La paz que transmite el taller en el que Ana Guevara trabaja no tiene comparación. En una montaña de Aserrí entre vegetación, acompañada de un perro y dos gatos, esta mujer dedica su vida al arte, específicamente a confeccionar y decorar máscaras que luego todos veremos bailando al sonido de la cimarrona en los distintos festejos de Costa Rica.
“Es riquísimo, no es lo mismo trabajar en Aserri centro donde antes tenía mi casa, imagínese usted el escándalo, en cambio acá uno pasa horas pintando”, contó Ana Guevara.
Nacida en Alajuelita, criada en Desamparados, pero aserriseña por convicción, así se define la artista quien quedó enamorada de este cantón por sus cultura y tradiciones.
En diciembre cumplirá 30 años de haberse sumergido en este oficio, el cual lo conoció a los 17 años como producto de una relación sentimental en aquel entonces. Ana Guevara empezó de a poco ayudando a confeccionar las máscaras, pero desde el inicio quedó fascinada con el proceso que había detrás de preparar una giganta, un diablo o cualquier otra de las máscaras características que se observan en las fiestas patronales.
“Todo fluyó, fue como si hubiese sido mascarera toda la vida. Yo veo a gente que le cuesta pegar papel o moldear una máscara, en aquel momento cuando yo empecé yo no hacía el molde, pero si iba armando. Y cuando hice todo el proceso sola, quedé sorprendida”, explicó.
Pasión
Llegar adonde se encuentra actualmente, conocida a nivel nacional por su trabajo no ha sido sencillo, la mesa en la que hace su arte está impregnada de materiales, evidencia más que clara de que pasa sus días enteros pintando, moldeando y confeccionando su arte para venderlo y poder vivir de ello.
“Es el lienzo de mi trabajo, ahorita está llena de polvo, pero es que yo trabajo varias técnicas como papel maché y fibra de vidrio. Aquí usted ve resina, pintura, goma, yeso, barro, papel…de todo hay”, mencionó.
Esta mujer próxima a cumplir 47 años, hizo del arte su estilo de vida, ya sea confeccionando máscaras o impartiendo talleres, logra subsanar sus necesidades aunque a veces con muchas dificultades porque la demanda varía mucho, aunque desde septiembre hasta fin de año son los meses en los que más ocupada pasa.
“Sino fuera porque se me dividió el oficio con máscaras y talleres no saldría, hay meses donde tengo cero entradas, entonces uno tiene que reinventarse un poquito por lo que también arreglo esculturas, hago adornos, pinto tejas y voy combinando bastantes etapas para poder generar entradas por mes”, explicó.
Además de ser artista, es mamá de dos hijas de 21 y 7 años, a quienes saca adelante con el esfuerzo que realiza diariamente. También tuvo que superar distintos quebrantos de salud, pues Ana Guevara es sobreviviente de cáncer de tiroides y padece de fibromialgia, lo que a veces le provoca pasar días complicados, pero con agradecimiento a Dios sigue en pie trabajando por sus sueños.
Tradición
Este 31 de octubre se conmemora el Día de la Mascarada costarricense, tradición que sigue viva y que resulta importante mantener en una actualidad donde la celebración del Halloween toma mucha fuerza en la cultura popular.
Cantones como Aserrí, Escazú, Barva y la provincia de Cartago se aferran fuertemente a que las mascaradas sigan animando los festejos en las calles y hacen posible que esta costumbre se mantenga viva por muchos años más.