EscucharEl robo de una motocicleta Honda, de color rojo y negro, que había sido adquirida apenas una semana antes, sería el motivo por el cual pistoleros a bordo de otra moto asesinaron en Hojancha, Guanacaste, a Eliécer José Hernández Alemán, de 49 años.
Se trata del menor de ocho hermanos (cinco hombres y tres mujeres), cuyo homicidio ocurrió la madrugada de este viernes en un cantón que estaba a punto de cumplir 20 años sin asesinatos, un récord en nuestro país, donde la criminalidad ha alcanzado tasas de homicidios tan elevadas (16,8) que lo ubican en el tercer lugar del istmo centroamericano.
De acuerdo con Elbert Hernández, de 52 años, hermano del fallecido y vecino de Hojancha, para la familia resulta sumamente doloroso saber que José Eliécer estaba bien y, de un momento a otro, ya no está.
Mencionó que su hermano estaba a cargo de la construcción de unas cabañas en San Gerardo, cerca de donde ocurrió el crimen. Al mediodía de este viernes dijo por vía telefónica que la Policía no les ha proporcionado detalles sobre la investigación, ni sobre la motocicleta robada.
Elbert recuerda a su hermano como una persona trabajadora y muy dedicada al estudio bíblico en la religión evangélica que profesaba. Asegura que esto lo convirtió en un hombre servicial, siempre dispuesto a ayudar a los demás. Por esta razón, atendió el llamado de uno de sus peones en la madrugada, cuando le pidió que lo llevara hasta una terminal de autobuses para salir a primera hora.
Rolando Hernández, otro de sus hermanos, expresó que recibir la llamada de Elbert informándole sobre el asesinato de Eliécer fue un golpe muy duro para él. Describió a Eliécer como una persona de bien, que solo salía de noche cuando alguien le pedía que fuera a orar o a realizar algún mandado urgente.
Rolando, de 60 años, recordó que Eliécer creció con su familia en Hojancha, donde cursó la educación primaria en la escuela de Matambú y luego se dedicó a la construcción. Se trasladó luego al Valle La Estrella, Limón, con su anterior pareja, pero hace 17 años regresó a su pueblo natal. En 2017 contrajo matrimonio con su actual pareja y vivía a un kilómetro al oeste de la escuela donde aprendió a leer y escribir.
Ahora la familia confía en que las autoridades logren esclarecer lo sucedido. Sospechan que los homicidas no son de Hojancha, sino de otras localidades, como barrio San Martín u otras barriadas de Nicoya, que colindan con el cantón más pacífico de Costa Rica.
La última vez que Rolando vio a su hermano fue en Semana Santa, cuando viajó desde Cariari —donde reside— hasta Guanacaste. Durante su visita a sus padres en Hojancha, aprovechó para ir a la casa de Eliéce,r donde ambos pasaron una tarde muy agradable.
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Dijo que lo ocurrido es un golpe muy fuerte para ellos y para su padre, un adulto de 90 años y su madre que también ronda esa edad y hoy lloran al menor de sus hijos.
Sobre el funeral, afirmó que todavía no tienen claro cuando podrán retirar el cuerpo de la Medicatura Forense, donde les dijeron que las nueve autopsias del sábado ya están comprometidas y podría ser hasta domingo o lunes que les entreguen el cadáver.
