A primera vista, Naomy Valle impresiona por su récord impecable en el boxeo: invicta, contundente y con una energía que impone respeto. Pero más allá del cuadrilátero, lo que realmente cautiva es la historia de una joven que ha sabido forjar su camino desde la ternura del hogar hasta la dureza del deporte, sin perder la sonrisa ni los sueños. La menor de cinco hermanas y la consentida de su familia, Naomy ha construido su identidad con fuerza, sensibilidad y una determinación que no conoce límites.

A sus 21 años, Naomy Valle no solo se ha ganado un lugar en el ring como una de las promesas más brillantes del boxeo costarricense —invicta hasta ahora en cada pelea—, sino que también ha conquistado escenarios, aulas y corazones con una autenticidad que desarma tanto como su pegada. Menor de cinco hermanas y orgullosamente consentida, Naomy lleva consigo la calidez de su familia, la disciplina del deporte y el sueño de volar alto, literalmente: estudia aviación con la misma entrega con la que entrena, porque su meta también está en las nubes.
Detrás de los guantes hay una joven multifacética: toca guitarra, baila con alma (y cuerpo, como demostró al ganar el reality “Mirá Quién Baila”), juega fútbol por diversión y sonríe con una luz que parece incompatible con la rudeza del ring. Pero esa dualidad es justamente su esencia: una mujer fuerte que no pierde su dulzura, una atleta que también es artista, una guerrera que ha aprendido a pelear también fuera del cuadrilátero. Su historia es una mezcla de disciplina, ternura y sueños elevados que inspiran más allá del deporte.
Conozca la historia de Naomy Valle en esta entrevista.
¿Cuál ha sido el golpe más duro que ha recibido fuera del ring?
Creo que el más duro fue cuando hice una pausa en el boxeo y no sabía realmente qué me gustaba. Fue un momento de mucha confusión. Estaba en esa transición de salir del colegio, cerca de debutar como profesional, pero no me sentía motivada. Veníamos saliendo de la pandemia y yo no peleaba desde hacía rato. Entré en una crisis existencial: no sabía qué estudiar, en qué trabajar, qué hacer con mi vida. Nada me llenaba. Y en ese vacío fue donde entendí que el boxeo es lo único que me hace sentir viva.

¿Cómo fue que entró al mundo del boxeo?
Tenía 12 años. Siempre fui una niña muy activa. Hice gimnasia rítmica, luego fútbol... Yoka, mi hermana, ya estaba en el boxeo y daba clases. Un día yo estaba toda aburrida en la casa y ella me dijo que me fuera con ella al gimnasio, creo que lo hizo para entretenerme y que no vagabundeara jejeje. Al principio no me gustaba mucho, era medio perezosa, incluso, se reían porque decían que parecía que entrenaba sin ganas, pero aun así me salía bien. Tenía facilidad. Un día el promotor le dijo a Yoka: “Oiga, su hermana tiene talento”. Ahí me empezaron a poner atención. Yoka me propuso probar en los Juegos Nacionales y me fue súper bien, todas las peleas las gané y sentí una adrenalina especial y ahí me enamoré del deporte.
- “Si bien es cierto Yoka me ha abierto mucho el camino, y se lo agradezco demasiado, he tratado de imprimir mi sello personal en cada una de mis peleas”.

¿Cómo maneja la presión antes de una pelea importante?
Todo es mental. Uno puede ser el mejor físicamente, pero si la mente no está fuerte, la desconfianza le gana. Los nervios siempre aparecen, como dice Yoka: “si no aparecen es porque no estás viva”. Pero cuando uno entrena bien, come bien, se prepara, una se siente segura. Yo misma me hablo antes de cada pelea: “me preparé bien, hice un buen campamento, estoy lista, no se deje, saque de la mente los pensamientos que la quieren derrotar”, y así me motivo, hablándome a cada rato.
¿Cómo entrena la parte mental?
La mente es la clave, no solo en el boxeo, lo es en todos los deportes y creo que en la vida cotidiana. Si uno no se cree capaz, es difícil avanzar. Los comentarios negativos existen, y más en redes sociales. A veces uno se pregunta cómo puede haber tanto odio en el corazón de alguien como para tirar abajo a personas que solo están haciendo deporte, estudiando, tratando de salir adelante, si no estás fuerte mentalmente la toxicidad de la gente y de uno mismo lo derrota y no le permite que salga adelante, a ganar en la vida.

¿Ha recibido comentarios negativos?
Sí, muchas veces, sobre todo los comentarios xenofóbicos. Mis papás son de Nicaragua, y eso no falta nunca. Comentarios como “váyanse para su país” o cosas así. Pero yo trato de ignorarlos. No quiero llenarme de ese veneno. Estamos representando a Costa Rica en muchos países del mundo. Cuando alguien confunde Costa Rica con Puerto Rico y yo les aclaro de dónde somos, siento orgullo. Incluso Claudia Poll nació en Nicaragua y es una figura nacional. ¿Por qué con nosotras es diferente? A veces por el color de piel, por la estatura… pero yo estoy segura de quién soy y de lo que represento.
¿Cuál ha sido el mayor sacrificio que ha tenido que hacer?
El tiempo con mi familia. Como Yoka y yo entrenamos juntas, paso mucho tiempo con ella. Pero a mi mamá, mi papá y mis otras hermanas casi no los veo. Me ha tocado estar en campamentos o peleas en cumpleaños, incluso el mío. Los campamentos son en México, donde está nuestro entrenador. A veces solo tengo un día para estar con mi familia y ya tengo que volver a viajar.

