Una tortuga carey, de las más protegidas en el ámbito nacional e internacional por estar en alto riesgo de extinción, iba a ser destazada en una playa del cantón de Matina, provincia de Limón.
La Policía le salvó la vida luego de recibir un incidente reportado al sistema de emergencias 9-1-1 y desde ahí a la estación de Guardacostas de Limón.
Según el informe, desconocidos la habían arrastrado hasta un sitio cercano a la playa y la habían amarrado con el aparente fin de destazarla, para vender su carne, huevos y otros productos.
Muchas veces, también sacrifican esta especie para aprovechar su caparazón en artesanías ilegales, como aretes, pulseras o collares.
Un lancha rápida se desplazó al sitio con varios oficiales a bordo, quienes encontraron la tortuga volteada, cubierta con hojas de palma y con sus aletas amarradas.
Una vez que los guardacostas descartaron que tuviera alguna lesión, con la ayuda del coordinador del proyecto de protección de tortugas marinas del Refugio de Vida Silvestre Laguna Urpiano, procedieron a darle vuelta al reptil y llevarlo hasta el mar.
Lentamente el pesado animal se adentró entre las olas y recuperó su libertad.
“Esa especie desova en las costas caribeñas entre marzo y noviembre, pero en los meses de junio y julio es cuando se da un pico en su anidación, por lo que los guardacostas redoblan esfuerzos para evitar que sean atacadas por cazadores furtivos” dice el comunicado.
La Ley de Protección, Conservación y Recuperación de las Poblaciones de Tortugas Marinas (8325), en el artículo 6, establece penas de uno a tres años de prisión para quien mate, cace, capture, destace, trasiegue o comercie tortugas marinas, y de tres meses a dos años para quien comercie productos o subproductos de estas.