En redes sociales abundan videos y testimonios que aseguran que el aceite de ricino es un “milagro” para lograr un cabello más largo y abundante. Desde influencers de belleza hasta recetas caseras heredadas de las abuelas, su uso como tratamiento capilar ha ganado popularidad. Pero, ¿qué dice la ciencia sobre este aceite espeso y de olor característico?

Un ingrediente antiguo con fama renovada
Según la tricóloga Esther Fallas, el aceite de ricino se extrae de las semillas de la planta Ricinus communis. Desde hace siglos se ha utilizado en distintas culturas como laxante, tratamiento para la piel y remedio casero para fortalecer cejas, pestañas y cabello. En cosmética, se le atribuyen propiedades humectantes, antibacterianas y antiinflamatorias gracias a su alto contenido en ácido ricinoleico y vitamina E.
La teoría detrás de su uso capilar
El ácido ricinoleico tiene efectos hidratantes y puede mejorar la microcirculación en el cuero cabelludo cuando se aplica con un suave masaje. En teoría, esto podría favorecer un entorno saludable para que el cabello crezca más fuerte. Además, el aceite de ricino es muy espeso y crea una película protectora que retiene la humedad, evitando la rotura de la fibra capilar y dándole una apariencia más gruesa.
Lo que dice la evidencia científica
Hasta el momento, no existen estudios clínicos sólidos que demuestren que el aceite de ricino acelera el crecimiento del cabello o aumenta significativamente su grosor. Lo que sí está documentado es que ayuda a reducir la pérdida de agua en la fibra capilar, lo que mejora la apariencia y el tacto del pelo, haciéndolo parecer más denso y saludable.
En otras palabras: no es un “crece pelo” milagroso, pero sí puede contribuir indirectamente a que el cabello se vea y se sienta mejor al mantenerlo hidratado y protegido.
Mitos comunes
- “Hace crecer varios centímetros por mes” → Falso. El crecimiento promedio del cabello es de 1 a 1.5 cm al mes, y no hay evidencia de que el ricino lo acelere.
- “Engrosa la hebra capilar permanentemente” → Parcialmente falso. Puede dar apariencia de mayor grosor por la hidratación, pero no modifica de forma permanente el diámetro natural del cabello.
- “Es apto para todo tipo de cuero cabelludo” → No siempre. Su textura densa puede obstruir poros en personas con cuero cabelludo graso o tendencia a dermatitis.
Cómo usarlo correctamente
- Diluirlo: debido a su densidad, se recomienda mezclarlo con aceites más ligeros (como coco, almendra o jojoba) para facilitar la aplicación y el enjuague.
- Masaje capilar: aplicar en el cuero cabelludo con suaves movimientos circulares para estimular la circulación.
- Tiempo de acción: dejar actuar de 30 minutos a 2 horas antes de lavar.
- Frecuencia: una o dos veces por semana es suficiente.
- Precauciones: realizar una prueba de alergia antes de su uso y evitar aplicarlo si hay irritaciones o heridas.
El aceite de ricino no es una solución milagrosa para hacer crecer el cabello, pero sí puede ser un aliado para mejorar su apariencia, prevenir la rotura y mantenerlo hidratado. Funciona mejor como parte de una rutina de cuidado integral, acompañada de una alimentación balanceada, manejo del estrés y buenos hábitos de lavado.