"No había rencilla (entre el padre y el hijo), había una buena relación. Hubo un factor detonante, que se relaciona directamente con la condición médica del joven".
Así se refirió, Wálter Espinoza, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), a los problemas mentales que sufre un muchacho de apellidos Morales Álvarez, de 21 años, que asesinó a su papá este jueves por la tarde en La Aurora de Alajuelita.
El joven era conocido de las autoridades porque tiene antecedentes por robo. Eso sí, Espinoza no detalló cuál es la enfermedad que padece.
La víctima fue Marvin Antonio Morales Sánchez, de 54 años, quien fue acuchillado mientras permanecía en el interior de su vivienda. Presentaba múltipes heridas de arma blanca en antebrazos, brazos, tórax y espalda y murió por desangramiento.
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Según contó el jerarca policial, después de trascender el crimen y de notar la conducta del sospechoso, las autoridades lo trasladaron a Medicatura Forense para que un pisquiatra lo valorara. “El objetivo era que se determinara su capacidad de conocimiento, de voluntad y de autodeterminación”.
Agregó que el médico dictaminó que padece de trastornos mentales, sin especificar cuáles, y por eso lo remitió al centro psiquiátrico de “manera urgente”.
Desde entonces, permanece en el Centro de Atención para Personas con Enfermedades Mentales en Conflicto con la Ley (Capemcol).
“Tenía ideas delirantes, estaba en estado de psicosis, estaba consciente pero presentaba un nivel de desorientación importante. No respondía a emociones, tenía poco control de la memoria, presentaba alucinaciones auditivas y genera pensamientos irreales”, aseveró Espinoza.
El jerarca indicó que, de momento, se desconoce si el joven tomaba algún tratamiento para combatir su padecimiento. También se ignora si él consumía drogas ilícitas.
Por su parte, el Ministerio Público confirmó que el Juzgado Penal de Hatillo impuso la tarde de este viernes la medida cautelar de internamiento por un mes en Capemcol.
A él se le atribuye un delito de homicidio calificado y la causa se tramita bajo el expediente 18-5490-042-PE.
Los hechos
Según detalló Espinoza, el muchacho vivía con su mamá en una zona cercana a donde ocurrió el crimen. Sin embargo, desde hace como dos días, él fue a pasar uno tiempo con su papá.
"Eso provocó que la mamá estuviese pendiente de la condición tanto del joven como del fallecido", dijo Espinoza.
Justo esa actitud fue lo que llevó a la señora a ser la primera en saber del crimen. “En uno de esos momentos, ella llamó al teléfono de la vivienda y quien atendió fue el hijo. Él le indicó que había acabado con la vida del señor.
“Ella llamó al celular y el victimario contestó el teléfono y le dijo que su padre no podía atender porque él había acabado con su vida", contó el director policial.
La madre se dirigió junto a otro de sus hijos hasta la vivienda de Marvin Antonio Morales, al tiempo en el que alertó a la Policía.
Cuando las autoridades llegaron, encontraron al joven dentro de la vivienda y al fallecido tendido sobre el piso de la cocina.
Una enfermedad mental 'no implica peligro'
En los últimos meses se han suscitado varios casos en los que los hijos, que padecen enfermedades mentales, asesinan a alguno de sus padres.
El hecho más reciente ocurrió el 31 de enero en Guadalupe de Cartago, donde un muchacho de 24 años achuchilló hasta matar a su mamá, de 67.
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Pese a que ha habido un aumento en este tipo de situciones, el doctor Cristian Elizondo, subdirector del Hospital Nacional Psiquiátrico, insistió en que los enfermos mentales no son peligrosos.
Lo que él asegura que el poco apoyo que tiene el paciente de sus familiares más cercanos y el consumo de drogas son los elementos que podrían desencadenar esos lamentables hechos.
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"Esto último complica mucho la condición de salud de una persona enferma mental", dijo.
En ese sentido, Elizondo recalcó que si una persona que padece un trastorno mental ingiere estupefacientes, "estos le producen trastornos mentales transitorios o permanentes que lo lleva a cometer estas agresiones".
Por eso, apuntó el doctor, es importante que la gente que está a su alrededor detecte cuando el enfermo mental está ante una posible crisis.
"Dejan de dormir, tienen trastornos en el sueño o en el apetito, o medir el grado de ideas que ellos puedan desarrollar (...), descuido de su apariencia personal", concluyó.
Colaboró Ángela Ávalos