
En medio del bullicio de las construcciones en Costa Rica, suelen alzarse pequeñas casitas improvisadas de madera y zinc. A simple vista parecen bodegas, pero en realidad son “baches”: hogares provisionales donde residen trabajadores nicaragüenses que llegaron al país en busca de oportunidades para sostener a las familias que dejaron a cientos de kilómetros, al otro lado de la frontera.
Esa realidad, dura y silenciosa, fue plasmada con sensibilidad en Bachero, el documental del costarricense Roberto de la Ossa.
Su obra viajó más allá de nuestras fronteras para llegar hasta el Festival de Cine y Derechos Humanos de Barcelona en 2022, donde aunque no obtuvo un premio, fue seleccionado para ser proyectado durante el evento.
Además, el filme logró abrir un espacio de reflexión sobre la dignidad laboral y el vínculo humano que une —y a veces separa— a costarricenses y nicaragüenses.
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Voces desde los baches
El documental, de 30 minutos de duración, recoge los testimonios de varios hombres que trabajan en Santa Teresa de Cóbano, Puntarenas. Sin revelar sus nombres, pero mostrando rostros curtidos por el sacrificio, relatan lo que significa dejar atrás a los suyos y enfrentar una travesía que suele ser clandestina, peligrosa y marcada por la incertidumbre.
Uno de ellos recuerda: “Venimos arriesgándolo todo, y llegar al objetivo es cuestión de suerte”. Otro afirma que necesitó 36 horas para cruzar la frontera, entre amenazas de robo y riesgo de perder la vida a manos de “vándalos”.
La mayoría dejó los campos de cultivo en Nicaragua para adentrarse en un oficio que aprendieron de improviso: la construcción. “Como nicaragüenses que somos, al trabajo que sea le hacemos”, dice con firmeza otro de los protagonistas.
Los días están moldeados por la rutina: hacen fila desde las 5 a. m. para bañarse, cocinan arroz, frijoles, huevos o plátano maduro, y lavan a mano su ropa en una sola pila compartida. Duermen en camarotes y, en su mayoría, sin colchones.

Sus manos, que alzan paredes, también se encargan de cocinar y ejercitarse con improvisadas mancuernas de concreto. Y en los momentos libres, el balón de fútbol rueda en la arena de la playa como un recuerdo breve de la vida sencilla antes de la migración.
Bachero también se adentra en el vacío que la migración deja atrás.
De la Ossa viajó a Nicaragua para hablar con esposas, hermanas e hijas de los trabajadores. Ahí, frente a la cámara, las lágrimas y la nostalgia se volvieron testigos mudos de lo que significa tener a un ser querido lejos, sosteniéndolo todo con remesas y pactos de regreso, si algún día mejora la situación en el país vecino.
Arte para transformar realidades
Aunque fue concebido como un proyecto independiente, Bachero no se quedó en una pantalla. Recientemente se convirtió en un catalizador de iniciativas para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores de la construcción.
En 2024, la firma NO Architects Designers Social Artists donó planos arquitectónicos para diseñar baches más dignos, disponibles de manera gratuita en la página www.robertodelaossa.com/bachero.
Poco tiempo después, un grupo de académicos, arquitectos y activistas elaboró un manual de derechos humanos para constructoras, también abierto al público en la página web, con el fin de sentar las bases de un trato más justo y humano a quienes sostienen buena parte de la industria de la construcción.

El ingeniero detrás del lente
Roberto de la Ossa es ingeniero industrial de profesión, pero el cine llegó a su vida como un llamado. Entre fórmulas y proyectos laborales encontró en este documental la posibilidad de transformar su visión. “Cuando ves la realidad de una población migrante, es otra cosa”, comentó.
En entrevista con La Nación, De la Ossa reveló que trabajar en Bachero le tomó un año y medio y le removió fibras profundas. Afirmó que no se trató de una denuncia, sino de un puente de entendimiento: “Mi misión es cambiar nuestra relación con ellos. Que cuando los veamos en la calle, con su gorrita, sus botas y su maletincito, sepamos quiénes son realmente: hombres con historias de sacrificio”, mencionó.

En Santa Teresa, las contradicciones se vuelven paisaje: mansiones millonarias que conviven con baches hacinados. Según de la Ossa, esa desigualdad, dura, pero real, es el telón de fondo que el documental quiso visibilizar.
Hoy Bachero resuena en medios nicaragüenses y se encuentra disponible de manera gratuita en la plataforma Vimeo. Más allá de una proyección, dejó sembrada la reflexión de que las paredes que se construyen también deberían sostener dignidad, y que detrás de cada obra de cemento hay historias de sueños y esperanza.