“Lo mataron a quemarropa, sin decir una palabra”. La frase de Sue Hellen Guzmán describe con crudeza el momento en que vio morir a su esposo, Gustavo José Villalobos Calderón, de 43 años, frente a sus ojos.
Gustavo, padre de cinco hijos, tres de ellos, menores de edad, fue víctima de un ataque atribuido a un grupo que, según el subdirector del OIJ, Michael Soto, está bajo investigación por al menos dos asesinatos.
Uno de esos crímenes fue el de Gustavo, un trabajador independiente, padre y esposo, quien falleció en Granadilla de Curridabat durante el violento de robo de su vehículo. En el ataque, Sue Hellen también resultó herida. Hoy, intenta reconstruir su vida, mientras espera justicia.
“Era el proveedor del hogar, el que nos sostenía, un buen papá, un buen esposo. Lo perdimos todo al mismo tiempo”, lamentó en entrevista con La Nación.
A dos meses del crimen que transformó su vida, relató lo que ocurrió la madrugada del 3 de mayo.

Una salida cotidiana que acabó en tragedia
Todo comenzó con una simple salida a comer, luego de terminar de trabajar en una soda que Sue y su esposo tenían en Coronado. Ese día su hija y el novio llegaron al establecimiento y decidieron ir al barrio La California, por lo que ellos se dirigieron a esa zona para dejarlos.
Gustavo no había cenado y decidieron pasar por un restaurante en Curridabat. Luego, intentaron abastecer el vehículo con gas, pero en la estación no había. Fue entonces cuando se quedaron en la gasolinera pensando qué hacer.
“En eso estábamos cuando nos salieron. Yo tengo recuerdos fragmentados, como relámpagos. Eran tres hombres, y él (Gustavo) apenas alcanzó a decir algo como: ‘¿Qué pasa?’, cuando empezaron a disparar. Sin discusión, sin razón. A quemarropa”, rememoró.
Sue recibió cuatro impactos de bala: dos en una pierna, uno en la otra y el cuarto en el abdomen. Como pudo, salió del carro, herida, desorientada, gritando por ayuda.
“Nadie me ayudó en ese momento. Todos se escondieron. Después de que se llevaron el carro, ya empezaron a salir... Ahí fue cuando me di cuenta de que yo también estaba herida”.
Pese a la reciente captura de los sospechosos, Sue Hellen no ha recibido comunicación formal sobre el proceso judicial.
“Me imagino que en algún momento me llamarán, pero hasta ahora, nada. No sé si tendré que testificar. Solo sé que necesito saber la verdad y que se haga justicia”, recalcó.
La recuperación ha sido dura, pero ha contado con el apoyo de amistades cercanas y atención psicológica especializada en trauma.
“Estoy en tratamiento desde hace un mes. Es un proceso, pero por dicha, ahí voy saliendo”, añadió.
Un padre devastado
Gustavo Villalobos era más que esposo y padre. También era hijo. Su papá, Gustavo Enrique Villalobos Guzmán, sabe que la pérdida es aún muy reciente e irreparable: “Eso no se quita de la mente. Le cagaron la vida a uno. Lo único que pido es que si son ellos, que les caiga todo el peso de la ley”, manifestó e insistió en que el proceso de aceptar que su hijo no está, es difícil.
“Hay días en que todavía me despierto y creo que todo fue una pesadilla”, lamentó.

Tras el asesinato, también alzó la voz Adriana Núñez, periodista y expresidenta del Colegio de Periodistas, quien conocía a Gustavo por su trabajo como electricista.
“Era un hombre decente, trabajador, buen esposo y padre”, escribió al día siguiente del crimen.
Núñez hizo un llamado urgente a las autoridades y al país: “Es preciso exigirle al Poder Ejecutivo que enfrente la situación de inseguridad extrema que vive nuestra nación. Muchas familias están de luto. Todo debe tener un límite”.
Sicarios a sueldo
El pasado 2 de julio, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) detuvo a siete personas sospechosas de asesinar a Gustavo Villalobos Calderón. Ellos también estarían ligados con el homicidio de Kevin Leonardo Segura Quesada, presunto líder de la banda “Los Gemelos”, asentada en Aserrí.
Ese hecho ocurrió cerca de la Carbonera, en San Juan de Dios de Desamparados, cuando alias Gemelo volvía a su vivienda, a las 8:36 p. m.
Alias Leo o Gemelo, se desplazaba en un cuadraciclo y, al bajarse para entrar a su casa, fue interceptado por sujetos que descendieron de un vehículo tipo sedán, le dispararon con arma larga y luego huyeron.
Una unidad de la Cruz Roja encontró a Segura aún con vida, aunque herido de gravedad. Fue trasladado de urgencia al Hospital San Juan de Dios, donde falleció minutos después.
En lo que respecta a los sospechosos, el OIJ los señala también de conformar una agencia “incipiente” de sicarios.
Michael Soto, subdirector del OIJ, la describió como una célula que apenas iniciaba.
“Es un grupo que se dedica a trabajar independientemente para generar este tipo de acciones, para cualquier grupo que les pague”, dijo Soto el pasado 2 de julio, cuando desarticularon a la incipiente organización.
Soto también confirmó a este medio que los miembros de esta agencia de sicarios “cometían errores importantes”, como por ejemplo estar drogados al momento en que cometieron los crímenes.
“Dejaron evidencia importante que los dejaron rápido en nuestra línea, sobre todo, el tema de Granadilla”, concluyó Soto.