Por más que lo intentaba, don William Alpízar no lograba entender este miércoles las circunstancias que provocaron la trágica muerte de su hija mayor y el esposo de ella en las embravecidas aguas del río Térraba.
“Desgraciadamente, esa noche llovía demasiado en la zona sur y no sabemos qué pudo haber pasado. Ellos conocían muy bien la ruta”, reflexionaba con pesar este vecino de Buenos Aires de Puntarenas.
La noche del pasado domingo, el vehículo en que viajaban Mileidy Alpízar y Marcel Espinoza cayó a la corriente por razones que siguen siendo un misterio para la familia y para las autoridades.
Ellos regresaban de Ciudad Neily de Corredores, luego de visitar a la mamá de Marcel, con motivo del Día de la Madre. Se trata de un trayecto que la pareja recorrió muchas veces.
“No sabemos si un carro los encandiló o se les vino encima o si explotó una llanta y sucedió lo que sucedió”, comentó apesadumbrado don William, de 54 años.
Afirmó que el domingo a eso de las 7 p. m. fue la última vez que supo de su hija cuando la llamó al celular.
Mileidy le dijo que iban de regreso por Palmar y, aunque la idea era pasar a la casa de él, quien vive a menos de dos kilómetros de donde ellos, al final le avisaron que no lo harían porque se les hizo tarde.
Lugareños alertaron a las autoridades sobre el accidente, la mañana del lunes, luego de hallar el rastro del carro en la zona de Cajón de Boruca, en Buenos Aires.
Estudiosos
Mileidy era la mayor de cuatro hermanas. En la universidad conoció a Marcel, con quien se casó el pasado 23 de enero, luego de un noviazgo de varios años.
Ambos eran oriundos de Buenos Aires y de cuna humilde. Ella realizó sus primeros estudios en ese cantón de la zona sur. Luego, obtuvo su licenciatura en la sede de la Universidad Nacional en Corredores. Trabajaba como coordinadora del Juzgado Penal de Buenos Aires.
La pareja estaban haciendo todos los trámites para construir su casa, pues actualmente alquilaban una vivienda en Buenos Aires.
“Ambos eran espectaculares y tenían sus sueños, que pensaban forjar con el trabajo, pues él era administrador del comité local de la Cruz Roja”, comentó don William.
Añadió que Mileidy siempre fue muy dedicada al estudio y tenía extraordinarias notas.
Sobre Marcel, aseguró que era como un hijo para él. Añadió que él estudió Administración de Empresas.
“Él era muy especial, deja padres y dos hermanas. Dios quiso llevárselos juntos”, manifestó.
El vehículo Nissan Tiida lo había comprado la pareja hace menos de cuatro meses a un sobrino de don William.
El carro quedó cerca de donde cayó. “Presiento que Marcel pudo salir del vehículo y que sacó a Mileidy, pero estaba hondo y les fue imposible ponerse a salvo”, dijo.
Don William labora como reparador de llantas y tiene 30 años de casado con Milene Venegas, con quien procreó a sus cuatro hijas.
Muy queridos
La pareja era muy querida en la zona. Minyar Collado, uno de los rescatistas de la Cruz Roja que estuvo en el operativo, dijo que los compañeros recuerdan como Mileidy solía llegar al comité a esperar a que Marcel terminara sus labores para partir juntos.
Sobre el rescate, Collado dice que al tratarse del río más grande y caudaloso del país, sabían que las labores serían desafiantes.
A pesar de tener mucha experiencia y estar equipados, para los buzos era frustrante no poder ver más allá de medio metro.
El primer día terminó sin resultados positivos. Fue hasta el martes cuando un vecino que estaba cerca de los rescatistas lanzó desde tierra unos imanes y encontró el carro sumergido.
Collado agradeció a los baqueanos porque con el imán se logró dar con el carro, el cual luego fue sacado con una grúa.
Cuando vieron que el vehículo estaba sin sus ocupantes, las patrullas estimaron que el fuerte caudal los habría llevado lejos, como en efecto ocurrió.
Una recreación de los hechos les permitió concluir que el carro, luego de impactar y rebasar la baranda metálica, siguió por una ladera que no es muy pronunciada y fue dejando partes como el bumper, la placa, cristales y un espejo, pero siempre sobre sus cuatro ruedas.
Así fue como derrapó hasta caer al agua y apareció cerca del punto de caída.
“Como no se volcó, eso les pudo haber facilitado salir del carro, pero era de noche, llovía mucho y la corriente los habría arrastrado”, relató el socorrista.
Según las mediciones finales de la Cruz Roja, los cuerpos fueron arrastrados unos 45 kilómetros aguas abajo, donde fueron hallados por pangueros que navegaban en la tarde del martes. Aparecieron a unos tres kilómetros uno del otro, cerca del embarcadero de Puerto Cortés.
Los familiares los reconocieron, pues mantenían sus rasgos, ropa y hasta el anillo de matrimonio con el respectivo nombre de su pareja.
Unos 35 cruzrojistas, 20 bomberos, así como policías y lugareños participaron en las labores de búsqueda.