Los cantones con las mayores tasas de homicidios en el 2022 también son algunos de los más empobrecidos del país, reveló un análisis del Colegio de Ciencias Económicas divulgado este martes.
Según el estudio, algunas cifras cantonales de asesinatos quintuplican la tasa de homicidios del país, luego de que el año anterior fuera el más violento en la historia costarricense, con 656 casos y una tasa de asesinatos de 12,56 por cada 100.000 habitantes.
El informe utilizó las estadísticas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y el índice de desarrollo humano cantonal del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y que, entre otros parámetros, considera salud, educación y calidad de vida.
De esta forma, Limón, Matina, Garabito, Guácimo y Puntarenas aparecen con tasas de homicidios que van desde 62,85 por cada 100.000 habitantes en Limón, a 30,58 en Puntarenas. De estos, el índice de desarrollo humano (IDH) cantonal más alto es Puntarenas, en el puesto 43, mientras que el resto se encuentran del puesto 62 hacia abajo, es decir, entre los últimos 20 lugares del índice, cuyos datos más recientes son del 2019.

Según el estudio, las tasas cantonales de homicidios y el IDH cantonal muestran correlación negativa media de -0,37, siendo -1 una correlación “perfecta” negativa. Es decir, entre más sube el IDH, más tiende a bajar la tasa de homicidios, y viceversa.
No obstante, puede haber excepciones: el cantón de Dota está en la posición 80 de 82 en el ranking de IDH, y no tuvo ningún asesinato el año anterior, mientras que Santo Domingo, que se encuentra octavo por su IDH, fue el número 17 por la tasa de homicidios, al tener ocho casos registrados.
El informe indica que, “en términos generales, aquellos cantones donde las personas cuentan con menores oportunidades educativas y laborales (principales determinantes del desarrollo humano) son ‘presa fácil’ del crimen organizado”.
“Los resultados nos demuestran el impacto que puede llegar a tener la pobreza en nuestra sociedad. Lejos de señalar a estos cantones, debemos entender que las malas condiciones de vida a la que se enfrentan sus habitantes permiten la entrada del narcotráfico y del crimen organizado, que conducen eventualmente a la violencia”, declaró Ennio Rodríguez, presidente del Colegio de Ciencias Económicas.
Los datos del OIJ muestran que la tasa de homicidios se ha incrementado de forma constante desde el 2019. Además, desde que alcanzó 11,59 asesinatos por cada 100.000 habitantes en el 2015, no ha vuelto a bajar de 11.
En el 2022, esta cifra llegó al máximo de 12,56, y durante el primer mes del 2023 ya se registran 76 crímenes, cifra superior al promedio de la última década y del valor observado en 2022.
“La sostenibilidad de largo plazo de una estrategia de seguridad ciudadana deberá centrarse en la prevención social, mediante políticas de inclusión económica y social con énfasis en las poblaciones vulnerables, asentadas en programas de reactivación económica con un enfoque territorial”, indicó Rodríguez.