Este domingo, un día después de la celebración del Santo Cristo de Esquipulas, patrono de Santa Cruz, un sujeto irrumpió en el templo, que es santuario nacional, y destruyó la urna que se usa para las procesiones con la imagen del Cristo Negro que se realizan durante estas fechas.
La Diócesis de Tilarán-Liberia explicó que el hombre al parecer habría tratado de robar, pues también destruyó la alcancía, pero más allá de los daños materiales y el desorden, no logró su objetivo, pues el dinero donado por los feligreses ya había sido guardado en un lugar seguro, lo mismo que la imagen.
“Afortunadamente, la antiquísima y venerada imagen de nuestro patrono Santo Cristo de Esquipulas no sufrió daño alguno, dado que, como es práctica habitual, la imagen se reserva en un lugar seguro cuando terminan las actividades religiosas en la iglesia parroquial”, dijo Gustavo Wattson Gómez, vocero.
Añadió que realizaron una minuciosa revisión y no encontraron más daños en el templo; sin embargo, informaron a las autoridades policiales de lo ocurrido para que procuren la seguridad que todos desean en la zona. Según el comunicado, pese a las agobiantes necesidades económicas actuales, no se justifica que se incurra en estos actos.
“Estamos seguros de que estos hechos nunca destruirán el fervor y la devoción con que el pueblo creyente pone su confianza en aquel a quien la imagen representa”, agregó Wattson.
Por su parte, el párroco del Santuario, Rodolfo Araya, afirmó que este domingo se alertó a la Fuerza Pública y el lunes irá a la sede del Organismo de Investigación Judicial de la zona, para interponer la denuncia y aportar el video captado en los equipos de seguridad del templo. El sujeto habría ingresado al quebrar el vidrio de un vitral.
Como estaba programada la misa de domingo, a las 7 a. m., el párroco hizo un rito de reparación por la ofensa a la invasión de la Iglesia, rociando con agua bendita e incensando el lugar donde se coloca la imagen del Cristo de Esquipulas.
Luego Araya hizo oración de perdón para reparar la ofensa y se desarrollaron las demás misas programadas, a la espera de que la diócesis determine si procede algún otro oficio religioso de reparación.
Los robos, profanaciones y daños en las iglesias suelen repetirse cada cierto tiempo. En el 2014, en el templo de Las Juntas de Abangares, los ladrones sustrajeron el sagrario y copones sagrados que nunca aparecieron. Esa vez sí hubo sacrilegio, pues los vándalos accedieron a las hostias consagradas.
Más recientemente, en abril del 2019, la iglesia de San Joaquín de Flores, Heredia, fue afectada por un millonario robo. Un reconocido delincuente y su cómplice están a la espera de juicio por la sustracción de una custodia y una corona de la imagen de la Virgen María, valoradas en más de ¢31 millones.