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2. Julieta Carrillo Fraustro también frecuenta la cerámica artística. Aquí se la ve junto a nueve manzanas de fibra de vidrio. (Luis_Parajeles_M.)
Santiago tenía nueve años y una manzana; Nemesio también, pero él vive en otro cuadro. En realidad, están en nueve pinturas que la madre de ambos ha creado para que sus historias de penas y alegrías nos conversen: son hermosos retratos que nos hablan cara a cara.
La artista mexicana Julieta Carrillo Fraustro pintó aquellas obras y las expone en la muestra 9 manzanas: Reflexiones sobre aceptación e inclusión, junto a una escultura, tres paneles, una instalación y un video. La exhibición nos espera en la Galería Nacional.
Hace diez años, en México, la artista dio a luz trillizos: una niña y dos niños. Estos últimos presentan discapacidades físicas, como displejía espástica, un trastorno que causa rigidez en los músculos de las piernas y los brazos, y dificultades para asir objetos, gatear y caminar.
El lento desarrollo del lóbulo frontal del cerebro impedía también que uno de los niños controlase sus emociones, aunque, a sus diez años, ya puede hacerlo gracias a su propio esfuerzo y al apoyo familiar y terapéutico.
Carrillo desea que su experiencia sirva para hacernos pensar en las personas que presentan habilidades especiales, en sus derechos y en la necesidad de que reciban la atención que les permitirá superar sus desventajas, a veces completamente.
Sin embargo, y además, la exhibición que Julieta Carrillo nos brinda es arte: estupendo arte que impresiona por sus dimensiones, su maestría y su calor.
Todo el espacio. En Costa Rica, Carrillo siguió cursos con los artistas Joaquín R. del Paso y Luis Tenorio , quien le enseñó los secretos del retrato y a trabajar en gran dimensión. ¿Por qué ese tamaño: “Para lograr un impacto mayor: es como gritar a los cuatro vientos”, responde Carrillo.
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4. La sonrisa de Sofía, una de los trillizos. Acrílico. 161 x 121 cm. Año 2015. (Luis_Parajeles_M.)
Para ejecutar un retrato, Julieta tomó primero fotografías de un niño; eligió una y, sobre ella, trazó cuadrículas que repitió (en dimensiones mayores) sobre el lienzo. Las correspondencias de los cuadrados (de la foto y del lienzo) le facilitaron el dibujo de los niños y de los objetos. Luego aplicó una veladura (color) uniforme de un tono durazno. “Me gusta este color porque sugiere calor y vida”, expresa Carrillo.
A continuación, ella aplicó los otros colores, empezando con los más obscuros y terminando con los que insinúan luces. La artista trabajó con pinceles medianos y curvos, lo que le permitió imponer trazos amplios, que dan una sensación de plenitud.
Sus retratos llenan todo el espacio y deben contemplarse a cierta distancia. Estas obras se componen de cuatro elementos: un niño, una manzana, un plano verde y palabras. “El color verde representa una pizarra de escuela porque todos seguimos aprendiendo”, explica Julieta.
La manzana es ubicua pues se halla también en las instalaciones. Para la artista, esta fruta alude a la anécdota atribuida a Isaac Newton, según la cual le cayó una manzana, y esto lo condujo a descubrir la gravitación universal.
“Imaginemos que a todos nos cae también una manzana que nos pone a pensar: en este caso, en la existencia de personas distintas, en sus derechos y en cuál debe ser nuestra actitud ante ellas”, manifiesta Carrillo.
Nueve manzanas. Los cuadros no llevan título. “Quisiera que, ante cada pintura, las personas imaginen una explicación de la escena e inventen un título: ‘El niño está feliz, lo regañaron, se ha aislado del mundo, le narran un cuento...’. Las frases escritas en el lienzo también inducen al espectador a combinarlas con las pinturas”, imagina la creadora.
Las manzanas “ruedan” por estas dos salas de la Galería Nacional. Son muy grandes porque han salido de la cosecha de la imaginación. Nueve están en los cuadros. “Comencé estas pinturas cuando mis hijos tenían nueve años”, precisa Julieta.
Otras nueve manzanas se han vestido de tres dimensiones y penden de hilos; una manzana, aun más grande, nos espera sobre un carrito de supermercado.
Las manzanas-objetos son grandes. Carrillo hizo primero una de arcilla que cubrió con un molde; lo separó en mitades que, al llenarse de fibra de vidrio, produjeron una “manzana” que Julieta pintó luego con acrílico rojizo. El escultor Erick Cardoza la ayudó en la factura de estas manzanas de fibra de vidrio.
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6. “Yo tengo un sueño”, frase de Martin Luther King que acompaña a esta pintura. Acrílico. 161 x 121 cm. Año 2015. (Luis_Parajeles_M.)