Otro sacrificio para mi es el tema de la comida, yo amo comer, pero cuando toca bajar de peso hay que deshidratarse y comer casi que solo proteína y ensalada, y yo soy comelona; entonces, a veces me cuesta entrar a regímenes de comida y hasta de mal humor me pongo.
¿Qué hace cuando siente que las cosas no van bien?
Me repito mis metas. Todos tenemos días de dudas, pero lo importante es no dejar que la mente se rinda. Siempre me digo: “No vamos a dudar de nosotras mismas”. Porque si uno no confía en uno mismo, ¿quién lo va a hacer?
¿Cómo ha trabajado la autoconfianza?
Hablando conmigo misma. Repitiéndome todo el tiempo lo que quiero lograr. Si quiero esto, tengo que ser disciplinada. La confianza no nace de la nada, se construye con trabajo y constancia, aun cuando no tenga ganas o esté cansada.
“Ganar Mira Quien Baila de Canal 7 fue una gran sorpresa porque no sabía que era buena bailando; a pesar de que el ejercicio siempre me ha gustado, he jugado fútbol, he hecho gimnasia y hasta taekwondo, pero nunca había bailado".
¿Qué hace en los días que no tiene ganas de entrenar?
Esos son los días en los que más hay que entrenar. Todos tenemos momentos de pereza, de cansancio físico y mental. Pero yo me digo: “Puedo”. Mi cuerpo tal vez dice que no, pero mi mente dice que sí. Y eso es lo que me mueve. Es en esos días difíciles donde uno más tiene que empujarse.
¿Cuál ha sido el mejor consejo que le ha dado su hermana Yoka?
Que confíe en mí. Que nadie va a ver todo mi potencial si yo no lo hago primero. Y también que la constancia y la disciplina son lo que construyen una campeona.
¿Cómo convierte una derrota en aprendizaje?
Uno puede perder una pelea, pero eso no borra todo el entrenamiento, todo lo aprendido. Hace poco perdió un compañero y yo le dije eso: perder no es el fin. Es un deporte difícil, estamos expuestos. Gracias a Dios no me ha pasado todavía, pero si llegara a pasar, sé que no todo está perdido. Es más, ahí es donde uno demuestra cuánto quiere triunfar. Caerse y levantarse es parte del camino.
¿Qué le diría a las personas que están pasando por una batalla personal?
Que hablen consigo mismas. Que crean en ellos. Que lo difícil no dura para siempre. Que se levanten y den lo mejor, porque todo pasa. Creo mucho en el poder de la palabra y en la ley de atracción. Lo que uno dice, lo que uno afirma, tiene poder. Si uno se dice que va a salir adelante, lo va a lograr.
“La mujer que más admiro es mi mamá porque ella logró salir adelante con cinco hijas que no es nada sencillo, criar a tantas mujeres y hacerlo como mamá soltera no ha sido fácil y ella lo ha hecho con mucha valentía. También admiro mucho a Yoka por supuesto, ella ha hecho que el boxeo femenino crezca y gracias a ella he tenido un camino menos difícil y también ha abierto el camino a las mujeres en el boxeo y en el deporte en general”.
¿Y cómo va eso de la aviación que estás estudiando también?
Pues va bien, la verdad, aunque a veces es frustrante porque no es una carrera fácil. Hay días en los que ya estoy muy cansada y aun así tengo que sentarme a estudiar, y a veces ni siquiera entiendo la materia. Además, es una carrera muy autodidacta, creo que esa es la palabra. Uno tiene que estudiar solo durante muchas horas, y es ahí donde realmente se aprende. En clase te dan la teoría, pero todo lo demás depende de uno: practicar, repasar y repetir hasta que se quede la información, porque es muchísimo contenido.

¿Cómo se visualiza en el futuro?
Pues en el boxeo no mucho, esta es una carrera que amo pero termina pronto, es corta y yo no quisiera llegar a los 30 años y seguir boxeando, es de muchos sacrificios y muy cansada por eso hay que darlo todo ahora porque no me veo ya grande en esto. Lo que sí quiero es ser piloto de avión comercial y por eso estoy estudiando mucho ahora. Veo mi vida viajando, conociendo nuevos lugares y pasando tiempo con mi familia.
Finalmente, ¿cuál es el hobby que más disfruta?
Mi papá me enseñó a tocar guitarra cuando tenía como 9 años y fui parte del grupo musical de mi escuela, entonces me trae muy lindos recuerdos, actualmente toco la guitarra para desestresarme, es algo que me relaja y me da placer.