
Al menos cinco testimonios, elementos tecnológicos, documentación y vídeos de cámaras de vigilancia, forman parte de la prueba aportada por la fiscalía adjunta de Género contra Jeremy Buzano Paisano, acusado del femicidio de Nadia Peraza Espinoza.
Uno de esos testimonios es del propietario del apartamento, en Bajo los Molinos, en San Rafael de Heredia, en donde habría ocurrido el crimen. El hombre reveló que se comunicó por última vez con Nadia el 16 de febrero de 2024, ya que la ofendida le debía varios meses de alquiler. Ella le respondió que no podía pagarle y que no tenía a dónde irse, que hiciera el proceso de desalojo.
Según el testigo, Buzano vivía con la víctima en ese sitio en donde se mantuvo hasta el 06 de abril de 2024, cuando se llevó las pertenencias en un vehículo de carga, entre ellas un refrigerador; para esa fecha ya se tenía conocimiento de la desaparición de Nadia.
El hombre declaró que en una ocasión debieron entrar al inmueble debido a un fuerte olor que emanaba del interior. “Al ingresar se percataron de una bolsa que creyeron contenía carne podrida debido al mal olor que salía de ahí y botaron la bolsa en un cafetal”, dice la acusación.
Otro relato es del transportista contratado por Buzano para llevarse el refrigerador en donde se ubicaron los restos de la joven madre. Él detalló al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) que el aparato estaba muy pesado y condujo a los agentes hasta el sitio donde dejó al encartado, en el residencial María Auxiliadora, en Heredia, “donde observaron una refrigeradora en el jardín de la vivienda”.
El dueño de la casa donde ubicaron el electrodoméstico confirmó que el acusado dejó el aparato en el jardín; fue allí donde los investigadores verificaron que del refrigerador emanaba un fuerte mal olor desde hacía días y cuando lo abrieron observaron moscas y hormigas. Partes del cuerpo desmembrado de la joven mamá estaban ahí.
El testimonio del expatrono de Buzano fue uno de los que levantó más sospechas contra el ahora acusado. Según consta en el expediente, del cual La Nación tiene, copia, entre el 19 y el 24 de febrero del año pasado Jeremy no se presentó a trabajar. No obstante, al día siguiente le remitió una fotografía de una herida que presentaba en la mano “diciéndole que un indigente lo quería asaltar y le cortó la mano con un cúter“.
La principal hipótesis de la Fiscalía es que esa herida se la provocó el propio sospechoso cuando atacó a Nadia.
Según el exempleador, Buzano le dijo que entre finales de marzo y principios de abril le habían operado la mano y que debía someterse a varias atenciones médicas.
Empero, toda esta justificación no calza con lo que el acusado le habría contado a un amigo personal. Este último declaró que Buzano le aseguró que se la había herido la mano con una estaca, trabajando en construcción.
Ese amigo ratificó al investigador que lo entrevistó, que Jeremy llevó las pertenencias -entre ellas una refrigeradora- hasta el patio donde la ubicó la policía y que inclusive le había pedido al acusado que limpiara la nevera debido al mal olor que emanaba del aparato.

Prueba tecnológica
El reporte de una empresa telefónica privada permitió a la Fiscalía atribuir al acusado que para el 24 de febrero de 2024, cuando Nadia ya estaba desaparecida, habría usado el número telefónico de la joven para hacer llamadas. El análisis criminalístico estableció que “el número de la ofendida fue utilizado mediante el teléfono celular de otro IMEI, propiamente del encartado, usando su mismo IMEI utilizó la línea o chip de la víctima, cuando esta ya estaba desaparecida”, puntualiza la acusación.
El Ministerio Público imputa a Buzano episodios de violencia intrafamiliar y destaca que en agosto 2022 a la ofendida le otorgaron medidas de protección, debido a hechos de violencia psicológica y física ejercida por el acusado, quien la habría encerrado en un cuarto y le habría golpeado la boca.
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El 17 de mayo de 2024, cuando el OIJ allanó el sitio donde estaba el refrigerador, confirmó que en el aparato, así como en prendas de vestir, había gran cantidad de restos óseos y de origen humano, mientras que en el apartamento, en Bajo los Molinos, las pruebas científicas revelaron la presencia de sangre humana en cantidad suficiente para ser detectada por un can y la prueba de luminol.
Tanto la Fiscalía como los abogados que representan a las partes, esperan que se defina la fecha del juicio para este caso.