Jesús López Ortíz se crió en Río Cañas y por eso conocía el río como la palma de su mano y sabía que en él nadaban cocodrilos. Sin embargo, la mañana del sábado 29 de julio el joven decidió lanzarse al agua desde el puente que divide los cantones de Santa Cruz y Carrillo con la intención de refrescarse.
En minutos, uno de esos reptiles lo atacó hasta matarlo, ante la vista desesperada de sus amigos.
“Todos sabemos que en el cauce hay cocodrilos, pero antes la gente se bañaba ahí pues era un punto turístico muy concurrido”, reconoció María Giselle Ortiz Cubillo, la mamá de Jesús López, de 29 años.
Una semana después de la tragedia, la señora clama porque se haga algo para controlar la población de cocodrilos, ella cree que hay muchos, que durante las inundaciones se cuelan hasta en las casas y que “no hay que esperar a que a alguien le pase algo similar para que hagan algo”, aseveró María Giselle, de 52 años.
La intención de Jesús Alberto aquel sábado era darse un baño, pero cuando nadaba hacia la orilla fue atrapado por el reptil, lo mismo que ocurrió en el 2010 con un primo hermano suyo, quien también falleció entre las fauces de un cocodrilo.

“Desde que arrojaron unos ejemplares ahí, empezaron a crecer y por eso ahora el río es más peligroso, recordó la mujer, quien sostiene que todavía hay gente que llega a pescar y a disfrutar, sin medir el peligro”, acotó la madre.
La noche del viernes fue la última vez que compartió con su hijo. Lo recuerda como un amante del fútbol, de la pesca en el río y de su trabajo como peluquero.
El día antes de morir, trabajó en un drenaje con piedras que el Ministerio de Salud exigió en la casa de doña Giselle, en Río Cañas de Carrillo. Como eran de bajos recursos económicos, Jesús se ofreció a hacer el trabajo y ya iba por la mitad. Le dijo: “mami, mañana termino”. Luego se alistó y salió a jugar un partido con el Deportivo Río Cañas, equipo de tercera división, donde era volante de contención. Esa tarde ganaron el encuentro.
La hermana de Jesús fue ese día con su esposo y los niños a verlo jugar. Luego Jesús se quedó compartiendo con los del equipo y el accidente ocurrió la mañana del sábado.
Doña Giselle agradeció el apoyo de muchas personas para hacerle un digno funeral a Jesús Alberto y sepultarlo el 1.° de agosto en el cementerio local. También agradece a todos los que ayudaron a rescatarlo y a los policías que ayudaron a que el animal soltara a su hijo sin mutilarle partes del cuerpo. Cuando llegué al río no me dejaron acercarme, pero supe que sus amigos se arriesgaron e incluso ingresaron al río para salvarlo.
Jesús dejó dos hijos, de diferentes relaciones, uno de 8 y otro de dos años. “Él a todo le inculcaba amor, tanto así que las dos madres de sus hijos se unieron para ir a traer el cuerpo a la morgue judicial, porque yo no tuve fuerzas”, dijo sollozando doña Giselle.
Jesús era el tercero de cuatro hijos, de los cuales a doña Giselle le sobreviven dos, pues en el 2003 había fallecido otra hija en un accidente de tránsito. La madre se dedica a oficios domésticos y a cuidar los nietos. El hijo mayor vive en Arado.
Misma suerte que su primo
El lunes 17 de mayo del 2010, un primo hermano de Jesús Alberto López, llamado Gerald López Gutiérrez, de 22 años, también falleció bajo el mismo puente. El joven era padre de una hija de dos años, que ahora tiene 15.
Además de ser atacados bajo el mismo puente, otra coincidencia es que aquel peón agrícola, que quería ser policía, era amante del fútbol y goleador del equipo Barrio El Limón de Santa Cruz, donde usó la camiseta número 11.
Gerald estaba en el agua junto a varios amigos, cerca de las 4:30 p. m., cuando fue atacado por un animal que lo arrastró al centro de la poza; luego emergió varias veces con el cuerpo entre sus fauces. Apenas lo soltó, sus amigos aprovecharon para rescatar el cadáver.
En aquella ocasión, Karen Chavarría, amiga de infancia de la víctima, comentó que Gerald era el alma de las fiestas, pues era muy difícil verlo enojado, triste o serio. Una tía de López, Rosa Cubillo, culpó esa vez al Ministerio del Ambiente y Energía por dejar a los animales en las pozas del río Cañas.