
Las plataformas digitales se han convertido en escenarios cotidianos de convivencia, pero también en espacios donde proliferan el acoso, los insultos y otras formas de violencia en redes sociales. Ante esta realidad, especialistas en seguridad informática insisten en que la prevención es posible, siempre que se tomen acciones conscientes desde distintos frentes: la educación, la configuración de privacidad y la creación de comunidades digitales sanas.
Según Fabiana Ramírez, especialista en Seguridad Informática de ESET Latinoamérica, el primer paso para combatir la violencia digital es la educación temprana. “Enseñar el respeto en línea, el pensamiento crítico y la empatía desde la infancia puede transformar la forma en que interactuamos en internet”, afirma.
De hecho, datos de UNICEF (2022) revelan que el 36% de los adolescentes ha sido víctima de acoso en línea, lo que evidencia la urgencia de trabajar desde las aulas en talleres sobre convivencia digital. La formación no solo previene, sino que empodera a los jóvenes para enfrentar situaciones hostiles con mayor preparación.
Controlar lo que se comparte: un acto de autocuidado digital
Además de la educación, otra medida eficaz es aprender a usar correctamente las herramientas de privacidad que ofrecen las redes sociales. Limitar quién puede comentar, ver publicaciones o enviar mensajes, así como configurar los perfiles como “privados” o con listas personalizadas, reduce significativamente la exposición a comportamientos abusivos.

Un informe del Centro de Estudios de Internet de Oxford destaca que quienes adoptan configuraciones más estrictas tienen hasta un 40% menos de probabilidades de recibir mensajes hostiles. Esta cifra subraya el valor de la autoprotección digital como parte de una cultura de prevención.
Denunciar, bloquear y evitar la confrontación directa
Cuando el daño ocurre, denunciar contenido ofensivo y bloquear a los agresores no solo protege a la persona afectada, sino que también contribuye a establecer límites comunitarios. “Estas acciones forman parte de una cultura de cuidado colectivo”, añade Ramírez.
Según un estudio de Microsoft (2023), el 67% de quienes denuncian contenido abusivo considera que su experiencia en línea mejora, aunque reconocen que las respuestas de las plataformas pueden tardar más de lo deseado.
En caso de conflicto, evitar la confrontación pública puede ser más efectivo que responder con agresividad. Optar por el silencio o retirarse de una conversación tóxica puede ser una estrategia más saludable y funcional a largo plazo.
La transformación de las redes no depende únicamente de grandes empresas o gobiernos, sino de cada usuario. Fomentar entornos digitales respetuosos, comentar con empatía, apoyar publicaciones positivas o crear contenido constructivo son acciones que suman.
En un ecosistema donde todos tienen voz, cada gesto importa. Hacer de internet un espacio más seguro, empático y libre de violencia es una responsabilidad colectiva. Desde la privacidad hasta la educación, tenemos las herramientas para cambiar la cultura digital.