
Silvia Pinal falleció en noviembre del 2024 y, como sucede en casi toda muerte de una figura importante, en medio del luto que envuelve a la familia, la herencia surgió como ese invitado frívolo e incómodo que con su llegada siembra expectativas, dudas y hasta conflictos.
En el caso de Pinal, su legado patrimonial habría causado sorpresa entre sus hijos: Sylvia Pasquel, y Alejandra y Luis Enrique Guzmán. Así lo afirmó, Efigenia Ramos, quien fuera asistente de la diva durante 35 años.
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De acuerdo con Ramos, cuando los hijos de la actriz fueron conscientes de la suma de dinero que dejó su madre quedaron estupefactos, pues nunca creyeron que la matriarca hubiera sido tan responsable con sus finanzas.
En entrevista con la reconocida periodista mexicana de espectáculos, Matilde Obregón, Ramos contó que la confianza y complicidad que la unió a su jefa fue tal que, ella era la única que tenía noción de la gran fortuna que hizo y conservó a lo largo de los años, pues era la encargada de llevar todas las cuentas de la actriz.
Efigenia indicó que, más que recibir reclamos de los hijos de Pinal, cuando les entregó cuentas, Sylvia Pasquel y Alejandra y Luis Enrique Guzmán no daban crédito de todo el dinero que su madre tenía ahorrado.
“En algún momento, yo creo que ellos pensaron que mi jefa no tenía nada de dinero y, cuando se dieron cuenta, de lo que tenía, la verdad... se impactaron mucho porque no lo sabían”, comentó la asistente.
En esa línea, destacó que la actriz fue una mujer muy responsable con el patrimonio que construyó, a lo largo de su carrera. “Era una mujer muy organizada, siempre hizo sus movimientos como tenía que hacerlos”, precisó.
La asistente también recordó cómo fue la mancuerna laboral que hizo con doña Silvia, con la que comenzó a trabajar en 1990.

Originalmente, Efigenia trabajaba para Tulio Hernández, esposo de la actriz (durante 13 años), en el comité directivo del PRI; ella era su secretaria y encargada de ver todo lo relacionado con las audiencias y las giras del exgobernador de Tlaxcala.
Sin embargo, cuando la recordada figura de Mujer, casos de la vida real, se iba a lanzar como diputada, Hernández pidió a Efi, como se le conoce a la mujer, que comenzara a trabajar con su esposa.
La forma tan efectiva de trabajo entre las dos llevó a doña Silvia a pedir a Ramos que siguiera trabajando para ella cuando dejó la vida política y se abocó a sus compromisos en el teatro y la televisión.
La vida personal de Efi transcurría, simultáneamente: se casó y Pinal firmó como una de sus testigos y, al nacer su hijo Aldo, el pequeño tuvo que padecer las largas ausencias de su madre, quien, algunos días, trabajaba jornadas de hasta más de 10 horas.
“Cuando mi hijo escuchaba el teléfono, empezaba a llorar, porque sabía que ya me tenía que ir (a trabajar). Yo le decía: ‘A ver, primero la conocí a ella, luego a ti’. Era vacilándolo, pero él tenía que entender que teníamos que trabajar para abrirle camino en la vida”, expresó.

A diferencia de lo que se podría pensar, Efigenia nunca se mudó a la casa del Pedregal, sino que iba y venía, cuando la actriz la necesitaba, situación que produjo que, en ciertos momentos, descuidara su matrimonio, el que se disolvió legalmente hace siete años.
Ramos comentó que su esposo le fue infiel en dos ocasiones; descubrió su engaño cuando leyó las conversaciones del celular de su marido.
“Lo descuidé y otras me ganaron, así nos pasa cuando trabajamos mucho y estamos más metidas en otras cosas, el marido se va a otro lado.
“(Me fue infiel) dos veces, en un año, yo lo caché viéndole el teléfono; dejó su teléfono en la cocina y lo empecé a ver porque le llegaban muchos mensajes. Llegamos a un acuerdo de que no lo volvería hacer y, tres meses, después, lo hizo de nuevo”, detalló.
Sin embargo, Efigenia se encuentra muy contenta porque, ahora que volvió a casa, puede disfrutar del tiempo que nunca tuvo con su hijo, quien se dedica a preparar y repartir comida, negocio al que ya se le ha unido su madre.