
La Fuerza Pública decomisó 200 frascos de ketamina, un anestésico veterinario que desde el 2013 comenzó a emplearse como droga en nuestro país y que desde entonces ha sido motivo de constantes decomisos. Una llamada anónima alertó la noche del viernes a la Policía sobre la posible transacción de sustancias prohibidas en Hatillo, San José.
Ante la alerta, varias unidades policiales realizaron recorridos hasta dar con dos vehículos sospechosos que fueron abordados por los oficiales. En un carro viajaba un nicaragüense, de apellido Márquez, al que se le encontró un saco con varios frascos de esa sustancia, cuya distribución en nuestro país solo se puede realizar con prescripción médica. En el otro automotor se detuvo a un sujeto de apellido Montero, que portaba más de ¢843.000 en efectivo, por lo que se presume que iba a comprar los frascos de la ilegal mercancía.
Por orden de la Fiscalía, la Fuerza Pública detuvo a los dos hombres y les decomisó los frascos con membrete Ketonal, así como el dinero, cinco teléfonos celulares y los vehículos involucrados. Los sujetos quedaron en la Fiscalía de Turno Extraordinario del Primer Circuito Judicial en San José con las evidencias decomisadas.
La ketamina suele venir en frascos de diversos tamaños, la mayoría de 50 mililitros, de donde los traficantes obtienen unas 100 dosis por frasco. Un gramo de esa sustancia puede conseguirse en aproximadamente ¢5.000, según los registros del Instituto Costarricense de Drogas (ICD).
Los consumidores suelen ser afectados por un efecto disociador, es decir, sienten que su cuerpo se separa de su mente, lo cual se presta para muchos casos de abusos sexuales. Dependiendo de la dosis, puede distorsionar las percepciones visuales y auditivas, provoca alucinaciones y reduce la capacidad de la memoria. Los efectos pueden durar entre dos y cuatro horas.
