
“Tenía 30 años, hacía ejercicio un par de veces por semana, comía más o menos saludable, pero me sentía cansada todo el tiempo. Había subido de peso sin explicación, mi cintura se ensanchó y empecé a notar que me salían granitos como cuando era adolescente. El doctor me dijo que era estrés, pero algo no me cerraba. Finalmente, una endocrinóloga me hizo varios exámenes y salió el diagnóstico: síndrome metabólico. No lo podía creer.” — María Fernanda Gómez, 30 años.
María Fernanda es una de muchas mujeres jóvenes que conviven con síntomas difusos, que a menudo se normalizan o se adjudican al estilo de vida moderno. Sin embargo, su cuerpo le estaba hablando alto y claro: algo no andaba bien con su metabolismo.
¿Qué es el síndrome metabólico?
El síndrome metabólico es un conjunto de condiciones que, cuando se presentan juntas, aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y otras complicaciones. No es una enfermedad en sí, sino una alerta roja que indica que el cuerpo está perdiendo su equilibrio interno.
Se considera que una persona tiene síndrome metabólico si presenta al menos tres de los siguientes factores:
- Circunferencia de cintura elevada (más de 88 cm en mujeres).
- Niveles altos de triglicéridos.
- Colesterol HDL (el bueno) bajo.
- Presión arterial elevada.
- Niveles altos de glucosa en ayunas.
Lo preocupante es que muchas mujeres jóvenes ya cumplen estos criterios… y no lo saben.

Síntomas comunes que suelen ignorarse
- Fatiga constante sin razón aparente.
- Aumento de peso, especialmente en el abdomen.
- Dificultad para perder peso, aunque haya dieta y ejercicio.
- Acné adulto u oscurecimiento de zonas como axilas o cuello (acantosis nigricans).
- Retención de líquidos o hinchazón.
- Dolores de cabeza frecuentes.
- Reglas irregulares o síndrome de ovario poliquístico (SOP).
- Cambios de humor o baja energía persistente.
¿Por qué cada vez más mujeres jóvenes lo tienen?
Aunque el síndrome metabólico ha sido más frecuente en personas mayores, la vida sedentaria, el exceso de azúcares, la mala calidad del sueño, el estrés crónico y la comida ultraprocesada han acelerado su aparición en mujeres desde los 20 o 30 años.
Además, se ha observado una fuerte relación entre el síndrome metabólico y desequilibrios hormonales como el síndrome de ovario poliquístico, frecuente en mujeres jóvenes.
Un estudio del Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism alertó que el 43% de las mujeres jóvenes con ovario poliquístico desarrollan síndrome metabólico si no se trata a tiempo.
¿Qué consecuencias tiene?
Ignorar estas señales puede tener consecuencias graves a largo plazo:
- Diabetes tipo 2.
- Infartos o enfermedades cardíacas.
- Hígado graso.
- Infertilidad.
- Ansiedad y depresión crónica.
- Envejecimiento celular acelerado.
También es importante saber que el síndrome metabólico no es exclusivo de personas mayores ni está ligado solamente a la obesidad. Muchas mujeres jóvenes, delgadas o con estilos de vida aparentemente saludables, también pueden desarrollarlo.
¿El síndrome metabólico se puede revertir?
Sí, se puede revertir, especialmente si se detecta a tiempo y se actúa de forma integral sobre los factores de riesgo que lo componen. Como dijimos anteriormente, este síndrome no es una enfermedad en sí, sino un conjunto de condiciones que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades.
La recomendación de la médico general Susanna Fernández es: “adopte un estilo de vida sostenible y consciente, centrado en la alimentación balanceada, el movimiento diario y el autocuidado emocional. No busque soluciones rápidas: el síndrome metabólico no se revierte con dietas extremas ni con pastillas milagrosas, sino con una transformación gradual y constante de sus hábitos. Acompáñese de profesionales de salud, nutricionista, médico general o endocrinólogo, y si es posible un psicólogo, y convierta esta etapa en una oportunidad para reconstruir su bienestar desde la raíz”.