
Presuntos sicarios bajo el mando de Tony Peña Russell operaban como el brazo armado del cartel del Caribe Sur, la más fuerte organización transnacional de tráfico de drogas que operaba en Costa Rica y que fue desarticulada el 4 de noviembre pasado en los allanamientos más grandes ejecutados en el país.
La afirmación la hizo este jueves, en entrevista con La Nación, el fiscal general, Carlo Díaz, quien participó, desde las 4 a. m. en 12 allanamientos para detener a siete sujetos de esta banda, vinculados a cuatro homicidios registrados entre enero de 2024 y agosto de 2025.
Además, la investigación revela que de julio del año pasado a la fecha, los imputados se dedicaron al acopio de armas prohibidas como fusiles AR-15 y AK-47.
Las operaciones, ejecutadas en el cantón central de Limón, eran para capturar a los sospechosos identificados como De la O Salazar, alias Wa-wa, Moraga Elizondo, Kooper López, Walker Solano, conocido como Maquelele, Myers Ortega alias Yuyito, Flores Espinoza alias Diablo Li y Olivas López, alias Jou.
De todos estos, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) confirmó la captura de Flores y De la O por su presunta participación en los asesinatos. Así como de otras personas apellidadas Reyes y García (dos hombres) por acopio de armas.
El fiscal general Carlo Díaz explicó que estos sujetos operaban bajo las órdenes de Tony Alexander Peña Russell alias la T, quien descuenta prisión preventiva en Máxima Seguridad de La Reforma desde junio del año pasado.
“Este grupo es parte del brazo armado del cartel del Caribe Sur y era liderado en un inicio por Peña Russell y de alguna manera continúa siendo liderado por esta persona, ahorita funcionaban bajo la dirección de él, pero había un subliderato de un sujeto que apodan Diablo Li, es por eso que este subgrupo era conocido como los Diablillos o los Diablos”.
A cinco casas de donde vivía Peña Russell, en barrio Atlántida, la organización tenía una vivienda de suministro donde ocultaban el arsenal suficiente para sostener a un mini ejército en Limón.
Entre otras cosas, había 16 fusiles de asalto, 15 armas cortas, 4.768 municiones de diferentes calibres sin percutir y 80 cargadores. Las municiones las tenían distribuidas por calibre en baldes de juego para niños y las armas todavía permanecían en sus cajas nuevas o en enormes estañones.
Según Michael Soto, subdirector del OIJ, lo encontrado supera cualquier expectativa. “La capacidad de fuego que tenía este grupo es impresionante, tanto para accionar contra rivales como contra la policía”, afirmó.

Operación Evaristo
La Operación Evaristo, ejecutada este jueves, lleva su nombre en referencia a uno de los homicidios más violentos cometidos por este grupo.
El 27 de agosto de 2025, aproximadamente a las 12:25 p. m., Evaristo Rodríguez se encontraba frente al Centro Educativo Mis Huellitas, en Pueblo Nuevo de Limón, cuando al salir del lugar con una nieta de tres años, se presentaron los sicarios a bordo de un Toyota Yaris blanco, totalmente polarizado.
Según el expediente, alias Wa-wa es el presunto responsable de vigilar al objetivo a bordo de su vehículo, un Toyota Echo color vino. Por su parte, Moraga Elizondo, como chofer, habría trasladado a Yuyito, quien portaba un fusil AK-47 y a Kooper López, quien portaba una pistola calibre 9mm.
Todos ellos, “con clara intención homicida, en codominio funcional del hecho, bajo una distribución de funciones, y actuando sobre seguro, toda vez que los ofendidos se encontraban desprevenidos y desarmados, procedieron a disparar en reiteradas ocasiones” contra Rodríguez y la niña.
El hombre murió en el lugar mientras que la menor “no sufrió lesiones por causas ajenas a los investigados”, cita el expediente del caso.
El texto continúa detallando que “cuatro minutos después del ataque, aproximadamente a las 12:29 p. m., en Envaco, los sicarios incendiaron el Toyota Yaris utilizado en el crimen, y huyeron después hacia la vivienda de Yurbel Mayers Ortega, alias Yuyito”.
Según fuentes judiciales, el ofendido se perfilaba como uno de los hombres a cargo de asumir el liderazgo del grupo la H, por lo que ese habría sido el móvil del crimen; acabar con un posible rival.
“Con una AK-47 prácticamente le destrozaron el cráneo a la víctima, que era un opositor, llamémoslo así, del grupo de la H y para nosotros es importante seguir atacando a estas organizaciones por la resiliencia que han presentado”, detalló el fiscal general.
Otros homicidios vinculados
La organización también está señalada por el doble homicidio ocurrido el 1.° de enero de 2024 en Limoncito, donde “De la O Salazar, Millán López, alias Cholito (fallecido), y Olivas López, alias Jou” en “codominio funcional, bajo un plan previamente establecido”, habrían asesinado a José Daniel Ramírez Madrigal y a un adolescente de 17 años.
De acuerdo con el expediente, los imputados se ocultaron a la orilla de la calle y dispararon en reiteradas ocasiones cuando las víctimas viajaban a bordo de un vehículo Suzuki Sidekick Sport. Ramírez Madrigal murió en el lugar, mientras que el menor falleció meses después, en un centro médico, producto de las lesiones por arma de fuego.
El grupo también está vinculado con el homicidio de Irlan Jesús Valverde Cruz, ocurrido el 29 de julio de 2024, cuando según la investigación, Kooper López y Myers Ortega, a bordo de una motocicleta, dispararon contra Valverde Cruz y otro hombre. Valverde Cruz murió en el sitio, mientras que su acompañante logró huir.
Según el texto judicial, Walker Solano, alias Maquelele, proporcionaba su domicilio como casa de seguridad, donde se trasladaban los sicarios luego de incendiar los vehículos utilizados en los crímenes, además de ocultar vehículos y armas de fuego.
Se presume que Flores Espinoza, alias Diablo Li, también facilitaba su vivienda como casa de seguridad, lugar de donde salían los vehículos previos a la comisión de los hechos.
Los imputados enfrentan cargos por homicidio calificado, tentativa de homicidio calificado, incendio y asociación ilícita.

