
Cada día al despertar, Michelle Philpots está convencida de que vive en 1994. Su mente no registra ningún hecho posterior a ese año. Su esposo debe explicarle quién es, mostrarle fotografías y repetir el mismo ritual diario para reconstruir una historia que ella no puede recordar.
Esta es la historia real que inspiró una conocida película protagonizada por Adam Sandler y Drew Barrymore.
Michelle vive con amnesia anterógrada, una condición que le impide consolidar recuerdos nuevos. Cada amanecer representa para ella un reinicio total de su memoria.
No reconoce a su esposo ni sabe que se casó con él en 1997. Para ella, el tiempo se detuvo hace más de 30 años.
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El accidente que interrumpió el tiempo
En 1985, Michelle sufrió un accidente en motocicleta que provocó una lesión cerebral. No hubo fracturas ni señales externas graves, pero la secuela fue profunda.
Cinco años más tarde, en 1990, otro accidente reforzó el daño cerebral. El diagnóstico fue claro: amnesia anterógrada irreversible.
Desde entonces, su memoria funciona de manera fragmentada. Sus recuerdos abarcan únicamente hasta 1994, año que permanece fijo en su mente como una línea de tiempo suspendida. No puede registrar nuevos hechos más allá de ese punto.

Un amor que resiste al olvido
A pesar de la condición de Michelle, Ian Philpots decidió casarse con ella en 1997. Desde entonces, construyó una rutina meticulosa para ayudarla a comprender su vida actual. Cada mañana, él le explica que están casados, le muestra fotografías y la guía por una casa convertida en un enorme cuaderno visual.
Puertas, paredes y espejos están cubiertos con notas adhesivas. En ellas aparecen frases simples que le permiten orientarse. También hay fotografías, calendarios digitales, agendas electrónicas y recordatorios. Cada elemento está diseñado para ofrecerle claridad en un entorno que para ella siempre resulta nuevo.

Una rutina para no perderse
El celular le indica cuándo tomar medicamentos, preparar el desayuno o ir al médico. Las notas también contienen nombres de familiares, datos bancarios y tareas pendientes. Todo está pensado para que pueda entender su vida diaria sin depender exclusivamente de la memoria.
Aunque no recuerda haber conocido a su esposo, ni el día de su boda, Michelle conserva intactos los recuerdos anteriores a sus accidentes. Puede nombrar la dirección de su casa de infancia o cantar canciones de su adolescencia. Sin embargo, no recuerda momentos recientes ni celebraciones familiares.

Una vida en presente continuo
A pesar de sus lagunas de memoria, Michelle tiene presente el inicio de su relación con Ian. Esa conexión emocional inicial sostiene su vínculo. Aunque no lo reconozca al despertar, siente que debe amarlo.
En su casa, una pizarra muestra una frase escrita por ella misma: “Hoy es un buen día. Vivo aquí. Ian es mi esposo. Todo está bien”.
Cada día es una oportunidad para reconstruir su realidad. En medio de la amnesia, esta pareja encontró una forma de convivir con paciencia, constancia y afecto.
La historia de Michelle se convirtió en una referencia real de la película Como si fuera la primera vez, que llevó esta situación a la ficción y conmovió al público internacional.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.