
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) ejecutó este jueves nueve allanamientos en distintos puntos de Orotina, Alajuela, para desarticular una organización criminal vinculada con los préstamos “gota a gota”, una práctica de crédito informal caracterizada por el cobro de intereses usureros y amenazas contra quienes no logran pagar.
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Según el director del OIJ, Randall Zúñiga, el grupo habría mantenido operaciones activas incluso después de la captura de su principal líder, Manfred Bustos, detenido en mayo pasado como sospechoso del asesinato de la modelo Rashad García Valverde, de 32 años, y de su amigo Nelson Pavón.
Zúñiga explicó que, tras la detención de Bustos, la violencia atribuida a esta estructura criminal aumentó de forma considerable, especialmente en los cantones de Orotina y San Mateo, donde las autoridades recibieron múltiples reportes de víctimas heridas o baleadas por atrasos en los pagos.
“Hemos tenido reportes de víctimas que fueron agredidas con armas, otras baleadas, e incluso un caso en el que una niña estuvo a punto de morir mientras acompañaba a su padre. Esa violencia se ha incrementado desde que Bustos fue detenido”, afirmó el jerarca judicial.
De acuerdo con la investigación, el grupo operaba bajo un esquema jerárquico.
Tras el arresto del líder original, su hijastro asumió el mando y habría intensificado los mecanismos de cobro para mantener los ingresos del grupo.

Como parte del operativo, seis personas fueron detenidas de un total de seis objetivos. Entre los capturados figura precisamente el hijastro de Bustos, señalado como cabecilla actual.
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Las autoridades también allanaron el Centro de Atención Institucional (CAI) San José, en San Sebastián, donde Bustos cumple prisión preventiva, ante la sospecha de que continuaba dirigiendo algunas acciones del grupo desde el penal.
El OIJ indicó que, además de las extorsiones, la organización está vinculada con intentos de homicidio y lesiones graves, lo que refuerza la hipótesis de que el cobro de los préstamos servía como fachada para un entramado de violencia y control territorial.
Zúñiga advirtió que el fenómeno de los préstamos “gota a gota” se ha convertido en una fuente creciente de violencia local, ya que las víctimas, generalmente comerciantes o personas de bajos recursos, enfrentan amenazas de muerte y agresiones físicas cuando no logran cubrir las cuotas impuestas.
“Este tipo de estructuras son particularmente peligrosas porque mezclan el negocio del crédito ilegal con dinámicas propias del crimen organizado”, concluyó el director del OIJ.