
La destacada ciclista Gloriana Quesada viene de dejar en alto el nombre de Costa Rica, una vez más, al ganar el oro en los Juegos Centroamericanos Guatemala 2025 en la prueba de contrarreloj individual.
Sin embargo, su enorme triunfo también sabe s dolor y así lo contó sin filtros y entre lágrimas en una reciente entrevista para el programa Íntimo, de OPA.
Quesada rompió en llanto al revelar que su hijo Franco, de dos años y cinco meses, generó un rechazo contra ella, luego del tiempo que pasó fuera del hogar, concentrada para la competencia regional.
La pedalista explicó que hizo un campamento de altura por más de un mes y también participó en la Vuelta a Costa Rica (donde fue la costarricense con mejor participación) y relató que lo más duro ha sido enfrentarse al rechazo de su bebé.
“Mi esposo le decía: ‘Pero Franco, durmamos los tres’. Y él: ‘No, mamá, váyase. Solo quiero a papá’. Y me fui y me encerré en el cuarto. Mi esposo me llamaba y me decía: ‘Venga, él no sabe’. Yo sé que no sabe, pero no me imaginé que lo fuera a resentir”, narró consternada.
“Yo lo llamaba y no quería hablar conmigo. Hizo su primer concurso de natación y me lo perdí. Se soltó a hablar y me lo perdí. Son cosas que no vuelven”, añadió.
La deportista afirmó que “lo que la salva” de esta difícil situación es saber que nunca va a recriminarle a su hijo el haberse privado de seguir su vida profesional por él.
“Al final de cuentas este también es mi sueño y me toca tragarme eso. También me hace sentir muy orgullosa del equipo que formé con mi esposo.
" Él hizo un lazo hermoso con mi hijo y al inicio no era así. Al inicio era: ‘Mamá, mamá, máma’ y ahora: ‘Papá, papá, papá’ para todo”, comentó.
“Eso también me pone muy orgullosa, pero sí me duele”, sentenció.
Este no es el primer momento adverso de Gloriana Quesada en su maternidad. Anteriormente, la medallista detalló a La Nación que sufrió depresión posparto.
”Mi madre siempre me explicó la parte bonita de ser mamá, pero no la que a mí me podía golpear. La depresión posparto me afectó muchísimo, la falta de sueño, una lactancia fácil, pero que yo no disfrutaba.
“Mi bebé, Franco, fue un santo porque se portó superbién, pero yo, a nivel químico mental, no estaba tan equilibrada y la pasé mal”, confesó Quesada.

