
La vez anterior, en que la mexicana Julieta Venegas visitó Costa Rica, en el 2022, su presentación ocurrió en el marco de un Festival Picnic. Para esa ocasión, en un tiempo limitado, se enfocó principalmente en temas reconocibles, haciendo un recordatorio de que su discografía está cargada de hits inolvidables.
En esta última ocasión, su enfoque fue otro, permitiéndose dedicar una buena parte de su setlist a interpretar temas de su más reciente álbum, Tu historia (2022). Ese trabajo, influenciado fuertemente por el electro-pop, está cargado de resultados musicales que son inesperados, sobre todo para quien ha estado más familiarizado con la Julieta Venegas del rock con sensibilidad y los ritmos folklóricos mexicanos.
Con esta alternancia, Bien o mal se ganó los aplausos con tan solo tomar el acordeón, en una imagen que no cesa de encantar a la audiencia. Luego, en Algo está cambiando o en Pura fantasía, se sentó frente al teclado, mientras que en la enérgica Esperaba se despojó de los instrumentos y deleitó contoneándose por tarima.
Para Mismo amor, más bien, fueron pocas las capas de sintetizadores, con el bajo y una batería minimalista haciéndole más espacio a la voz de la cantante, siempre agradable al oído, siempre cautivadora.

El respaldo de su banda de tres músicos le permitió alternar con soltura entre todos los formatos posibles. La entremezcla de todas esas encarnaciones provocaron dinamismo y permitió apreciar, inclusive visualmente, la versatilidad que ofrece su música. Un elegante juego de luces contribuyó a marcar la identidad de cada tema interpretado, con solemnidad cuando correspondía, y otras veces más bien ofreciendo movimiento lumínico.
El sonido en el Palacio de los Deportes nunca puede estar bien y eso no fue la excepción de este miércoles 19 de noviembre. La misma artista se refirió el respecto cuando dijo que su ingeniero de sonido “hace lo mejor que puede con los rebotes”, en tono de disculpa o resignación. Esta es una problemática permanente del lugar; la buena acústica no conoce este recinto. Desde la tribuna, lamentablemente, hubo dificultades para comprender con claridad las letras y apreciar los detalles de los arreglos.
Por otra parte, los rebotes generados en el espacio triplicaron la euforia de los aplausos ensordecedores, que replicaban especialmente a los temas más conocidos de la noche, como Eres para mí, Andar conmigo (en una versión más reposada), Lento, Me voy o El presente, en una versión cercana a un corrido, con mucha vida. Todos estos temas quedaron al final del repertorio, como un postre que se extendió por varias canciones.

No creo que haya sido mera casualidad la notoria separación entre los temas recientes para la primera parte y los infaltables acumulados para la segunda. La ocasión sirvió para identificar la renovación presente en el repertorio de la mexicana, donde abunda la frescura y, por supuesto, el relato sensible que acerca a la audiencia a la reflexión sobre el pasado, las despedidas, la alegría vivida y la incertidumbre incesante.
Cuando la nostalgia tuvo lugar, en un tema titulado justamente La nostalgia –y que suena perfectamente a eso–, la mexicana reflexionó sobre el hecho de que las ausencias y los deseos son parte de lo que nos construye. Cada tema es un relato con vida propia y una oportunidad
Afortunadamente, la audiencia manejaba al dedillo muchas canciones de principio a fin, y ahí fue cuando como público pudimos sentir la nostalgia en carne propia, así como de todo lo que nos ilusiona.
El concierto
- Artista: Julieta Venegas.
- Fecha: 19 de noviembre de 2025.
- Lugar: Palacio de los Deportes.
- Organización: LM Producciones y Niumark.