Hasta el domingo 25 de agosto, la periodista, gestora y escritora Karina Salguero Moya será la cabeza del Teatro Nacional, una de las instituciones más emblemáticas e importantes del país. Presentó su renuncia el pasado jueves al prever diferencias de visión en el Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) y no tener entre sus planes aceptar el viceministerio de esa cartera.
La mañana de este viernes, en esta entrevista con La Nación, la funcionaria que sostuvo las riendas de este teatro durante la pandemia del covid-19, la construcción de la tramoya metálica y la restauración del foyer, nos cuenta más detalles acerca de su salida, que significa un importante remezón en el MCJ.
Este viernes se anunció que el administrador y músico Guillermo Madriz asumirá el puesto en el Teatro Nacional a partir del 26 de agosto.
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–Usted ha trabajado en dos administraciones diferentes al frente del Teatro Nacional. ¿A qué se debe que decidiera no seguir en la dirección en este momento?
–He trabajado muy fuerte junto con el equipo del Teatro Nacional y todas las alianzas estratégicas para lograr dejar una institución que funciona de manera dinámica y genera valor público, de la mano de los sectores artísticos independientes. Estoy cerca de llegar a los seis años de gestión en el Teatro y una larga trayectoria en el sector de la cultura, considero que este es el momento de salir de manera respetuosa sin llegar a profundizar en diferencias de visión de las culturas.
–En su carta al ministro de Cultura detalla que las razones de su salida son personales. Sin embargo, esta es la semana en que el Teatro Nacional ha estado en medio de las críticas por el cambio de logo ordenado por el jerarca (Jorge Rodríguez Vives) y él dijo que el cambio mostraba que en Cultura no hay ¿principados”. ¿Tiene que ver esta situación con su salida? ¿De qué forma influyó o aceleró su decisión?
–Mi salida anticipa diferencias. Mi opinión en relación con su pregunta es que todas las instituciones tienen una misión y una visión; no comprendo la referencia a los principados. En mis palabras, el Teatro Nacional es un motor de generación de valor público y rinde homenaje a su identidad de más 127 años. La polémica debe ser para que los jerarcas escuchemos a la sociedad civil como ejercicio democrático y sepamos servir con fines públicos. Si bien es una decisión entre oficinas de prensa, considero que es momento de agradecer a una sociedad que aprecia la cultura y el significado de sus símbolos.
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–En esta polémica, muchas voces claman que el Teatro Nacional debe ser una institución apolítica. ¿Cuál es su posición al respecto ?
–Tengo respeto por las políticas públicas y considero que todo acto humano es político, pero coincido en que el Teatro Nacional tiene que responder a su ley vigente y cumplirla y eso debe prevalecer, aunque difiera de una estrategia de política partidaria.
Estoy cerca de llegar a los seis años de gestión en el Teatro y una larga trayectoria en el sector de la cultura, considero que este es el momento de salir de manera respetuosa sin llegar a profundizar en diferencias de visión de las culturas.
— Karina Salguero, directora del Teatro Nacional
–De acuerdo con su experiencia, ¿se ha tratado de politizar al Teatro Nacional? ¿Qué contrapesos hay para evitar esta situación?
–El principal contrapeso del Teatro Nacional es el mismo que fortalece la democracia y el Estado de derecho, es decir, los ciudadanos y ciudadanas. Y quienes toman su tiempo para manifestar lo que sienten y proponer mejoras, deben ser escuchados y escuchadas. Las decisiones finales deben reflejar escucha.
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–¿Qué papel debe tener idóneamente esta entidad en el engranaje del Ministerio y en la cultura nacional?
–El Teatro Nacional es un modelo de institución que cuenta con una estructura que le permite cumplir una ley, que llama a la conservación del edificio histórico para el uso y ejercicio de los derechos y deberes culturales, además de promocionar las artes escénicas en toda su diversidad al más alto nivel artístico. Debe fortalecer identidad y servir al territorio nacional, por eso generamos programas de giras de teatro a lo largo del país.
“El Teatro Nacional fortalece al Ministerio de Cultura y le genera valor público, pero debe mantenerse como órgano desconcentrado porque su función pública es también la de un monumento histórico; es decir, es más que un programa presupuestario de una cartera”.
–El ministro Jorge Rodríguez Vives tiene poco más de un mes en el cargo. ¿Cómo fue su relación de trabajo? ¿Tuvieron roces y otras diferencias?
–Mi relación con el señor jerarca Jorge Rodríguez es profesional; él conoce mi trabajo y lo ha destacado siempre. Hemos tenido pocas interacciones porque tan solo lleva un mes en la cartera, pero me expresó su voluntad de que trabajara junto a él al más alto nivel de la estructura del MCJ, lo cual agradezco, pero no en este momento. Hemos tenido diferencias de visión, pero me siento bien por haberlas expresado siempre.
–¿Le interesaría otro puesto en el ámbito cultural?
–Siempre llego a instituciones o proyectos que están sufriendo situaciones de riesgo; para mí es un placer entrar a trabajar aún en crisis y buscar cómo mejorar las condiciones. El sector social lo necesita, siempre voy a aceptar misiones que generen mejores sociedades.
–Asegura que deja una institución “sólida y en mejores condiciones” que las que recibió cuando llegó al puesto. ¿Cuáles son los principales desafíos del Teatro Nacional en la actualidad?
–Finalizar los proyectos que dejó en implementación: sistema contra incendios, y sistema eléctrico. Y cuidar a la institución para que pueda seguir creciendo, alejada de la improvisación.
¿Retos para el Teatro Nacional? Finalizar los proyectos que dejó en implementación: sistema contraincendios, y sistema eléctrico. Y cuidar a la institución para que pueda seguir creciendo, alejada de la improvisación
— Karina Salguero, directora del Teatro Nacional
–¿Qué hará ahora al dejar la dirección del Teatro Nacional?
–Voy a considerar posibilidades, pero aceptar el viceministerio de Cultura no era una opción.
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