La tragedia en Cambronero, que tuvo lugar hace un año, cuando un deslizamiento de tierra arrastró a una motocicleta y a un autobús a un precipicio en Alajuela, dejó un saldo de nueve personas fallecidas y 37 heridas, entre ellas Jorge Chaverri, un adulto mayor, vecino de Tres Ríos, de 70 años que, según sus familiares, sobrevivió milagrosamente.

En una conversación con La Nación, Marco Chaverri, hijo del señor, relató que su padre se dirigía al matrimonio de unos amigos en Puntarenas, el día del incidente. Sin embargo, durante el trayecto ocurrió la emergencia que casi le cuesta la vida y que aún le deja secuelas.
Según el relato de su hijo, Jorge no estaba completamente convencido de asistir al matrimonio. Durante toda la semana, dudó sobre su participación. Pero cuando la pareja que se casaba le envió el boleto del autobús de forma digital, finalmente se decidió a asistir.
“En esos días estaba lloviendo mucho, y a mi papá no le gusta ese clima. Un día antes, le dije: ‘Papi, si quiere, puedo hablar con ellos y decirles que no puede ir porque está enfermo o algo así’”, confesó Marco. Sin embargo, su padre insistió, por su compromiso como amigo de la pareja.
El día del accidente, Marco y su esposa visitaron a su suegra al hospital, quien se encontraba en fase terminal de cáncer. Al regresar a casa, su hermano veía las noticias y se enteraron del incidente en Cambronero.
“A mi hermano le sonó el teléfono, y cuando contestó, su expresión cambió por completo. Puso el altavoz, y solo escuchamos a mi papá gritar: ‘¡Ayúdenme! Estoy aquí, en un precipicio a 200 metros. Me están cayendo piedras y me estoy ahogando, tengo hipotermia’, y la llamada se cortó”, recordó Marco.
En ese momento, él y su hermano comprendieron que su padre estaba en el bus que cayó al abismo. El transporte público cayó de forma vertical y Jorge ocupaba los asientos traseros, por lo que numerosas personas y maletas cayeron sobre él. Como resultado, sufrió fracturas en las costillas, el esternón y una profunda cortada en una de sus manos, además de numerosos hematomas en todo su cuerpo.
A pesar de sus heridas, y a su condición de diabético e hipertenso, Jorge se esforzó para ayudar a una niña que estaba en una posición vulnerable y como pudo, se abrió paso por una ventana. Una vez afuera del bus, pidió ayuda.
El adulto mayor fue el último sobreviviente en ser extraído del precipicio y trasladado al Hospital del Trauma, donde permaneció ingresado durante 16 días.
El resto de su recuperación tuvo lugar en su hogar, donde su hijo Marco y su nuera cuidan de él y constatan las secuelas del incidente cada día. “Por las noches, nos despierta con gritos. Tiene pesadillas. Dice que ve a la gente herida y a los muertos, que fue lo que vio cuando estaba atrapado allá abajo”, compartió Marco.
Además, Jorge no puede ver noticias ni películas relacionadas con accidentes y a menudo solicita ayuda para realizar tareas simples, como levantar una jarra.
Héroe caído
En el accidente, don Jorge recibió ayuda de tres socorristas del Cuerpo de Bomberos, quienes fueron los primeros en llegar a la escena: Alexander Ángulo, Jonathan Valverde y José Luis Alvarado. El último, falleció en un accidente de tránsito una semana después de la tragedia en Cambronero.
“Él ayudó a don Jorge y le puso una capa cuando estaba hipotérmico”, reveló Ángulo. “Yo rescaté a una de las niñas que estaba gravemente herida”, agregó.
Según el bombero, el accidente en Cambronero y la posterior muerte de su colega afectaron profundamente su estabilidad emocional. Por lo tanto, él y otros compañeros de la estación de San Ramón, a la que pertenecen, recibieron apoyo psicológico.
Angulo confesó que se comunica con la familia de la niña que rescató y con su familia dos veces por semana para saber cómo están. La niña es nieta de Zeneida Farista, una de las víctimas mortales de la tragedia.
“Desde que íbamos en el camión, estábamos mentalizados de que nos enfrentaríamos a una escena muy complicada. Pensábamos que encontraríamos personas atrapadas, uno o dos muertos, pero no esperábamos la gran cantidad de fallecidos”, comentó Ángulo.
El bombero voluntario, con 25 años de servicio, afirmó que su vida cambió drásticamente después del accidente, ya que la experiencia le enseñó a ser una mejor persona. “Esa es una de las emergencias que más ha impactado mi vida. A veces nos quejamos de cosas innecesarias, pero al presenciar ese escenario, uno se da cuenta de lo incierto de la vida”, concluyó.
