
En abril de este año, Zuriely Guevara Fajardo celebró sus 30 años rodeada de sus seres queridos. Estaba asustada, escribió en sus redes, de alcanzar esa edad, pero agradecida porque llegó rodeada de los suyos.
Tenía metas, tenía sueños y disfrutaba profundamente ser enfermera. A esa profesión se dedicó durante al menos seis años en el Hospital Tony Facio, en Limón, a pocos minutos de donde, la tarde del lunes, dos balas le arrebataron la vida en la entrada de su propia casa, en barrio La Colina, en Limón.
Andrés, uno de sus amigos cercanos del trabajo, está hoy consternado por la noticia. Cuenta que conoció a Zuriely en el hospital, pero la recuerda desde mucho antes, cuando ambos compartían en las aulas de la Universidad Santa Lucía, cursando materias de Enfermería.
La última vez que coincidieron en el pasillo del centro médico fue el miércoles pasado, cuando apenas intercambiaron un saludo rápido porque él estaba por comenzar su turno y ella ya había terminado.
“Para nosotros es muy duro. Tenemos un grupo donde estamos bastantes compañeros, más de cien, y desde ayer que pasó la noticia estamos muy impactados. Todavía no lo puedo creer”, manifestó.
“Estamos muy tristes. No hay palabras... consternados con la situación”, lamentó.
Andrés es un nombre ficticio, pues el joven prefirió resguardar su identidad. Contó que su amiga era muy alegre, divertida y siempre estaba feliz. “Lo contagiaba a uno totalmente”, recordó.
También la describe como una mujer de sueños y metas que, en los últimos años, la impulsaron a alcanzar logros que había anhelado por mucho tiempo.

Hace aproximadamente un año se compró su carro y, en meses recientes, invirtió en la remodelación de la casa que compartía con su madre, Verónica, con quien mantenía una relación muy estrecha.
Zuriely era hija única y, de acuerdo con Andrés, muy apegada a su madre. “Eran inseparables”, dice. Ambas compartían profesión, lugar de trabajo y solían hasta sacar vacaciones al mismo tiempo para aprovechar los días libres en compañía.
Violento ataque
La tarde del lunes 1.º de diciembre, alrededor de las 5 p. m., Zuriely estaba junto a su madre frente a su casa en el barrio La Colina. Coordinaban con un grupo de constructores que les ayudaban con los arreglos de la casa cuando dos hombres a bordo de una motocicleta llegaron al sitio.
Pasaron apenas unos segundos antes de que uno de ellos abriera fuego. Una bala impacto a Zuriely en la cabeza y la joven falleció en el sitio.
Según confirmó a este medio el jerarca del Organismo de Investigación Judicial, Michael Soto, la mujer fue víctima colateral de un ataque dirigido a uno de los trabajadores en la vivienda.
Vladimir Muñoz, subdirector interino de la Policía Judicial, añadió que el objetivo del ataque, ya plenamente identificado por las autoridades, ingresó a la casa cuando vio al gatillero, y uno de los homicidas lo siguió hasta adentro.
El hombre resultó herido, pero logró escapar con vida por la parte trasera de la vivienda y posteriormente fue trasladado al Hospital Tony Facio, al mismo centro en el que la joven dedicaba sus días.
Este martes, luego de que trascendió el homicidio de Zuriely, el Colegio de Enfermeras de Costa Rica se pronunció, sumándose a las decenas de mensajes en solidaridad con la familia.
“Su legado y obra dejarán por siempre una huella significativa y permanente en nuestra disciplina. En este difícil momento, acompañamos a su familia y seres queridos externándoles nuestro más sincero pésame, fortaleza y consuelo”, comunicó el Colegio.
Tras un violento fin de semana, Costa Rica contabiliza 805 homicidios, cinco más que en la misma fecha del 2024. Al día de hoy, la Policía Judicial registra 75 víctimas colaterales; 18 de ellas han sido mujeres.
