
En el distrito tibaseño de León XIII, en menos de un kilómetro cuadrado, se agolpan más de 23.000 personas, la gran mayoría, población sencilla y trabajadora.
Sin embargo, entre angostas alamedas, calles de lastre, búnkeres o casas estrafalarias, llenas de cámaras, se esconden otros cuantos lugareños que comandan o conforman grupos delincuenciales, responsables del tráfico de drogas, el lavado de activos y decenas de homicidios.
En esa subcultura ha crecido el grupo de Michael Ricardo Quesada Meléndez, alias Shaggy, detenido este martes durante una masiva intervención policial.
La que podría ser la historia de esta organización está registrada en un video de 4 minutos que ya acumula 45.000 reproducciones en Youtube, desde que se colgó hace cinco días.
La producción, titulada Otro día más, define a los integrantes de la banda como soldados que no se rinden a pesar de las adversidades, “porque guerreros somos y guerreros moriremos. Otro día más, otro día en la favela, sin saber lo que me espera, la calle no es para cualquiera”, se escucha en varias ocasiones.
Las imágenes empiezan con un supuesto tumbonazo de droga y el robo de una cadena con una imagen de Leónidas, el rey espartano que lideró a 300 guerreros en la batalla de las Termópilas, en el año 480 a.C.
Justo una gruesa cadena de oro, con esa misma imagen, descansaba este martes por la madrugada en la habitación de Shaggy, en León XIII.

En la narración, grabada con cámaras y drones, se ven presuntas transacciones de droga y mujeres que lloran a sus hijos muertos en una barriada llena de niños que sonríen.
Hay un enorme despliegue de armas largas y pistolas, y todos los que acompañan al cantante urbano tienen los rostros cubiertos con pasamontañas y máscaras de personajes de terror como Michael Myers, Jason, y payasos diabólicos. Sin embargo, según fuentes policiales, entre ellos figura Shaggy, fácilmente reconocible por los múltiples tatuajes en el torso y la espalda.
“Cuidado a quién le das la mano, por andar de traicionero es que le dimos a fulano, nos sigue la policía, de la prensa nos cuidamos, planificamos la vuelta, así mismo la coronamos, estamos en los kilos, y empezamos en los gramos. Venimos de un ghetto, aquí de nadie nos dejamos.
“Con la frente en alto, La Trece representamos, son los 300 de Esparta, son leales los que estamos y nos cuidan desde arriba, se fueron en la vuelta y aquí en la Tierra no se olvidan, la calle no perdona y en cualquier momento todo termina", narra el cantante, mientras se ve una sucesión de rostros masculinos, presumiblemente todos fallecidos.
Hablan de que solo caminan en carros blindados, con armas de grueso calibre y que con drones le llegan al enemigo, “quieren guerra, aquí les esperamos”.
Las amenazas contrastan con la leyenda que abre el video, donde se asegura que se trata de una obra artística y de entretenimiento que empleó armas de utilería, que no son reales, y que no se promueve ninguna actividad ilegal.

Un fenómeno que reproduce iconografía
El uso de cascos y referencias a los 300 espartanos es frecuente también entre grupos pro armas, incluidos algunos en Costa Rica. Esos mismos íconos están pintados en un mural que aparece en el video, presumiblemente plasmado en ese distrito tibaseño.
Además, la grabación de videos musicales, muchos caseros y de mala calidad, que enaltecen el mundo criminal no es reciente. Hace dos años, cuando un niño de 8 años murió por una bala perdida en Zapote, también reflotó un video que reproduce la vida de Los Fox, una banda que operaba en barrio La Gloria.
Los Fox, como se hacen llamar, tenían la barriada decorada con grafittis con el nombre de la agrupación pintado en las paredes, y así se podía apreciar en el video. Se trata de una comunidad de estrato bajo, junto al río María Aguilar.
