Cuando se habla de “signos de la edad”, lo primero que viene a la mente son arrugas y líneas de expresión. No obstante, los expertos en tricología coinciden en que el cabello también sufre transformaciones profundas a medida que cumplimos años.

Los folículos pilosos, responsables del crecimiento, van perdiendo fuerza con el tiempo. Esto no solo se traduce en la aparición de canas, sino también en cambios de textura, grosor, densidad y brillo. Algunas mujeres notan que su melena antes abundante se vuelve más delgada, quebradiza y opaca.
Según explicó la dermatóloga Esther Cubillo, “muchas pacientes consultan por caída, pero detrás hay un proceso natural de envejecimiento capilar que inicia desde los 30 años y se hace más evidente en la perimenopausia y la menopausia”.
Señales de envejecimiento
Más allá de los cabellos blancos, existen signos claros que muestran cómo el paso del tiempo afecta a la melena:
- Disminución del grosor: el cabello se siente más fino y frágil.
- Pérdida de densidad: menor cantidad de cabello, sobre todo en la parte superior de la cabeza.
- Opacidad: se pierde el brillo natural y el pelo luce apagado.
- Mayor resequedad: disminuye la producción de sebo, por lo que el cabello tiende a resecarse.
- Cambios de textura: el pelo liso puede volverse más ondulado o viceversa.
Factores que aceleran el envejecimiento
Así como ocurre con la piel, el envejecimiento capilar no depende solo de la genética. Factores externos lo pueden acelerar:
- Exposición solar sin protección.
- Contaminación ambiental.
- Uso frecuente de calor (secadores, planchas, rizadores).
- Tintes y tratamientos químicos agresivos.
- Estrés y mala alimentación.
¿Cómo cuidar el cabello?
La buena noticia es que, aunque no se puede detener por completo el envejecimiento capilar, sí es posible ralentizarlo con hábitos saludables y rutinas específicas:
- Nutrición: una dieta rica en proteínas, hierro, omega 3 y vitaminas del complejo B fortalece el cabello desde la raíz.
- Hidratación constante: mascarillas nutritivas y productos con ácido hialurónico, ceramidas o aceites naturales ayudan a mantener la fibra capilar sana.
- Protección solar capilar: existen sprays y productos con filtros UV que protegen del daño solar.
- Evitar excesos químicos: espaciar los tintes y optar por fórmulas menos agresivas.
- Masajes en el cuero cabelludo: estimulan la micro circulación y ayudan a mantener los folículos activos.
- Revisiones médicas: acudir al dermatólogo capilar puede ayudar a detectar a tiempo deficiencias nutricionales o problemas hormonales que afectan el cabello.
Envejecer con gracia
“Así como aprendimos a normalizar y cuidar la piel a lo largo de los años, es hora de poner el mismo foco en el cabello. Reconocer que también envejece nos invita a darle el valor que merece dentro de nuestra rutina de autocuidado”.
— Doctora Esther Cubillo.
“Porque envejecer no significa perder belleza, sino aprender a acompañar a nuestro cuerpo en sus cambios naturales, y eso incluye a la melena que nos acompaña en todas las etapas de la vida”, agregó la doctora Esther Cubillo, quien además mencionó que la percepción de las canas ha ido cambiando.
De esconderlas a lucirlas con orgullo
Durante décadas, las canas fueron vistas como un signo de descuido o de vejez anticipada. La industria cosmética creció a la par de esa idea, ofreciendo tintes y soluciones para cubrirlas “lo antes posible”.
Sin embargo, en los últimos años la narrativa ha cambiado: cada vez más mujeres deciden abrazar el cabello plateado como un símbolo de autenticidad y libertad. Celebridades y modelos comparten en redes sociales su proceso de transición hacia las canas, resignificando lo que antes se escondía.
Este fenómeno también habla de un cambio cultural más amplio: aceptar el envejecimiento como parte natural de la vida y derribar los estigmas asociados a él. Incluso la moda lo ha adoptado, con editoriales que destacan el cabello gris como parte de un look elegante y sofisticado.