
Charles Babbage nació el 26 de diciembre de 1791 y falleció el 18 de octubre de 1871. Fue un matemático y científico británico que ideó el primer diseño de una computadora programable, aunque jamás logró construirla.
Por esa razón, se le conoce como el padre de la computadora, a pesar de que el primer equipo funcional apareció décadas después, en 1936, gracias al ingeniero alemán Konrad Zuse.
Durante el siglo XIX, el término computadora no hacía referencia a una máquina. En ese entonces, describía a una persona encargada de realizar cálculos manuales, especialmente en tareas como topografía, navegación o astronomía.
Esa definición coexistió con el papel de los empleados administrativos, cuya labor incluía el manejo de información, registros y correspondencia. Hoy, una computadora electrónica combina ambos roles: el de cálculo y el de gestión de datos.
Infancia y formación
Babbage nació en el seno de una familia acomodada. Su padre fue banquero. Asistió a buenas escuelas y tuvo acceso a tutores privados. Su interés por las matemáticas surgió durante su paso por la academia Holmwood, donde una biblioteca con textos especializados captó su atención. Ingresó al Trinity College de la Universidad de Cambridge en 1810. Más tarde, impartió clases en esa institución.
Decepcionado por el bajo nivel matemático en Inglaterra, fundó en 1812 la Sociedad Analítica, con el objetivo de modernizar la matemática británica mediante aportes europeos. En 1816 fue elegido miembro de la Royal Society, la organización científica más importante del Reino Unido.
El problema de las tablas matemáticas
En el siglo XVIII y XIX, las tablas logarítmicas y trigonométricas eran esenciales para múltiples profesiones. Se utilizaban en navegación, astronomía, seguros e ingeniería. Estos cálculos se realizaban a mano por empleados conocidos como computadoras humanas, cuyos resultados muchas veces contenían errores.
En 1819, durante una visita a Francia, Babbage conoció el ambicioso proyecto de Gaspard de Prony, quien había organizado la producción de tablas usando una estructura similar a una fábrica.
Este método empleaba tres niveles: matemáticos de alto nivel, organizadores de cálculos y trabajadores encargados de hacer sumas y restas básicas. La mayoría de estos últimos eran expeluqueros desempleados tras la Revolución Francesa.
Babbage comprendió que el problema no era solo técnico, sino también organizativo. En lugar de imitar la fábrica de Prony, propuso reemplazarla con una máquina capaz de realizar los cálculos automáticamente. Así surgió su concepto de la máquina diferencial.
La máquina diferencial
Inspirado por el telar de Joseph Marie Jacquard, que usaba tarjetas perforadas para controlar patrones de tejido, Babbage presentó en 1822 su propuesta para una máquina capaz de calcular ecuaciones polinomiales. En 1823, recibió financiamiento del gobierno británico para su desarrollo.
Durante la década de 1820 y principios de la de 1830, el gobierno invirtió alrededor de £17.000, y Babbage aportó una suma similar. En 1833, logró construir un prototipo funcional, aunque de dimensiones reducidas y sin capacidad de impresión. A pesar de su precisión, no era útil para producir tablas reales.
El salto a la máquina analítica
En 1834, Babbage ideó un nuevo aparato más ambicioso: la máquina analítica, capaz de realizar cualquier cálculo definido por un ser humano. Aunque innovadora, esta propuesta generó desconfianza entre los financiadores, quienes retiraron el apoyo económico. El proyecto fue abandonado.
Este diseño tenía muchos elementos de las computadoras actuales: unidad aritmética, memoria y control por programas. Se adelantó un siglo a su tiempo.
En 1846, Babbage diseñó la máquina diferencial número 2, una versión mejorada gracias a los avances técnicos. Sin embargo, no obtuvo financiamiento. Su decepción fue grande, pero nunca abandonó por completo sus investigaciones.
En 1840, expuso sus ideas en Turín, donde recibió reconocimiento y apoyo. Un joven teniente llamado Luigi Menabrea escribió una descripción de la máquina analítica que luego Ada Lovelace, la primera persona en crear un programa informático, tradujo al inglés, agregando explicaciones detalladas.
Un legado que permanece
A pesar de no haber construido sus máquinas, Babbage dejó un impacto duradero. Su prototipo de máquina diferencial aún se conserva en el Museo de Ciencias de Londres. Además, una parte de su cerebro se exhibe en la galería de matemáticas y computación de esa institución, como un tributo a su legado intelectual.
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*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.