Tres hombres enfrentan, desde este martes, un juicio en el Tribunal Penal de Pavas, señalados por tráfico de drogas y por operar el primer laboratorio de fentanilo y metanfetaminas en Costa Rica.
El fiscal Justin Sterling Bogantes leyó durante más de media hora la pieza acusatoria en la que señaló a tres hombres como los presuntos responsables de traficar, entre otras, el fentanilo, llamado también la droga zombie, por sus efectos en el ser humano.
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Los acusados son de apellidos Valdivia, Martínez y Arroyo, el primero, según el Ministerio Público, sería el cabecilla de la organización. Valdivia quien es vecino de Tibás, declaró ante el Tribunal que es bachiller y que actualmente se dedica al cuido del padre, un adulto mayor con discapacidad.
Arroyo, por su parte, también aseveró al tribunal ser estudiante de bachillerato y asistente de cocina en el Centro de Atención Institucional (CAI) de San José, conocido como cárcel de San Sebastián, donde cumple prisión preventiva, mientras que Martínez, de 37 años, y oriundo de Colombia, aseveró estar en condición de refugiado al momento en que fue detenido en noviembre del 2023.

“Antes del 26 mayo del 2023 el agente encubierto Óscar Abrams solicitó al grupo criminal la venta de 500 unidades en tabletas de metanfetamina, con un costo de $6.000, con la condición de que la entrega la realizara el superior jerárquico Alejandro Valdivia”, dice uno de los puntos de la acusación.
Los imputados enfrentan una causa por el delito de infracción a la ley de psicotrópicos cuya pena va de los 8 a 20 años de prisión.
El primer laboratorio en Costa Rica
El caso por el que se les juzga trascendió el 21 de noviembre del 2023, cuando la Policía de Control de Drogas (PCD), bajo la dirección del Ministerio Público, detuvo a cuatro sospechosos de integrar una organización dedicada a la venta de fentanilo en el país.
En aquel momento, hace casi dos años, era la primera vez que las autoridades detectaban una banda que comercializara esta adictiva droga sintética en nuestro país.
Los agentes llevaron a cabo tres allanamientos en Tibás, San Sebastián y La Guácima de Alajuela donde fueron detenidos Valdivia, Martínez, Arroyo y Hernández. Había un quinto investigado, de apellido Corrales, quien fue asesinado por un ajuste de cuentas durante la investigación, iniciada más de un año antes, en el 2022.
Se desconoce por qué Hernández luego no fue convocado a juicio.
La premisa de las autoridades es que el laboratorio operaba en una lujosa vivienda en Tibás, donde la Policía decomisó 101 pastillas de fentanilo, el cual no era producido por el grupo, sino que lo importaba probablemente desde México para mezclarlo con otras drogas (éxtasis, ketamina y metanfetaminas), sin avisarle a sus consumidores con el fin de generar adicción. La droga se vendía principalmente en bares de San José y Escazú.
El fentanilo es un opiode sintético utilizado como analgésico y anestésico, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, es 50 a 100 veces más potente que la morfina.
“Se le llama droga zombie sobre todo porque se puede combinar con algunos productos de origen animal, que pueden producir bloqueos musculares y eso hace la impresión de que la persona queda trabada. Lo que hace es deprimir el sistema nervioso, respiratorio y cardiovascular. Eso puede llevar a la muerte con dosis muy bajas y en pocos minutos”, había expuesto hace casi dos años el entonces viceministro de Salud, Mario Urcuyo.