
Un ciberataque a gran escala vinculado con el gobierno chino podría haber comprometido información de casi todos los ciudadanos de Estados Unidos. La operación, conocida como Salt Typhoon, afectó redes en más de 80 países y permitió a servicios de inteligencia de Pekín acceder a datos capaces de rastrear movimientos y comunicaciones de personas clave en todo el mundo, según reveló una investigación conjunta de países occidentales citada por The New York Times.
El ataque no se limitó a Estados Unidos. Según confirmaron autoridades de Reino Unido, Alemania, Japón, Canadá, España e Italia, la ofensiva se calificó como “indiscriminada” y “descontrolada”, ya que afectó sectores críticos como telecomunicaciones, transporte, infraestructura militar y alojamientos.
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Las autoridades señalaron que los datos sustraídos permitirían a China vigilar a políticos, activistas y espías. Investigadores calificaron esta campaña como la más ambiciosa registrada hasta ahora por parte de piratas informáticos patrocinados por el gobierno chino.
Entre los blancos del ataque se incluyeron empresas de telecomunicaciones estadounidenses, cuyos sistemas fueron vulnerados mediante fallos de seguridad antiguos. También accedieron a compañías de Internet, hospedaje y transporte, con la intención de obtener información sobre los movimientos de personas influyentes.
Un análisis del The New York Times confirmó que el ataque habría permitido interceptar mensajes de texto no cifrados y llamadas telefónicas, incluyendo dispositivos utilizados por el entonces presidente Donald Trump y su vicepresidente JD Vance durante la campaña electoral del año anterior. Los piratas informáticos también habrían apuntado a figuras del Partido Demócrata.
La operación Salt Typhoon fue atribuida a tres empresas tecnológicas chinas que operan desde al menos 2019 y están vinculadas con agencias de inteligencia civil y militar del gobierno chino. Sin embargo, las autoridades solo detectaron la actividad el año pasado.
Expertos señalaron a The New York Times que el objetivo principal del ataque fue establecer la capacidad de monitorear comunicaciones y desplazamientos a nivel mundial. La ofensiva habría consolidado a China como un actor digital con capacidades comparables a las de sus rivales occidentales.
El medio estadounidense recordó que Pekín ha estado vinculado con otros ciberataques importantes en años anteriores, entre ellos contra la cadena Marriott, aseguradoras de salud y la Oficina de Gestión de Personal de Estados Unidos. También se le atribuye el hackeo de sistemas de correo electrónico de Microsoft en 2021.
Si bien otros países como Rusia han ejecutado operaciones similares, The New York Times advirtió que la respuesta occidental ante Salt Typhoon no ha sido del todo clara.
Según Anne Neuberger, asesora de ciberseguridad del gobierno de Joe Biden, este tipo de acciones no representa un incidente aislado, sino un indicador del deseo de China por dominar el terreno digital. Sus declaraciones fueron publicadas en la revista Foreign Affairs.
El ataque coincidió con una exhibición militar en Pekín que incluyó tanques, aviones de combate y desfiles de tropas en la plaza de Tiananmén, lo que fue interpretado por analistas como una señal del interés de China por fortalecer su influencia global.
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