
A continuación encontrará spoilers de la serie 'El eternauta’, que actualmente se encuentra disponible en Netflix. Si aún no la ha visto, le advertimos que se expondrá en el texto a detalles sobre la trama.
El eternauta lleva semanas causando sensación a nivel mundial, como una de las series de Netflix más vistas. La producción argentina, protagonizada por Ricardo Darín, no se queda en la superficie fascinante de una ciencia ficción cualquiera; sino que plantea cuestiones sociales, políticas e históricas más que pertinentes en la actualidad.
La serie –basada en una novela gráfica homónima (cómic), escrita por Héctor Germán Oesterheld en los años 50- narra una invasión alienígena en plena Buenos Aires; donde una inusual nevada y el aire tóxico hacen que miles de personas mueran con tan solo exponerse al exterior.
A partir de esto, un grupo de sobrevivientes acaba formando una especie de resistencia, que se las ingenia para salir adelante ante una amenaza que no acaban de comprender.
A la historia, además, la toca muy de cerca el contexto de dictaduras que azotó Argentina durante la segunda mitad del siglo XX. Oesterheld, el autor, es uno de los miles de desaparecidos por el sanguinario régimen militar de Jorge Rafael Videla, al igual que sucedió con su esposa, sus dos nietos, sus cuatro hijas y sus respectivos esposos.
Con esto como contexto, La Nación conversó con el músico Adrián Goizueta, quien llegó a Costa Rica a finales de los años 70 cuando tenía 21 años y tuvo que buscar el exilio debido a la represión del gobierno de facto de Videla.
Goizueta narró que, antes del boom de la serie, la historia de El eternauta ya le era familiar desde niño; pues el cantautor es contemporáneo a la creación del cómic original que, según detalla el músico, era un producto cultural importante en Argentina, sin llegar a tener la popularidad de Mafalda.
Además, ya en su juventud, y a punto de tener que huir de su país natal, se hizo muy cercano con la historia del autor, quien fue uno de los tantos desaparecidos a manos de la dictadura.
“En esa época también Rodolfo Walsh, un gran escritor argentino, sale con su novela Operación Masacre y luego él también es secuestrado. Era una época donde había una coincidencia, en ese sentido, de la persecución, que está reflejada en El eternauta permanentemente”, comentó Goizueta.
El reconocido cantautor no esconde su entusiasmo por la producción de Netflix y asegura que su estreno no pudo ser más oportuno, justo cuando en el orbe crecen los autoritarismos, el “capitalismo salvaje” promueve como única alternativa el individualismo y la “frivolidad” de la Inteligencia Artificial se impone.

En este sentido, destaca el mensaje central de “Nadie se salva solo”, que es casi un slogan de la serie y la valorización de los aparatos antiguos, pues la llegada de los extraterrestres dejó un apagón general, donde los carros y radios viejos se vuelven objetos indispensables.
“El mensaje también es muy claro: lo que salva es la humanidad. Frente a la brutalidad, salva la humanidad y sus mejores valores; frente a un mundo en el que han hecho creer a la gente que la felicidad es que te compres un carrito, adquieras un departamento y que una vez por año te vayas a la playa”, expresó el músico.
“Subyacen una serie de elementos que a mí me parecen fundamentales. De hecho que la gente ya trae camisetas con frases de la película. Como lo de “lo viejo funciona”, que ahora la usan los jubilados en las marchas de los miércoles contra Milei, que les ha limitado todos sus derechos y ahora marchan con esta gran frase”, añadió.
Por otra parte, Goizueta realza positivamente a las actualizaciones que aporta el guion y que pintan la diversidad de las sociedades latinoamericanas, al igual que a los detalles de humor que impregnan la serie de identidad local.
“Bruno Stagnaro y su equipo han hecho una adaptación que me parece muy correcta. También tiene actualizaciones formidables como el hecho de que Juan Salvo (personaje principal) sea excombatiente de la Guerra de Malvinas. Hay una serie de datos nuevos que le agregan mucho a la historia”, afirmó el líder del grupo El experimental.
‘El eternauta’ y Goizueta: de dictaduras e identidad latinoamericana

