Las aguas bajaron, pero el dolor y el desconcierto permanecen entre los vecinos de barrio Dent, un día después de las inundaciones más graves que recuerdan los habitantes de esa zona. Mientras absorben el impacto de la emergencia, las casas, los comercios y los sueños se secan con escobas, trapos y manos solidarias.
Este es un recuento de historias de los damnificados por el colapso de las alcantarillas que encauzan el agua de la quebrada Los Negritos. Una emergencia recurrente que sigue, sin atención gubernamental a pesar de los años. Las de ellos, también son las voces del cansancio y el hartazgo.
Augusto Meza llegó este viernes desde temprano para ayudar a su sobrino, quien perdió casi todo en su pequeño apartamento.
“Prácticamente, lo perdió todo: la computadora del trabajo, la refri, las cositas que tenía. Aquí estamos echándole la mano, haciendo frente”, relató mientras sacaba pertenencias dañadas por el agua.
“Él vive solo, trabaja cerca y se vino a vivir acá. Hay gente que tiene horas desde la madrugada ayudando”, agregó, sin detener el ritmo de su labor de limpieza.
Entre quienes acudieron a ayudar también se encontraba la actriz Sofía Chaverri, quien se unió a las labores de limpieza en el estudio de danza y ballet Danzay, un espacio de arte escénico en barrio Dent.
“Danzai es una cuna del ballet en este país, pero también un refugio para el arte teatral. He dado clases aquí y verlo así duele. Somos muchos artistas —bailarines, actores, productores— ayudando. La solidaridad siempre nos ha caracterizado”, expresó mientras colaboraba con otros vecinos.

“Esto es una emergencia, no importa la causa”
En otra calle del barrio, Melina Dada intentaba asimilar que su casa quedó destruida.
“Pérdida total. Lo poco que había salvado en las primeras inundaciones se fue. Ya no hay forma de salvar la casa”, dijo con la voz casi quebrada y visiblemente molesta.
Su indignación era evidente.
“Por favor, que las autoridades se den cuenta de lo que está pasando. Hay más de 200 damnificados, gente rescatada de los techos, el agua llegó hasta arriba. Esto debe declararse emergencia nacional. La gente no puede vivir así”, reclamó.
Dada criticó además los trámites burocráticos que, a su juicio, frenan una respuesta rápida: “No importa si es natural o causado por el ser humano, cuando la gente pierde todo, eso es una emergencia”.
Para Pilar Orellana Gallardo, vecina de toda la vida y presidenta de la Asociación de Vecinos de barrio Dent, la escena que enfrenta hoy es la peor que ha vivido en sus 54 años en el lugar.
“Son pérdidas totales: carros, portones eléctricos destruidos, viviendas desechas. El agua reventó todo, hasta causó daños estructurales peores que un sismo”, enumeró mientras retiraba agua con una escoba en su casa.
Recordó que las inundaciones fueron comunes entre los años 70 y 90, hasta que una obra pluvial desvió el cauce de la quebrada Los Negritos hacia el río Torres.
“Ahora estamos igual o peor que hace décadas. El problema se advirtió hace meses y nadie hizo nada”, lamentó.
Orellana anunció que junto con otros vecinos preparan acciones legales. “Vamos a unirnos como comunidad y exigir responsabilidades. Esto ya es demasiado”.
“No podía abrir la puerta del apartamento”
Entre otros afectados encontramos a doña Aysha Bouzid, una vecina de barrio Escalante quien dormía en su casa la tarde del jueves cuando el agua inundó todo el inmueble. La mujer, quien vive sola y es paciente de cáncer, explica que debido a su enfermedad que está en etapa cuatro, le costó reaccionar.
“Se me hacía la cama para un lado, puse el pie a levantarme y sentía agua, casi me caigo. Logré levantarme y ya todo estaba muy inundado”, recuerda la afectada, quien salió de la emergencia gracias a la ayuda de oficiales de la Policía Municipal de San José. “No podía abrir la puerta del apartamento y entonces empecé a pedir auxilio, me abrieron la puerta a golpes porque no podía abrirla”.
Doña Aysha, además de los daños en la vivienda, tuvo afectación en su vehículo, que fue tapado por el agua, al igual que el de otra vecina.
La profesora de historia del arte de la Universidad Nacional, Marta Rosa Cardoso, también fue auxiliada por los municipales, ella estaba trabajando en una oficina que tenía en su vivienda y asegura que el agua llenó tan rápido a su inmueble, que ni tuvo tiempo de salir.
El auxilio le llegó por el oficial Luis Carlos Góngora, quien, al igual que muchos de sus compañeros, se metió a la zona anegada para cargar en brazos a la educadora. “La policía fue súper eficiente, hicieron un trabajo sobrehumano para tratar de ayudar a las personas, a los adultos mayores como mi mamá que tiene 80 años, también a personas enfermas”, dijo Cardoso con evidente agradecimiento.
Sin embargo, la vecina reprochó a las autoridades municipales por lo que considera una irresponsabilidad en la atención de las denuncias previas sobre el riesgo de que ocurriera una emergencia de este tipo.
“Evidentemente se dio una situación inesperada, algo pasó además de la lluvia, pero bueno no se han tomado las medidas que hay que tomar, esa es la realidad y el agua se llevó las tapias”, lamentó.

Una calle hacia el este, encontramos a Andrés Aymerich, quien junto a su familia también lo perdió todo, un vehículo todoterreno y un cuadraciclo figuran entre los bienes que tuvieron daños severos.
El joven asegura que esta crisis “se veía venir desde el año pasado”, cuando incluso trataron de hablar con representantes de la Municipalidad de Montes de Oca. “Tratamos de encontrar medidas que contuvieran el agua”, agregó.
El agua tomó por completo la casa de Aymerich, al punto que el vehículo fue desplazado y el portón cedió.
“Entró toda el agua hasta dos metros de altura, desde el portón hasta el patio, las afectaciones fueron totales”, dio el vecino que perdió electrodomésticos, muebles, “tuvimos que estar en el techo cerca de cuatro horas, esperando que el nivel del agua bajara”, recordó.
Los daños en el vehículo son visibles en todos los costados y aún falta por analizar si el motor tuvo desperfectos. “El carro estaba en el centro del garaje, cuando el portón se abre y entra el agua el carro flota y queda recostado al portón, se arrugó la tapa y mecánicamente no hemos hecho ninguna evaluación de momento”, detalló.

Una mudanza en veremos
María Fernanda Rodríguez tiene cinco meses de embarazo, junto a su esposo y un hijo de cinco años, planeaban pasarse a vivir justo al frente de donde pasa la quebrada los Negritos.
Esta familia contrató trabajos para remodelar la vivienda a donde planean pasarse a vivir, aunque eso ahora está en tela de duda.
La mujer coincide con el resto de vecinos en cuanto a que la emergencia que vive la comunidad era previsible desde que hace un par de años, cuando pusieron rótulos de riesgo de inundación.
“La primera inundación fue en junio de este año y desde entonces hubo un par de inundaciones más, pero no a este nivel” contó la mujer cuya planta baja de la casa se anegó.
“El muchacho que está ayudándonos en la reparaciones, cuando nos dijo que se inundaba, si acaso el agua llegaba a la altura del rodapié... pero en cuestión de minutos nos mandó un video: él desde el segundo piso y la casa completamente cubierta”, dijo la mujer.
En barrio Escalante, sobre avenida 13, se contabilizaron siete estructuras afectadas y en calle 37, otra cifra igual de acuerdo con un reporte al cierre de esta información.