Una bailarina, conocida como la Tecno Queen o la Reina del Dancehall, desempeñó un papel clave en la trampa que la banda de El Gringo montó para matar a uno de sus rivales.
La mujer, de 43 años, vecina de Alajuelita y con conocimientos en enfermería, aprovechó el interés sexual que Frank Alfaro Murillo, de 26 años, tenía en ella para prestarse como señuelo para llevarlo a una lujosa casa en Belén, donde lo esperaban para matarlo.
Por este homicidio, el mes pasado fue condenada a 20 años de prisión.
Según consta en su sentencia, ella le pidió a sus cómplices asegurarse de que Alfaro, su vecino y con quien tenía amistad, no saldría con vida de la propiedad que rentó la banda en Belén, para cometer al menos dos de los crímenes que las autoridades estiman entre los más atroces de las últimas décadas.
– “Pero no regresa, ¿verdad?, porque me da miedo que me mate después, (preguntó ella por teléfono).
"El sujeto le responde que debe estar tranquila, que a ella nadie la va a matar, que deje de ser boba; por lo que la imputada le contestó:
– "Por eso, ¿pero no regresa? Y recibe como respuesta:
–"Obvio que no”, dice la sentencia.
Raquel María Jiménez Cordero, (conocida como Nicole Jiménez), la bailarina de 43 años, descuenta su condena en la cárcel Vilma Curling, conocida como El Buen Pastor, en San Rafael Arriba de Desamparados.
Señuelo
La madrugada del 13 de diciembre del 2017, a la 1:27 a. m., en un Daewoo, estilo Matiz, color violeta, conducido por la mujer, Frank Alfaro llegó hasta la casa de seguridad que mantenía la organización criminal en San Antonio de Belén. Su amiga fue el señuelo que lo entregó a sus asesinos.
Tres minutos después, los agentes de la Policía Judicial, que ya seguían de cerca a la banda de El Gringo, vieron a la mujer salir sola en su carro.
A partir de ahí Frank Alfaro, que al parecer había quedado debiendo una droga a uno de los miembros de la banda (tumbonazo), padeció lo que los jueces mencionaron en el juicio del pasado 21 de setiembre como una barbarie, un sufrimiento desmedido.
“Lo matan ustedes, o lo hago yo”. Esa fue la orden que les dio El Gringo a sus secuaces. Lo que interesaba era eliminarlo. “Si no lo van a matar ustedes, que lo prensen, lo traigan y yo lo mato”, sentenció el líder de la sanguinaria banda.
Una asfixia por estrangulación le causó la muerte, pero antes le causaron lesiones en la cabeza, moretones, traumas por patadas que le dieron en las costillas, otros en las extremidades y heridas punzocortantes en los brazos.
Posteriormente, los acusados procedieron a envolverlo con una camiseta ensangrentada y sucia, así como una sábana.
Ese cuerpo fue descubierto en una buseta ese día, junto con el del colombiano Edwin Santiago Bedoya Llanos, otra víctima que sufrió torturas aún más crueles por parte de la banda de El Gringo. Este último fue decapitado cuando todavía estaba con vida.
La Policía detuvo cerca del vehículo a algunos de los homicidas que, horas después del doble asesinato, iban a tirar a los asesinados en Pavas.
Sexo
Según la sentencia, la Tecno Queen aprovechó las insinuaciones sexuales que Alfaro (quien era 15 años menor) le había hecho con anterioridad. Por eso, cuando El Gringo le ofreció dinero a cambio de entregar a su pretendiente, no lo pensó dos veces.
Dijo a la banda que como Alfaro quería tener relaciones sexuales con ella, le iba a proponer ir esa noche a la casa de una amiga y, con ese ardid, se lo llevó a San Antonio de Belén.
Al aceptar los cargos, Raquel María Jiménez también admitió su relación con la banda criminal dedicada al narcotráfico, privaciones de libertad, homicidios y torturas.
El juez penal Leonardo Pereira le dictó 24 años de cárcel, 20 por el homicidio calificado y cuatro por la privación de libertad que, al final, por haber sido en el mismo acto, quedaron en 20 años. La mayoría de sus cómplices, en cambio, fueron condenados a penas de 30 y 35 años de prisión.
Según el juez, aunque Jiménez admitió los cargos y la forma como sedujo a Alfaro, la Fiscalía tenía pruebas para acreditar los hechos y para demostrar que ella consintió el sufrimiento innecesario que tuvo la víctima.
“Quedó demostrado que Raquel Jiménez, de manera alevosa, bajo engaño, colocó al ofendido en una situación de desventaja y lo llevó a un lugar extraño donde se encontraban varios sujetos esperándolo para darle muerte”, dice la sentencia.
Jiménez continúa en prisión preventiva en la cárcel Vilma Curling, donde en el 2018, recién detenida, dijo al diario La Teja que en sus años de juventud bailó en tarima junto a cantantes como Beenie Man, Bounty Killer, Elephant Man, Mr. Vegas y Sean Paul, entre otros.
En una celebración del Día de la Madre, impresionó a las demás reclusas y visitantes con su danza y aseguró que se vio involucrada en ese hecho por una amenaza de muerte que recibió; sin embargo, al final, optó por asumir su responsabilidad y someterse a un proceso abreviado.
Jiménez es madre de dos jóvenes, de 22 y 19 años.