Adrián Goizueta, en apenas dos décadas de vivir en Argentina, vivió bajo una fila de dictaduras militares e impasses de “libertaduras”; que van desde el golpe de Estado que derrocó a Juan Domingo Perón en 1955 hasta el ascenso al poder de Videla en 1976.
Por eso, para él y tantos que sufrieron en carne propia las barbaries dictatoriales, El eternauta interpela de una manera distinta y trae a la retina varios paralelismos con estos regímenes.
Goizueta accedió presto y sincero a responder preguntas, brindando respuestas que plasman lo que representa la serie para él como argentino, exiliado político y artista latinoamericano.
—Las dictaduras entre toques de queda, secuestros y asesinatos hacen del exterior un peligro, tal cual como en la serie. ¿Cómo es vivir cuando salir es sinónimo de muerte y desaparición?
—Cuando vos veías por la mirilla de la puerta, había un tipo raro parado en la esquina y otro que venía, que eran como los cascarudos (una especie de escarabajos gigantes de la serie). Y después, de repente, se venía la operación rastrillo, que es un poco lo que hacen los bichos estos: cerraban los barrios e iban casa por casa, buscando si vos tenías, ni hablar de un libro de Lenin, pero con tener las canciones de Mercedes Sosa ya eras un sospechoso también.
“En la serie se ve eso, de que toca resistir a los embates de la represión. Eso fue de lo peor que nos tocó vivir y, además, irte enterando que tus amigos desaparecieron”.
“Así como en la serie los bichos entran a una iglesia, igual va a entrar la fuerza represora a todos los lugares. La única certeza que tenés es que tarde o temprano entra”.
—En Costa Rica hay sectores que, motivados por odios hacia ciertas poblaciones ven con buenos ojos el autoritarismo. ¿Será que no son conscientes de que, tarde o temprano, vienen por todos, como usted apunta?
—En Argentina había un general -un desgraciado- que con tal atrocidad dijo en uno de sus discursos: “Primero vamos a ir contra los dirigentes, contra los militantes, contra los activistas, contra los simpatizantes y por último contra los tímidos”.
“Imaginate vos lo que quiere decir eso. El autoritarismo surge de un populismo extremo que no conoce de valores ni conoce de amigos, porque uno de sus grandes lemas es destruir los puentes”.
—Ya usted mencionó las desapariciones, algo que de cierto modo ocurre en la serie. La hija de Salvo, aunque regresa con vida, está desaparecida durante un tiempo y ahí se retrata esa angustia...
—Ahí también, y no sé si será hilar muy fino, pero creo que entra otra lectura. En la dictadura había como tres categorías: si te iba bien te metían preso, si te iba mal te mataban o te desaparecían. Después había otra cuestión que se llamaban “los chupados”, era gente a la que prácticamente compraban y le decían: “Ok, no te torturamos más, pero vos tenés que colaborar”.
“Entonces algunos, muy pocos —bueno, los que no tenían bien sus principios y sus valores— salieron un poco como Clara (hija de Salvo). Me hizo acordar mucho eso, porque sí, vuelven con sus amigos y se parecen, pero no son. Ya no son. Ya están del otro lado, están en el otro bando".

—En la serie no tienen muy claro de qué se trata la amenaza: ¿esto puede suceder en una dictadura, especialmente en tiempos con poco acceso a la información?
—En la época de la dictadura todos sabíamos quién estaba detrás. Lo que por ahí no se sabía, y ahí sí es similar, es que detrás de los que nos reprimían y los generales que los mandaban estuvo la CIA con el plan Cóndor, que fue ideado desde un escritorio. Yo creo que detrás de todas las maldades más grandes siempre hay ese cerebro maléfico que manda el odio cósmico.
—Hay un punto donde deja de nevar y el aire es respirable otra vez. Pero aparecen personas controladas por los alienígenas. ¿Existe en las dictaduras esas fases de control luego del derramamiento de sangre?
—Las dictaduras también “dan oxígeno”, oxígeno a la fuerza. Previo a que volviera el peronismo, brevemente, le llamábamos la “libertadura”, en broma. Porque había oxígeno, lo mismo que en El eternauta, pero vos no sabías por cuánto. Es más, no duró mucho, rápidamente llegó Videla y ahí volvió a nevar.
“Ahí aparecen enemigos silenciosos, que vienen a querer convencerte de que es mejor así, que finalmente hay orden. O lo que pasa mucho acá con Chaves, que te dicen que ‘se necesita una mano dura’. ¿Para qué? ¿Para que te grite? Porque en realidad no solucionan nada, aunque con mentiras hacen creer que sí”.
—Finalmente, saliéndome del análisis de la trama. A usted como artista que defiende y abandera el crear desde Latinoamérica. ¿Qué le representa que una serie tan exitosa sea hecha en la región y cuente una historia que sucede acá?
—Me parece maravilloso que el mundo entero vea que los marcianos no hablan inglés y que los apocalipsis o los grandes momentos de la historia de la humanidad no tienen que ser vía Estados Unidos. Mi reflexión también es valorativa, con respecto a que hayan defendido a Netflix que fueran actores, actrices, este equipo técnico, creadores y directores argentinos y latinoamericanos.