Minor Zúñiga Siles, el guardaparques de 53 años quien cayó a un precipicio en el Parque Nacional Isla del Coco, sobrevivió tras permanecer más de nueve horas en el fondo de un barranco, con fracturas en la columna vertebral y en las costillas, además de tener los pulmones llenos de sangre.
El accidente ocurrió el martes 7 de octubre durante una gira de campo, cuando Zúñiga buscaba señal de radio en un claro sin árboles producto de un derrumbe. Al intentar acercarse al área, resbaló y cayó al precipicio mientras los tres compañeros que estaban con él observaban impotentes.
“Yo sabía que si me iba para ese precipicio estaba en graves problemas. Cuando vi una piedra salida y que me aproximaba yo dije: me maté. Nada más miré que la piedra se acercó y no me dio tiempo de siquiera pensarlo, todo fue tan rápido, pero gracias a Dios me equivoqué”, relató Zúñiga durante una entrevista con La Nación desde la cama 89 del Hospital del Trauma.
En la caída, el guardaparques intentó sostenerse de un árbol pequeño pero este se arrancó; un helecho tampoco resistió.
Lo último que vio en el descenso fue una piedra que sobresalía de la pared acercándose a su cara, antes de perder el conocimiento.
Zúñiga y tres compañeros, Paulina y Adrián, guardaparques de un proyecto privado, y Diego, su colega del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), regresaban de una inspección en una zona de difícil acceso cuando ocurrió la emergencia.
Tres días antes una fuerte rayería había dañado el sistema de comunicación radial. El lunes, pocas horas después de salir, perdieron contacto con los compañeros en bahía Wafer y pasaron la noche en la montaña.
El martes de regreso, Zúñiga divisó el claro sin árboles. “Pensé que ahí podía tener suerte con una señal de radio, por lo que indiqué a los compañeros que me iba a acercar un poco a ese limpio para ver si tenía suerte e informar a mis compañeros de que todos estaban bien”, explicó. Cargaba en la espalda un bolso de unos 20 kilos cuando resbaló.
Sus tres compañeros lo observaron mientras se precipitaba. “Cuando vieron que paré, ninguno de los tres quería ir a ver cómo estaba yo porque temían que lo que iban a encontrar era un cadáver, pero al final los tres se animaron”, recordó. Paulina y Diego se fueron a pedir ayuda, mientras que Adrián se quedó con él.
Nueve horas de espera
Zúñiga permaneció en el fondo del barranco desde las 9 a. m. hasta las 6 p. m. Sus compañeros lograron sacarlo unos 200 metros, pero ya era de noche, había mucha lluvia y viento, y el lugar era muy difícil, por lo que pasaron la noche ahí.
“Me dolía mucho la espalda, sobre todo la caja torácica. Podía sentir las piedras, hay bastantes ramas, palos y eran dolores muy fuertes, pero así fue casi toda mi extracción”, recordó.
Fue trasladado hasta Puntarenas el sábado 11 de octubre cerca de las 11 p. m. en una embarcación de Guardacostas. Ahí lo esperaba una ambulancia que lo llevó al Hospital del Trauma, donde permanece bajo estricta supervisión médica.
Las lesiones que sufrió el funcionario son severas: tiene fracturado el hombro izquierdo, y la clavícula derecha; costillas fisuradas, fractura en la rodilla derecha y severas fracturas en la columna vertebral. Además, sufrió daños en los pulmones y el hígado, donde tenía sangre regada.
“Los doctores hicieron un trabajo genial y pudieron ponerme un sello al lado izquierdo porque me costaba respirar, eso era para que me drenaran los pulmones. El médico indica que casi me sacó un litro de sangre del pulmón derecho y 600 mililitros del pulmón izquierdo”, detalló.
Unos tres días después de la operación de pulmones, le realizaron una reconstrucción de la columna vertebral que hasta el momento ha sido exitosa.
Los médicos no podían creer que estuviera vivo y que con todas las lesiones pudiera mover sus pies y manos.
“La lesión que tenía en la columna, indicaron ellos, era muy, muy severa. Me dijeron que lo más cercano a lo que me había ocurrido era un milagro”, afirmó Zúñiga.
El guardaparques guanacasteco, que también se considera limonense de corazón porque ahí vivió más de la mitad de su vida, lleva desde el 2022 destacado en la isla del Coco como parte del programa de prevención, control y vigilancia del Sinac. Antes, estuvo 20 años en el Área de Conservación Tortuguero.
Zúñiga tiene dos hijos adultos y dos nietos, uno de siete meses.