Ethel Caterham rompió un nuevo récord de longevidad validado por Guinness World Records. Según el Gerontology Research Group (GRG), Caterham alcanzó los 115 años y 252 días, lo que la convirtió en la mujer más longeva del mundo.
Nació el 21 de agosto de 1909 en Shipton Bellinger, al sur de Inglaterra. Vivió su infancia durante el reinado de Eduardo VII, cinco años antes del estallido de la Primera Guerra Mundial.
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Fue la segunda de ocho hermanos. Desde joven, Caterham tuvo oportunidades para conocer otras culturas. En 1927, a los 18 años, viajó a la India para trabajar como niñera en una familia británica.

En 1931 conoció a Norman Caterham, un joven oficial del ejército británico. Dos años después se casaron en la Catedral de Salisbury; vivieron en Gibraltar y luego en Hong Kong, donde fundó una guardería, según un informe de National Geographic.
Regresó a Inglaterra en 1976, tras la muerte de su esposo. Desde entonces reside en Surrey.
Su récord fue reconocido tras el fallecimiento de sor Inah Canabarro Lucas, monja brasileña que murió a los 116 años, informó la BBC.
A lo largo de su vida, Caterham presenció algunos de los eventos más importantes del último siglo: desde las dos guerras mundiales hasta la pandemia de Covid-19, pasando por el hundimiento del Titanic y la muerte de la reina Isabel II.
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Su secreto para vivir tantos años se basa en la calma y la simplicidad. “Nunca discuto con nadie. Escucho y hago lo que me gusta”, comentó durante una entrevista con la agencia AP.
La ciencia ha estudiado esta fórmula de longevidad. En 2011, una investigación de Benjamin P. Chapman, Brent Roberts y Paul Duberstein señaló que las personas satisfechas con su vida tienden a vivir más años.

Aunque hacen falta más estudios, ese análisis concluyó que la calidad de vida puede incidir en la duración de la existencia humana.
El doctor Peter Attia, experto en longevidad, también ha abordado este tema. En sus investigaciones destacó el ejercicio, la nutrición adecuada y el descanso como pilares fundamentales.
“El ejercicio es probablemente lo más importante. Luego, sin un orden fijo, siguen la alimentación, el sueño, los medicamentos y los suplementos”, explicó Attia en una entrevista.
También advirtió sobre el papel de la salud mental. A su juicio, sin bienestar emocional, el impacto del ejercicio o la alimentación se reduce considerablemente.
“Si no se tiene felicidad, ¿por qué habría de importar vivir más?”, concluyó el especialista.