las imágenes y acordaron verse en los días siguientes para realizar más sesiones.
La primera impresión de Heiner sobre Mendes fue la de un joven simpático, como cualquier otro turista en la zona. Hablaron en español sobre recomendaciones de actividades locales y el fotógrafo le sugirió algunos lugares para bailar música latinoamericana, detalle que sorprendió y fascinó al cantante, quien mencionó que había tenido una exnovia de México. Heiner no lo sabía, pero se refería a Camila Cabello, con quien había anunciado su ruptura públicamente pocos días antes, luego de dos años de una relación amorosa sumamente mediática.
Aunque más tarde Heiner buscó al cantante en redes sociales y se dio cuenta de la magnitud de su popularidad, continuó actuando con el mismo carisma que lo caracteriza. Fue hasta días después, cuando Mendes publicó sus fotografías y lo etiquetó en Instagram, que comprendió el impacto de su presencia digital. En poco tiempo, miles de personas empezaron a seguirlo e incluso se bloqueó su acceso a la aplicación.
Desde entonces, como el artista quedó satisfecho con el trabajo, entablaron una amistad. Han jugado voleibol juntos en la playa y cuando el cantante regresa a Costa Rica –lo cual hace con frecuencia– es común que se saluden y salgan a tomar fotografías. De hecho, durante uno de estos encuentros, el artista invitó a Heiner a formar parte de su concierto en México.
Aunque Castillo nunca había fotografiado un espectáculo musical en vivo, el canadiense confió en su talento para hacerlo y valió la pena.
Según relató el costarricense, desde su llegada a México la experiencia fue como “vivir un sueño”, aunque no estuvo exenta de contratiempos. Tuvo que adelantar su vuelo debido a las lluvias que acecharon el Pacífico y debió realizar algunos ajustes en su equipo, sumado a que experimentó nervios como nunca antes.
Aun así, durante la noche del concierto, tanto Mendes como Castillo vivieron una montaña rusa de emociones. Para el cantante pop, esta era su primera presentación en México, y para Heiner su primera sesión de fotografía en este estilo. Sin embargo, ambos lograron apoyarse mutuamente: el artista le expresó en varias ocasiones su agradecimiento, lo abrazó y lo alentó a superar los nervios. Quedó tan complacido con el resultado que, al despedirse, aseguraron volver a encontrarse en sus próximos espectáculos en Argentina.
“Ese día yo temblaba, sudaba, estaba con frío, las manos heladas y pensaba ‘¿qué es esto tan loco? (...). Shawn me dijo: ‘Es un sueño tuyo y es un sueño mío, es por los dos, así que disfrutémoslos y que esta noche sea mágica. La experiencia fue increíble, como un sueño, hasta ahorita caigo en cuenta que fue la realidad. Fue muy bonito”, añadió el fotógrafo.
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De trabajar en un hotel a dejar todo por la fotografía
A sus 33 años, Heiner Castillo ya puede decir que se dedica por completo a la fotografía independiente; sin embargo, antes de llegar ahí, comenzó lavando platos en un hotel. Al ascender a gerente en el mismo lugar, descubrió su pasión por la fotografía casi por casualidad.
Nunca había tocado una cámara, hasta que una huésped del hotel, la antigua fotógrafa de America’s Next Top Model Deborah Anderson, le pidió ayuda para tomar algunas fotos. Él quedó fascinado no solo con el equipo, sino porque la profesional lo felicitó por su trabajo. Desde entonces, quedó con la “espinita” de seguir explorando este mundo artístico.
Pareciera que el destino también quiso orientarlo en esa dirección, ya que tan solo cuatro días después, al abrir Facebook, vio que uno de sus amigos estaba vendiendo una cámara digital. Aunque no tenía experiencia con ningún aparato de este tipo y todavía no sabe qué lo impulsó, no dudó en hacer la compra.
Durante años, Heiner compartió en sus redes sociales fotografías de todo aquello que despertaba su curiosidad. Vivió momentos cruciales, como el encuentro con un fotógrafo de San José que le prestó su cámara profesional para capturar a unas tortugas marinas, y la motivación que recibió de otro profesional de National Geographic para seguir en este camino.
Con el tiempo, Heiner cambió de trabajo y se convirtió en fotógrafo en una escuela de surf en Nosara. Aunque desconocía los tecnicismos, tenía muchas ganas de aprender y mejorar cada día. Gracias a esta perseverancia y actitud positiva, hoy se dedica a la fotografía independiente.
Su primordial objetivo es apoyar a su familia, ya que su padre enfrenta una enfermedad que le está causando la pérdida de visión y, para recuperarse, necesita una operación urgente. Por ello, Heiner busca costear el tratamiento en el ámbito privado para que reciba la atención necesaria lo antes posible.
Además, anhela poder cubrir los gastos de toda su familia, especialmente los de su hermano pequeño de seis años, para que sus padres puedan relajarse y no tener que preocuparse por comprar medicinas o comida. Conocer a Shawn Mendes fue una casualidad afortunada, que lo impulsa a seguir disfrutando su profesión mientras persigue sus sueños.
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