En las copa de los árboles de Sardinal, en pleno corazón de Guanacaste y a tan solo 30 minutos del aeropuerto internacional de Liberia, se levanta un hotel que pareciera haber nacido de un sueño de infancia: vivir en una casa del árbol, pero con el lujo y el confort de un hotel de cuatro estrellas.
Se trata de Suitree Experience Hotel, un refugio exclusivo que redefine el concepto de hospedaje en armonía con la naturaleza.
Todo comenzó hace más de una década, cuando Marco Groppo, un turista italiano apasionado por el ciclismo, se perdió en las montañas cercanas a Playas del Coco. Al buscar señal en su teléfono, subió a una loma y lo que vio lo dejó sin aliento: una vista privilegiada del Océano Pacífico, rodeado de bosque tropical seco y bañado por la brisa de una zona azul donde la longevidad y el bienestar son parte del paisaje. Fue en ese momento cuando nació la idea de construir un hotel que permitiera a otros vivir esa experiencia.
Aquel día, Groppo conoció a José Pablo Diez, hoy gerente general del hotel, y juntos comenzaron a soñar en grande. Tras varios años de trámites, diseño arquitectónico y construcción, en 2023 abrió sus puertas Suitree Experience Hotel, con seis villas elevadas a nueve metros de altura entre las copas de los árboles, diseñadas por el arquitecto costarricense Benjamín Saxe. Su visión: un hotel que no interrumpe el paisaje, sino que se funde con él.
La historia de Suitree no solo es una coincidencia afortunada, sino una carta de amor a la naturaleza y al espíritu de descubrimiento. Marco, que había llegado a Costa Rica con una sed insaciable de aventura, se vio seducido por la belleza indómita de Guanacaste. Al perderse en los senderos de Sardinal y ser auxiliado por Pablo —un lugareño generoso y conocedor de la zona— no solo encontró su camino de regreso, sino también el lugar exacto donde construir un sueño: un santuario suspendido entre ramas y nubes.
“Cuando éramos niños, nuestra casita del árbol era un santuario, un lugar para escapar del resto del mundo, donde nuestra imaginación podía dar rienda suelta” recuerda Marco. “Con Suitree quise recrear esa magia, pero con una mirada contemporánea. Quiero que nuestros huéspedes experimenten esa serenidad y conexión que sentí ese día en Guanacaste”.

La experiencia en Suitree va más allá del alojamiento
Es un viaje sensorial y espiritual que inicia desde el momento en que el huésped hace contacto con el hotel. El equipo personaliza cada visita: consulta gustos, restricciones alimentarias, intenciones del viaje, para crear un itinerario a medida. Aquí no se trata solo de dormir entre los árboles, sino de reconectar con uno mismo.
Las experiencias de bienestar incluyen clases de yoga de longevidad, respiración consciente, reiki y sanación con sonido, catas de vino costarricense en colaboración con Copey Estate Winery, degustaciones de café de altura y talleres de cocina chorotega. Además, hay senderos, bicicletas eléctricas, mulas para recorrer la propiedad, y un mirador de 360 grados con red de descanso desde donde se pueden contemplar las estrellas. El hotel también ofrece caminatas guiadas que conectan al visitante con la flora, fauna y tradiciones vivas de la región.

El restaurante Taru, cuyo nombre en chorotega significa “entre nosotros”, es otro de los pilares de la propuesta. Allí, la gastronomía se transforma en memoria y en cultura. En Taru, cada comida es una herencia puesta en el plato. Comenzar el día con un clásico costarricense como el gallo pinto o una tostada Taru con pan hecho en casa es el mejor plan.
En el menú del almuerzo, destacan propuestas como el Taru Bowl, una combinación reconfortante de arroz, frijoles, chicharrón, pico de gallo y guacamole, o el pozole de mar, un festín marino con camarón, mejillón y pulpo servido sobre maíz cascado y fumet, que revela la riqueza del Pacífico.
El carácter crohotega-fusión del restaurante cobra fuerza con recetas como el arroz Nosara , un risotto de arroz bomba y hongos adornado con su proteína preferida, sea pescado fresco, carne de res prime o lomo de cerdo. La hamburguesa Taru, con pan brioche, carne Wagyu, queso palmito y chayote encurtido, demuestra el cuidado por los ingredientes costarricenses y su reinterpretación ingeniosa. Para cerrar la experiencia con un toque dulce, los postres permiten un final memorable: desde el Tempisque, con ganache de chocolate, galleta de naranja y sorbete de mora, hasta el reconfortante flan de caramelo con frutas de temporada, cultivando el equilibrio entre sofisticación y esencia local. Todo, acompañado por vinos nacionales o creaciones de mixología con ingredientes locales.

Taru representa la fusión entre tradición ancestral y alta cocina contemporánea. La experiencia culinaria se completa con la presencia de un sommelier y un mixólogo que guían al comensal a través de una experiencia sensorial completa, ya sea en el restaurante principal o en el Pool Bar, donde también se sirven finger foods inspirados en sabores tropicales.
Hotelería responsable
Más del 95% de su personal es guanacasteco y el 80% de sus proveedores son locales, seleccionados bajo criterios de sostenibilidad. Se promueve la educación ambiental, el reciclaje y el rescate de saberes indígenas, como el uso de plantas medicinales en la cocina y en terapias naturales. Su compromiso se refleja en el proceso de certificación de sostenibilidad turística por parte del ICT y en su pertenencia a alianzas de turismo responsable a nivel internacional.
La arquitectura de Suitree combina lo moderno y lo orgánico: un minimalismo que respira naturaleza, con detalles nórdicos e influencias italianas, todo integrado sin alterar el bosque. Las villas, suspendidas entre ramas y cielos, ofrecen interiores amplios, decoración sobria y terrazas privadas que invitan a contemplar el atardecer o el canto de los monos aulladores al amanecer.

Pero el valor de Suitree no radica solo en su diseño, sino en su alma. Marco concibió el hotel como un espacio familiar donde las generaciones puedan reconectarse entre sí y con el entorno. Esa visión impregna cada rincón del hotel, desde los espacios comunes hasta los pequeños detalles de atención personalizada. Pablo, aquel rescatista accidental, hoy encarna esa misma calidez como gerente general: recibe a cada huésped como si llegara a casa.
Actualmente, el hotel está en proceso de expansión con 25 nuevas habitaciones, mejoras en accesibilidad y la construcción de un deck de 180 m2 para bodas íntimas en la copa de los árboles. Estas nuevas suites estarán conectadas por puentes elevados, evitando escaleras y facilitando el acceso universal, en cumplimiento con la Ley 7600. Actualmente también se ofrecen habitaciones a nivel del suelo con las mismas prestaciones de lujo.
Suitree Experience Hotel se presenta como una respuesta serena al caos del mundo moderno. En un entorno donde se funden el lujo, la sostenibilidad y la belleza indómita de la selva tropical, cada amanecer y cada noche estrellada se convierte en una invitación a vivir el presente. No es solo un destino para el descanso, sino para el reencuentro con lo esencial.
“Suitree no es solo un hotel; es un lugar para reconectar, restaurar y rejuvenecer”, afirma José Pablo Diez. Es un espacio que invita a volver a lo esencial, desde la altura de los sueños y con los pies anclados a la tierra que nos sostiene.
Entre montañas, selva y playa, Suitree Experience Hotel es un sitio donde cada detalle está pensado, cada aroma evoca historia y cada gesto del personal confirma que aquí, lo más importante, es la experiencia que se lleva el visitante.