
Uno de los cinco capibaras decomisados la semana pasada en Costa Rica, durante un operativo contra el tráfico ilegal de fauna silvestre, murió este fin de semana debido a graves secuelas del maltrato sufrido durante su traslado por parte de sus captores.
Durante la revisión del vehículo, oficiales de la Fuerza Pública encontraron un macho, una hembra y tres crías de capibara, junto con 60 dosis de crack, marihuana, espuelas plásticas y dos armas blancas. Los ocupantes del automóvil, con amplio historial delictivo, quedaron detenidos.
Isabel Hagnauer, médico veterinaria y vocera del centro Rescate Wildlife Zoave —centro que recibió a los animales— informó este lunes que el capibara fallecido, un macho joven, no soportó las complicaciones derivadas de una dieta inadecuada y varios días sin alimentación.
“Su sistema digestivo estaba completamente vacío, sin contenido gastrointestinal y con presencia de gases, lo que indica que no comía desde hacía tiempo”, explicó Hagnauer.
La especialista recalcó que su muerte “es una evidencia más del alto costo que pagan los animales víctimas del comercio ilegal”.
Los otros cuatro ejemplares permanecen en cuarentena, bajo constante monitoreo médico. Todos presentan signos de desnutrición, estrés extremo y posible afectación inmunológica, agregó la veterinaria.
Uno de ellos sufrió una lesión en una pata trasera, mientras que los análisis de sangre revelaron alteraciones que podrían estar asociadas a enfermedades aún no confirmadas.
Aunque las autoridades no han revelado detalles del operativo, se presume que los capibaras iban a ser vendidos como mascotas exóticas. Esta práctica, prohibida por la ley, persiste debido a la demanda en redes sociales y al desconocimiento de la ciudadanía.
“Mientras haya personas dispuestas a comprar animales silvestres como mascotas, el tráfico continuará. Es una cadena de sufrimiento que comienza en la selva y puede terminar con muertes, como la de este capibara”, advirtieron desde el centro de rescate.
Hagnauer insistió en que la mayoría de estos animales no sobrevive ese tipo de práctica. Las condiciones en que son transportados, la falta de atención veterinaria y el estrés constante los enferma o mata, advirtió.
Los capibaras rescatados fueron trasladados a un recinto más amplio dentro del refugio y con condiciones que reducen el estrés. Es el mismo espacio que, en su momento, albergó al león Kivú, símbolo de otra emblemática historia de rescate animal.
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Allí, el equipo de especialistas busca facilitar su recuperación mediante una dieta especializada y seguimiento permanente.