El Juzgado Penal de San Joaquín de Flores dictó dos meses más de prisión preventiva contra un hombre de apellidos Padilla Palma, sospechoso de cometer el femicidio en perjuicio de Carolina Mora, de 38 años, cuyos restos fueron hallados el 31 de diciembre de 2024, con signos de asfixia, en un trillo situado en La Ribera, en Belén.
Padilla es la expareja de Carolina y ambos compartían un hijo, quien, en ese momento, tenía solo cuatro años. El rastro de la mujer se perdió un día antes, el 30 de diciembre, cuando salió de su casa para realizar unas diligencias.
Ese día, a las 8:30 a. m., Carolina salió de la vivienda que compartía con sus padres, dos hermanos y su hijo, cerca del Centro de Eventos Pedregal, en Belén, para encontrarse con Padilla, quien insistía en la compra de una consola para el niño.
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“Tenía todo planeado. Anteriormente citó a mi hermana dos veces para hacer la compra, pero canceló porque ella iba a llevar al bebé. Lo que quería era agarrarla sola. Desgraciadamente, en la tercera ocasión mi hermana aceptó ir sin el niño”, relató entonces Rolando Mora, hermano de la víctima, en una conversación con La Nación.

Los allegados a Carolina relataron a este medio que el hombre, en apariencia, vendía contenido de índole sexual y su familia era conflictiva, por lo que nunca habían permitido que se llevara al menor. Asimismo, describieron a Padilla como un padre ausente en la vida del niño. Rolando, por su parte, afirmó que solo lo había visto tres veces desde que nació el pequeño.
A Rolando le preocupaba que Carolina saliera sola con Padilla, por lo que intentó mantenerse en contacto con ella. A las 11:11 a. m., ambos lograron comunicarse por teléfono, pero la mujer le atendió con una actitud atípica que generó consternación.
“La escuché acelerada. Tengo 34 años de conocerla y nunca me había hablado así. Parecía que alguien le decía que hablara rápido y colgara. Me dijo que ya venía y colgó. Sentí algo raro”, recordó Rolando.

Ambos perdieron contacto luego de esa llamada. Eran ya las 2 p. m. y Carolina continuaba desaparecida. Su teléfono ya estaba apagado. “La empecé a llamar intensamente, pero no respondía. Ella nunca había hecho eso. Sabía que algo había pasado y puse la denuncia al OIJ”, narró.
Fue cuando Carolina se ausentó a su turno de trabajo de las 6 p. m., en la cocina de Cinépolis, en Terrazas de Lindora, cuando la familia intuyó que algo grave le había sucedido.
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Sus allegados buscaron las cámaras de seguridad del centro comercial para dar con su paradero. La propia madre de Carolina contactó a la mamá de Padilla, quien argumentó que su hijo había pasado todo el día con ella. No obstante, el registro de cámaras del centro comercial reveló que ambos habían caminando por los pasillos durante la mañana.
Esa fue la última vez que se vio a la mujer con vida.

Al día siguiente, a las 7:30 p. m., el cuerpo de Carolina fue hallado en un trillo, a unos 300 metros del Centro Recreativo Santuario La Fuente, con golpes en su rostro y signos de asfixia.
Según informó entonces Randall Zúñiga, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Padilla fue detenido como principal sospechoso de cometer el crimen y le dictaron seis meses de prisión preventiva.
El femicidio de Carolina fue el último reportado durante el 2024, que cerró con una cifra de 33 víctimas. Ese año 60 personas quedaron huérfanas de madre, 36 eran menores de edad. En lo que va del 2025, el Observatorio de Violencia de Género del Poder Judicial contabiliza 20 casos de femicidio.