La voz de Cyrille Aimée emana una frescura que abraza al oyente irremediablemente. Con ella, la audiencia queda cautivada, no solo por su destreza vocal, sino también por su simpatía en el escenario. Es tan afable y graciosa que es fácil ser embebido por su encanto.
Un Teatro Nacional repleto acogió a la cantante franco-dominicana y al pianista galo como si fueran una dupla inseparable, dando la impresión de que se presentan juntos todos los días. Entregaron poco más de una hora de show en el que repasaron cuanta propuesta les entró en gana, siempre con prestancia, precisión y mucha libertad interpretativa.
El repertorio incluyó, entre otros, temas originales de Aimée —varios de ellos en español—, así como Beautiful Way, el título que abre su más reciente álbum. À Fleur De Peau (2024) es un maravilloso trabajo discográfico nominada a los Grammy en la categoría Traditional Pop Vocal. De este disco sonaron pocas piezas, pero sin duda vale la pena escucharlo, pues es una excelente muestra del dinamismo compositivo de esta artista y de los diferentes colores que proyecta al cantar.
En el concierto, la variedad también fue un atributo. El dúo ofreció una excelente versión de Amapola (de Juan Luis Guerra), así como otra solemne adaptación de La Foule (popularizada en francés por Édith Piaf, pero originalmente en español Que nadie sepa mi sufrir).
En otra faceta interpretaron —a piano, ukelele y voz— la pieza Benjamin, una dulce melodía que podría ser aplicable para canción de cuna, y la romántica You are so Beautiful (Billy Preston). Entre los últimos temas, también incluyeron Is This Love, de Bob Marley, que pasó de ser un reggae a una balada coreada colectivamente. Las partes en las que el público se unió para armonizar sus melodías fueron tan emocionantes como entretenidas.
Las evidentes raíces jazzísticas de Aimée y Mathis afloraron con varios standards. En ellos, los temas principales se transformaron, extendiéndose y variando en pasajes en los que el piano viajaba solo, o en otros en que la cantante improvisó sin letra alguna, pero con evidente inspiración.
El instrumentista demostró maestría al aportar calidez, velocidad y jugueteo desde las teclas. Cyrille sorprendió con su voz, capaz de adaptarse a diferentes géneros, lenguas y, casi que simulación de otros instrumentos, pues a veces, en los momentos en que hacía scat (o tarareos) podía simular lo que haría una trompeta o una guitarra eléctrica.
Cyrille, si bien vive en New Orleans, tiene una casa en Costa Rica. Esto nos permite imaginar, con optimismo, que en el futuro dará más conciertos en el país. Si ese es el caso, no dude en verla. Dejarla pasar sería privarse de un lujo musical.
EL CONCIERTO
ARTISTA: Cyrille Aimée con Mathis Picard
LUGAR: Teatro Nacional
FECHA: 18 de enero
ORGANIZACIÓN: Teatro Nacional