
"El jueves (28 de noviembre), Andy se levantó muy nervioso, porque ese día tenía convocatoria. Si la pasaba, entonces el otro año estaría en quinto grado. Estaba muy nervioso, como ansioso. Yo lo llevé a la escuela y le dije que, una vez que terminaba el examen, me esperara y no se fuera solo para la casa.
“No me hizo caso y, cuando me di cuenta, ya estaba en la casa. Y lo primero que hizo fue gritarme: ‘Pasé, mamá, pasé’. Lo abracé tan fuerte, que aún siento ese abrazo. Me prometió que el próximo año le iba a poner desde el primer día para no tener que ir a convocatoria y yo solo lo abracé y le dije que todo iba a salir bien.
“Como estaba tan feliz, me dijo que él quería ir a Nicaragua para estar con su abuelita materna. Me dijo que él quería ir de vacaciones a Nicaragua y ahora vamos a ir, pero con él en un ataúd”.
Iccian Alemán Mora, de 36 años, aún no entiende cómo la vida de su pequeño Andy, de 10 años, se apagó de un segundo para el otro. Aseguró que no lo entiende y que tampoco quiere hacerlo.
Ella es la mamá del niño que murió luego de que el marco de una cancha de fútbol le cayera encima la noche del viernes en el parque de Santa Ana, en San José.
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Andy estaba acompañado de su papá y de su hermano, de 13 años, cuando sobrevino el accidente. Iccian estaba trabajando, cuando recibió la llamada.
“Lo que me dice mi esposo es que ellos estaban jugando cuando Andy pegó un brincó, se guindó del marco y se le vino. Mi marido no pudo hacer nada, porque cuando quiso levantar el arco ese, no podía; era muy pesado.
"Se llevaron a mi ángel al hospital (de Niños). El papá iba en la ambulancia y dice que mi Andy se volteó y le dijo: ‘Me duele demasiado, papi’.
"Mientras eso pasaba, me llamaron a mí. Cuando me dijeron que se había caído, jamás pensé que fuera tan grave. Pensé que se había fracturado algo y por eso pasé a la casa a recoger ropa porque me imaginé que se iba a quedar un par de días en el hospital.
“Cuando llegué, un doctor salió y solo nos dijo que teníamos que ser fuertes porque se me había muerto mi chiquito”, recordó Alemán.
Y es que la caída del marco le provocó lesiones gravísimas en su corazón y pulmones, que terminaron por acabar con su vida.
De momento, la familia lo velará en una funeraria de Santa Ana para, en la madrugada, tomar ruta hacia Nicaragua y darle allí santa sepultura.
El parque, su lugar favorito
Para Andy, su lugar feliz era el parque de Santa Ana. Tiene cerca de un año de haber sido inaugurado y, desde ese momento, él disfrutaba pasar sus ratos libres ahí.
Eso sí, según Alemán, nunca se iba sin permiso, “porque, aunque era un niño, era muy maduro y entendía que el peligro existe”.
Generalmente, iba en las tardes con su papá y con su hermano, de 13 años. "Le encantaba ir porque también compartía con ellos. Yo pocas veces podía ir por mi trabajo, pero cuando podía los acompañaba.
“A Andy no le gustaba el fútbol, entonces mientras el hermano jugaba, él se ponía a jugar con las otras cosas que había y se divertía solo o con algún amiguito que llegara.
“Y le voy a ser sincera. A mí me agradaba mucho que a él le gustara ir ahí, yo hasta le promovía el gusto por ese parque. Era, según yo, un lugar sin peligro, seguro para que él estuviera y, vea, al final me lo terminó arrebatando”.
Luego de enterarse de la muerte de su hijo, la mamá recordó que, días atrás, una vecina le había contado que las canchas de ese parque estaban sueltas, pero no le prestó mucha atención.
“Algo yo había escuchado, pero no le di mucha mente. De haber prestado atención a eso, quizás ahora las cosas serían diferentes, o no sé. Por esos tubos sueltos es que ahorita mi hijo está muerto y, digame, ¿qué Navidad voy a pasar? ¿Cómo voy a disfrutar mi aguinaldo si se suponía que con esa plata yo lo iba a llevar de vacaciones a Nicaragua?", se lamentó la madre.

‘¿Cómo voy a vivir sin mi bebito?’
Aunque le gustaba hablar mucho, la forma favorita de Andy para expresarse eran las cartas o los dibujos. Y ahorita, son esos mismos textos los que le parten el corazón a Iccian Alemán.
“Él era tan inteligente, pero tan inteligente. Ya estaba aprendiendo a planchar ropa y a lavar los baños, porque él me decía que quería que yo descansara, que quería ayudarme.
"Y además de ayudarme con esas cositas, me motivaba con sus dibujos. Lo último que me hizo fueron unos muñecos de nieve y aquí los tengo y yo de verdad lo único que me pregunto es cómo voy a vivir sin mi bebito. No entiendo porqué me lo quitaron así. Él era luz y le faltaba demasiado por vivir”.
Pero, pese a que esta prueba es la más dura que ha atravesado, debe salir adelante por el bien de su otro hijo, a quien debe apoyar mucho porque él vio el mortal accidente.
“Mi otro hijo está destrozado. Siento que se me va a volver loco porque él tiene autismo y ahorita no hay quién lo logre sacar de sus pensamientos. Estoy muy preocupada, él me pasa diciendo que mejor se hubiera muerto él y no Andy.
"Por eso, mi esposo y yo tenemos que ver cómo hacemos para salir adelante como la familia que somos. Yo sé, y me duele mucho decir esto, pero yo sé que mi angelito me va a dar las fuerzas para salir adelante. Y digo salir adelante, porque superarlo jamás”.
En ese sentido, Luis Mora, tío del menor fallecido, lamentó la pérdida y aseguró que su mejor consuelo es recordarlo como “el chiquito cariñoso, necio, hiperactivo, que le gustaba la televisión y que no le gustaba el fútbol”.
“Es muy duro, claro, sobre todo porque no hay receta alguna que uno pueda seguir para no sentirse así, con este dolor en el pecho tan grande, con este vacío que absolutamente nada ni nadie va a llenar. Esto nos cambió; jamás vamos a volver a ser los mismos de siempre, porque la única manera para que todo vuelva a la normalidad es que Andy regrese”, mencionó.

Lamentables accidentes
El caso de este niño, desgraciadamente, no es el primero. El 29 de junio del 2017, un adolescente de 14 años murió en condiciones muy similares.
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Este muchacho se encontraba en el gimnasio del Liceo de Nicoya, en Guanacaste, cuando el marco de una cancha de fútbol cinco le cayó en la cabeza.
Trascendió que el joven realizaba una práctica educativa cuando sobrevino el accidente.
Mientras, en otro caso ocurrido en Barrio Pinto de San Pedro de Montes de Oca, una niña de preescolar resultó gravemente herida cuando otro marco la golpeó en la cabeza.
Este accidente ocurrió el 30 de abril del 2014, mientras la menor disfrutaba de un recreo en la plaza de la escuela de ese lugar.
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Ella tuvo lesiones tan importantes que le provocaron una incapacidad de un mes y, luego, tuvo que someterse a terapias de rehabilitación.
Actualmente, la niña superó por completo el accidente, el cual no le dejó ninguna secuela motora.
Lo último que se conoció de este caso es que la familia llevo el asunto al Juzgado Contencioso Administrativo para que sea un tribunal el que señale a los responsables.