
A las 10:35 a. m., Bomberos recibió la alerta de un incendio en una vivienda situada en el barrio Quesada Durán, en Zapote. Tres niños y un adulto fallecieron dentro de la estructura.
Tras la confirmación de las cuatro víctimas y a menos de quince días de que concluya el año, el Cuerpo de Bomberos reporta 25 personas fallecidas en incendios. El 2025 cierra como el más mortífero desde el 2018, cuando se registraron 31 fallecimientos en incidentes de este tipo.
La madrugada del 2 de octubre se reportó el incendio más letal del año, que cobró la vida de cinco personas dentro de un viejo edificio de tres plantas ubicado 50 metros al sur del Mercado Borbón, en el centro de San José.
La estructura funcionaba como hotel, aunque algunos vecinos llevaban más de 25 años de vivir ahí.

Esa noche, el estruendo de una explosión despertó a los inquilinos y, en cuestión de segundos, el fuego invadió el tercer piso. Dos o tres decenas de ocupantes tuvieron que salir a empujones por el pasillo y una angosta escalera que desemboca en vía pública.
Una pareja, al parecer de adultos mayores, fue encontrada abrazada dentro de una habitación y, en un radio de 10 metros, localizaron al resto de las víctimas. Todas estaban en el costado oeste de la estructura y como la única ruta de salida estaba al este, las personas quedaron atrapadas.
Cada noche dormían en ese edificio entre 25 y 30 personas, que pagaban ¢5.000 para permanecer durante 24 horas. La puerta de emergencia de esa planta estaba clausurada, amarrada con un alambre que nadie pudo ver entre el fuego, el humo y la oscuridad de las 2 de la madrugada.
El Cuerpo de Bomberos estimó que la llamada de emergencia fue tardía, pues a su arribo el techo ya se había desplomado. El caso permanece en investigación por parte de agentes del Organismo de Investigación Judicial.
Otro de los incendios más mortíferos del año ocurrió la noche del 27 de julio dentro de una vivienda de lata situada sobre una pulpería en San Juan de Dios de Desamparados.
Dentro de la estructura falleció Marilyn Chacón, de 33 años, y sus tres hijos: Kristell, de 3 años; Keylor, de 6 años y Kendall, de 11 años. La familia se había mudado dos meses antes a ese aposento debido a dificultades económicas.
De acuerdo con vecinos consultados por este medio, el fuego comenzó en la pulpería, en la primera planta y, en pocos minutos, las llamas habrían cerrado el paso para que la mujer y sus hijos pudieran salir de la estructura por la única ruta de escape.
“Lo que se complicó fue la salida, porque el fuego inició desde afuera hacia adentro. Al estar al fondo, se complicó a la hora de salir. (...) Acá nunca había pasado una situación así. En el distrito sí ha habido incendios, pero de esa magnitud y ese tipo de pérdidas, nunca”, manifestó en ese momento Bryan Chacón, primo hermano de Marilyn.
Otras 12 personas perecieron en igual número de siniestros en Parrita, Tibás, Limón, Pavas, Santa Ana, Puntarenas, San Felipe de Alajuelita, San Rafael y San Pablo de Heredia, Esparza y Goicoechea.
Entre el 2018 y el 27 de diciembre del 2025, 132 personas han fallecido en incendios. En ese mismo periodo, el año con menos víctimas fue el 2022, con 8 fallecidos, seguido por el 2023, con 9.
Allen Moya, jefe de Ingeniería del Cuerpo de Bomberos, afirmó en agosto a La Nación que una de las precauciones más accesibles para prevenir ser víctima de un incendio es instalar un detector de humo en la vivienda. Se trata de un aparato de bajo costo, alimentado por batería, cuya alarma puede alertar a tiempo para evacuar antes de que las llamas se propaguen, en apenas cinco minutos.
