
Al menos diez agentes de la Sección Especializada contra el Cibercrimen, del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), realizaron un allanamiento en el que detuvieron a un hombre de 39 años la mañana de este jueves, como sospechoso de difusión de pornografía infantil. El detenido es de apellido Castillo, vecino de Santa Eulalia de Atenas, quien quedó a la orden de la Fiscalía.
Mediante una investigación conjunta entre el OIJ y el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos FBI, (por sus siglas en inglés), se estableció que en una red social se difundían imágenes de abuso sexual contra personas menores.
Mediante el uso de herramientas forenses, el OIJ identificó a Castillo como el sospechoso del hecho delictivo y solicitó al Juzgado la orden de allanamiento, el cual se desarrolló sin obstáculos este jueves en una casa que estaba al fondo de un callejón en esa localidad alajuelense.
Los agentes recolectaron 11 discos duros, 13 dispositivos de almacenamiento masivo, tres teléfonos celulares, una computadora portátil y otra de escritorio, así como 144 discos compactos, una tableta y una cámara digital, los cuales serán sometidos a un análisis e investigación forense.
Castillo quedó a la espera de que se defina su situación jurídica.
Las alertas de entidades internacionales han permitido a la Policía detener a sujetos que lucran con la producción y venta de ese contenido. En julio de año pasado el OIJ detuvo a un sujeto, de apellido Camacho, en Tacacorí de Alajuela.
Solo cuatro meses después a un hombre de 44 años, de apellido Cortés, cayó como sospechoso del mismo delito en un allanamiento en Hatillo.
El Código Penal establece que el delito de tenencia de material pornográfico se sanciona con pena de prisión de seis meses a dos años, mientras que la difusión es castigada con entre uno y cuatro años de cárcel.
Entre el 2009 y el 2017 operó en nuestro país una red de difusión de pornografía infantil, cuyos integrantes, entre ellos fotógrafos, recibieron penas de hasta 39 años de prisión.
Ese grupo reclutaba a muchachas menores para, supuestamente, convertirlas en modelos. Cuando las citaban a una sesión las llevaban a una sala aparte, separándolas de sus madres, y procedían con los ultrajes.
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