Una pizarra escolar se ve llena de nombres y de mensajes de simpatía escritos por niños y padres de familia, visitantes de la exhibición.
Un video presenta retratos de 65 personas que influyeron en los tres niños en los cuatro años que han vivido en Costa Rica. El video presenta música escrita por David Calderón e interpretada por Nemesio. Un código QR permite que los asistentes reproduzcan el video en sus computadoras.
Señal en verde. Tres paneles reproducen preguntas y respuestas de hojas escolares. Un niño ha respondido con palabras “inexactas” (como ‘pastel’ en vez del esperado ‘queque’), y el maestro o la maestra las tacharon porque eran “incorrectas”.
Para la artista, esos ejemplos (reales) exponen la insensibilidad ante niños que pueden tener otras formas de pensar. Sobre los paneles, la artista reprodujo, a mano, las hojas escolares. Junto a los paneles, Carrillo ha transcrito diálogos madre-hijo que cuentan la historia de los “errores”.
Uno de los hijos de Julieta Carrillo carece de visión de profundidad por una insuficiencia en el cuerpo calloso del cerebro (que coordina los hemisferios), pero la terapia lo ha ayudado, y ahora puede movilizarse con seguridad. “Se avanza. Por eso estamos en verde: el verde de las pizarras”, expresa la artista.
Los trillizos gustan de la música. Sofía toca el piano; Nemesio, la guitarra, y Santiago, el violín.
Un carrito de supermercado tiene encima una gran manzana: un hemisferio de ella se ve pulido y brillante, pero el otro es irregular: “Las dos caras de cualquier recién nacido”, señala Julieta.
“Cuando una está embarazada, parece que fuera por un supermercado poniendo, en un carrito, todas las cualidades que desea para su hijo; pero luego no nacen así, y debemos educarlos y ayudarlos”, añade la artista.
Palabras amigas. Los cuadros incluyen frases de personas que han tratado de incluir a otras personas: extranjeros, discapacitados, parias... Hay pensamientos de Charles Darwin, Mohandas Gandhi y Albert Einstein, entre otros personajes. Las frases aparecen escritas en su idioma original, pero se traducen al español en las cédulas.
“Como padres, nuestra responsabilidad con nuestros hijos es ‘pulirlos’ y ‘abrillantarlos’: ayudarlos en lo que sea posible para que desarrollen sus aptitudes. Sin embargo, cuando ellos tienen habilidades especiales y no pueden lograr algunas metas, los padres debemos apoyarlos para que adquieran autoestima, para que acepten su diferencia y sean capaces de tolerar la burla y la exclusión”, expresa Julieta.
Además de artista, Carrillo es psicóloga especializada en evaluación de personal y en psicoterapia individual y de pareja.
“Pintar es un placer. Ya de niña dibujaba mucho. Antes de dar a luz debí estar varios meses en cama porque mis hijos serían trillizos: un embarazo de alto riesgo, y pasé ese tiempo pintando en lienzos”, recuerda.
En México, Julieta Carrillo siguió cursos de dibujo, arte mural y cerámica. Ha participado de cuatro exposiciones colectivas en Costa Rica y de 18 en México, donde también brindó dos exhibiciones individuales. 9 manzanas es su primera muestra individual en nuestro país.
“El arte es un medio para expresar una necesidad personal, y para tocar el corazón y el entendimiento de otras personas. Me gustaría llevar esta exposición a otros lugares de Costa Rica”, revela la creadora.
La exhibición ofrece hojas para colorear en las que aparecen nueve distintas manzanas destinadas a que los niños las pinten. Julieta finaliza: “Todas son diferentes, todas son manzanas”.
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Valentía y sensibilidad
"Conocí a Julieta Carrillo cuando llegó a unos cursos sobre arte contemporáneo que yo impartía. Luego seguimos viéndonos en un taller de pintura. Julieta ya pintaba, pero quería mejorar aspectos técnicos. En su muestra, Julieta utiliza un repertorio de medios muy variado. Ella es valiente, apasionada y de una presencia de ánimo envidiable. Vale la pena visitar su exposición". Joaquín R. del Paso, artista.
“La obra de Julieta Carrillo es muy íntima y está colmada de grandes significados. Ella no se queda en la plástica ni busca solo agradar: su obra toca el corazón y la razón. Su sensibilidad le ha permitido aprender apropiarse de las herramientas del retrato: no para copiar los rostros, sino para plasmarlos según su lenguaje personal: un lenguaje que nos llega en voz muy alta". Luis Tenorio, artista.
La exposición se ofrece en la Galería Nacional de Costa Rica (en el Museo de los Niños) todos los días hasta el 30 de junio. Tel. 2223-3551.
Dirección de la artista: julieta.carrillo.fraustro@gmail.com