
Cada seis horas, un vehículo en el cantón de San José es objeto de robo o tacha, según las estadísticas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Al 20 de noviembre de este 2025, la capital ya registra 541 denuncias, superando ya la cifra total del 2024, a pesar de que queda más de un mes para que termine el año.
Mientras que en el caso de la tacha (robo de bienes dentro del vehículo), la cifra de este año es de 699, la cual no alcanza los 726 casos denunciados en el 2019.
Aunque las cifras absolutas de San José son las peores del país, al ajustarse a la tasa por 10.000 habitantes, el cantón peor ubicado es Garabito, con 66,7 denuncias de tacha por cada 10.000 habitantes, más del triple del segundo puesto, San José.
El tercer cantón con la peor tasa es Montes de Oca, con 18,8, seguido por Curridabat (17,6), Quepos (16,7), Santa Cruz (16,4), Monteverde (14,9), Tibás (11,1), Heredia (10,9) y Talamanca (9,2).
En el delito de robo, la peor tasa la ocupa Montes de Oca, con 18,9, seguido por Orotina (15,7), Garabito (15,4), San José (15,4), Matina (13,2), Esparza (12,9), Alajuela (12,8), Tibás (12,6), Carrillo (12,2) y Puntarenas (12,2).
A nivel nacional, la Policía Judicial contabilizó 3.238 denuncias de tacha y 4.145 de robo, para un total de 7.383 denuncias de delitos contra vehículos en lo que va del 2025. Al comparar con la misma fecha del 2019, la tacha disminuyó en un 8,7%, mientras que el robo se incrementó en un 2,8%.
El criminólogo de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), Rodrigo Campos, explicó que en tiempos recientes los delincuentes enfocados en delitos contra la propiedad recurren menos a aquellos en los que se requiere la presencia física de la víctima, como los asaltos, para cometer los que impliquen un menor riesgo al no estar presente la víctima, como los fraudes electrónicos o los robos de vehículos.
“Tanto el robo de vehículo como las tachas suelen ocurrir cuando el vehículo está en un parqueo o en la vía pública. Ha ido cambiando la interacción de las personas en el medio urbano, la gente suele andar más a la defensiva, con menos contacto con los demás, se usa mucho el transporte público o privado”, indicó Campos.
“Ya no es tan frecuente ver personas a pie o en bicicleta y, por lo tanto, los delincuentes deben buscar otro tipo de realización de sus delitos como lo es a través de los carros. Para ellos es más rentable dañar un vehículo o robarlo, que arriesgarse con los asaltos, donde puede haber resistencia de la víctima, e incluso mayores acciones policiales”, agregó.
Grupos organizados detenidos este año
Algunos casos de renombre de bandas de robo de vehículo con estructuras complejas han trascendido este año.
El 10 de junio, agentes del OIJ allanaron diversos puntos del país para detener a sospechosos de receptación y otros ilícitos relacionados con el robo y alteración de vehículos de alta gama.
La investigación se inició luego de que las autoridades recibieran al menos 20 denuncias por el robo de automotores de lujo, con la presunta implicación de un funcionario del Ministerio de Hacienda.
Las diligencias se llevaron a cabo en La Guácima, Poás, Desamparados y La Agonía de Alajuela, así como en Liberia, Guanacaste. En estos sitios fueron detenidos cinco hombres de apellidos Vargas, de 59 años, Cruz (51 años), Arias (36), Brenes (44) y Salazar (53).
Según la versión preliminar del OIJ, los sospechosos adquirían estos vehículos y luego manipulaban sus números de identificación (VIN) y de motor, con el fin de volver a insertarlos en el mercado de manera ilegal.
Otra investigación relevante llevó a la desarticulación, el 2 de setiembre, de una organización que aparentemente le pagaba a sus integrantes entre ¢200.000 y ¢600.000 por cada automotor todo terreno o camioneta que lograran sustraer.
El grupo fue desarticulado luego de ocho allanamientos en Poás, Sabanilla y Atenas en Alajuela; también en Hatillo 8, Vázquez de Coronado, San Rafael Abajo y Calle Fallas de Desamparados en San José; Belén en Heredia, así como en El Cairo de Siquirres (Limón).
Se presume que la banda estaba relacionada con 32 sustracciones ejecutadas en diferentes puntos de San José, Alajuela, Heredia y Cartago.
En apariencia, escogían vehículos de tecnología más antigua que abrían con llaves falsificadas o mediante el descuido, quebrando ventanas. Además, que cuando alguno de sus integrantes no lograba robar un automotor, le daban un pago de ¢75.000 por semana.
Campos aseguró que la proliferación de estas organizaciones se debe a la alta demanda de vehículos para su uso en otros delitos, así como de repuestos para su venta en el mercado ilícito y de vehículos de alta gama con especificaciones detalladas.
“Mientras esto siga existiendo, las bandas seguirán apareciendo porque alguien va aprovechar que existe la posibilidad de que le compren un artículo robado y entonces va a cometer el delito, es importante tener una doble acción, no solo al ataque al delito sino a las condiciones que lo propician”, manifestó el criminólogo.
