
Gachi Ferrari, una figura icónica de la televisión argentina de los años 70 y 80, conocida por su carisma como modelo y conductora de populares programas infantiles como El libro gordo de Petete y El club de Anteojito y Antifaz, tuvo un punto de inflexión inesperado en su vida.
Mientras su carrera estaba en su punto más alto, Gachi planeó un año sabático. Ella no imaginó que esos 12 meses se transformarían en cuatro décadas. Se enamoró del empresario italiano Lando Simonetti, su actual marido. Eligió dejar todo atrás, se embarcó en una nueva aventura y se sumergió en la misma pasión de su amor: el mundo de la moda.
Como si tuviera la receta exacta para cada profesión, la ex Chica para ti disfruta hoy de su presente. Goza de su vida como lo hacía en los años 70 y 80, cuando brillaba como modelo y conductora de programas infantiles.
Gachi, la chica inquieta
Su espíritu inquieto la acompaña desde la adolescencia. Con la intención de generar su propio dinero, se inscribió para ser promotora en una agencia. En una de sus visitas a un stand, llamó la atención de un fotógrafo. Este le manifestó su deseo de retratarla. “Comencé a hacer publicidad. Luego me llamaron de Para ti (revista argentina). Ahí arranqué con La chica para ti. Realizaba la nota de tapa, belleza y moda. Al día siguiente, hacía la retirada de tapa... Trabajaba muchísimo”, recordó en diálogo con La Nación de Argentina.
Fue tal la repercusión de aquellas producciones fotográficas que el artista gráfico Manuel García Ferré la contactó para conducir El libro gordo de Petete. Junto al pequeño pingüino de color rojo y amarillo, quien usaba un gorro de lana con un pompón y un chupete, presentaba la adaptación de la historieta en la televisión. Se trataba de un microprograma de unos minutos.
Cada noche brindaban información de una gran enciclopedia. “El libro gordo te enseña, El libro gordo entretiene y yo te digo contenta, hasta la clase que viene”, decía al despedirse. Este eslogan hasta el día de hoy permanece en el recuerdo de quienes no querían irse a dormir sin aprender algo nuevo.
Pero ella no solo estaba ahí cuando los niños se iban a dormir. Cada mañana, junto a Berugo Carámbula, sobresalía al mando de Arriba chicos. Este era un programa radial infantil. Su objetivo: acompañar a los chicos desde que se levantaban hasta su trayecto al colegio. También condujo Jardincito, Supershow infantil, Telejuegos y participó en La noticia rebelde.

Y al igual que dice el dicho “una cosa lleva a la otra”, su aparición con Petete, el personaje que competía con otros muñecos populares como El Topo Gigio, motivó el interés de otros productores. Así debutó como actriz en Pobre diabla (1973) y continuó con Mi cuñado (1976), junto a Osvaldo Miranda y Ernesto Bianco. La actuación también la llevó a la pantalla grande. Allí se lució en Una mujer (1975) con Federico Luppi y Cipe Lincovsky, Los superagentes biónicos (1977) y en Cantaniño cuenta un cuento (1979).
Gachi lo dejó todo por amor
Sin imaginarlo, el enamorarse no solo la alejaría de los sets de filmación, las tablas y las cámaras, sino que la llevaría por el mundo. Estaría en fábricas, rodeada de telas y con vínculos inesperados con figuras importantes, como miembros de la realeza británica.
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En 1985 inició su relación con Lando. Lo conoció en una de las visitas del empresario textil a Argentina. En ese momento, él llevó una marca de ropa infantil para comercializar en el país. Sin embargo, el boom ocurrió un año después. Fundaron juntos La Martina, la marca argentina de ropa de lujo, especialmente conocida por su línea de polo. La misma es hoy proveedora oficial de la Asociación Argentina de Polo y la Federación Internacional de Polo.
Los compromisos con la firma exigieron a Lando visitar varios destinos en poco tiempo. Esto también implicaba un desgaste para Gachi. Ella en aquel entonces grababa hasta tres programas a la vez. Convocada por su marido para asistirlo con la marca, eligió tomarse un año sabático, pero nunca más volvió.

Aunque al comienzo le costó dejar la televisión, siempre aceptó su decisión. “Al principio lo extrañé mucho. Yo venía de un reconocimiento en la calle que era permanente, porque claro, estás en tantos lugares que te reconocen enseguida y los chiquitos más aún todavía”, señaló.
Sin embargo, se encontró con otro panorama cuando se cumplieron tres años de su retiro. “Me parecía muy raro que nadie me reconociera después de haber trabajado durante 20 años en televisión. Sientes un vacío... pero luego te acostumbras”, agregó.
Para ella, La Martina “es su vida, su todo”. “Fue lo que me hizo encontrar a mi marido, me hizo ganar dinero, desarrollarme profesionalmente y como persona. Además, ahí trabajan nuestros hijos”, contó. Lando es padre de un hijo de su matrimonio anterior; y Gachi, por su parte, de otro. En la actualidad, los dos trabajan para la marca y esperan que también lo hagan sus nietos en un futuro.
Desde muy jovencita, cuando comenzó con las primeras fotos en revistas, como ahora, con 73 años, Gachi dice tener la fórmula del éxito. Es el mismo que la acompañó en cada uno de los proyectos que decidió encarar.
“Si se lo preguntara a mi marido, le diría ‘debes insistir siempre en hacer lo que crees que está bien’. Él le diría eso. Yo no soy tan constante como para decir eso. Yo creo que recién en la segunda te va bien porque siempre recibes muchos golpes... Yo habría tirado la toalla seguramente 20 veces más que él, pero él insiste, insiste e insiste porque si haces las cosas bien en algún momento te dará resultado”, admitió.
En la actualidad, nadie la reconoce por la calle. Solo ocurre cuando ven su cédula en algún comercio o cuando compra con tarjeta de débito o crédito. “Gachi, usted fue la ídola de mi juventud de cuando era chiquita”, le dijo el otro día una cajera de supermercado. Lo cierto es que ella no solo fue la cara de El libro gordo de Petete, pero es imposible no asociarla a ello.
“En su momento no le di tanto interés. Incluso podría decirle que lo hacía quizás por dinero. Con el tiempo, le empecé a tener muchísimo respeto y a admirarlo mucho más”, se sinceró y completó: “Cuando me empezaron a reconocer, le di muchísima más importancia a lo que era. Y totalmente alejado del tiempo, me parece que fue espectacular porque era muy lindo, muy bien hecho”.
