Un milagro y una confesión. Historias distintas que se encuentran en un mismo punto: la decisión de reconstruirse desde adentro.

Nadia Vado pasó años entre hospitales y diagnósticos demoledores, hasta que el nacimiento de su tercer hijo se convirtió en el milagro que desafió toda predicción. Karina Fischel, por su parte, admite sin rodeos que fue infiel durante mucho tiempo, y que, como consecuencia, perdió lo más valioso: sus hijos, su esposo, su hogar y su trabajo; todo aquello que realmente importa en la vida.
Ambas vivieron quiebres que las llevaron a replantearlo todo. Y hoy, lejos de ocultarlos, los ponen sobre la mesa como un mapa para quienes buscan sanar, perdonar y volver a elegirse.“¿Desde cuándo no soy feliz? ¿Qué parte de mi historia evito mirar? ¿Qué sueño estoy posponiendo?” Son preguntas que ellas se hicieron primero en silencio, y luego en voz alta, sobre el escenario, donde sus relatos no se superponen: se potencian.
La conferencia Descomplicando las relaciones es uno de esos espacios donde confluyen. No hablan desde la teoría, sino desde experiencias que las sacudieron y las obligaron a reescribir su historia.
Nadia Vado: crecer incluso en medio del dolor
El camino de Nadia hacia el trabajo emocional no nació de un plan, sino de la vida misma. El diagnóstico de baja visión de sus dos hijos —más de 40 cirugías y pronósticos limitantes— la enfrentó a un futuro incierto.

“Me dijeron que no iban a poder leer, que no podrían andar en bicicleta ni ir a una escuela regular. Hoy leen en español e inglés, y hacen todo lo que nos dijeron que sería imposible. Nunca te cases con un diagnóstico ni con un pronóstico. Vos no sabés lo que puede pasar”, afirma.
Esa experiencia marcó el inicio de una cadena de decisiones: fundar en Nicaragua una organización para niños con problemas visuales, escribir sus libros -Elijo Crecer, El Poder de Madrugar y el Diario de Reflexión Elijo Crecer- y crear el Club de las 5am de Latinoamérica, que ya suma 20 generaciones.
Pero antes de proyectos y libros, Nadia tuvo que aprender lo más difícil: sostenerse a sí misma. “Una mujer que se ama, se cuida. Y una mujer que se cuida, no se pierde por nadie. Porque sabés que vos sos la fuente. Nadie viene a hacerte feliz; esa felicidad la cultivás vos, todos los días”.
Karina Fischel: volver a elegirse
Karina Fischel no esconde su historia. Se define como “verdadicida”: no teme decir que fue infiel, que se separó y que un día sus hijos le dijeron: “Mamá, no te reconocemos. No podemos seguir viviendo con vos”.
Ese fue su fondo. Pasó más de dos años sin recibir un mensaje de ellos. “Era como una adicción: necesitaba una gratificación inmediata para no enfrentar la realidad que yo misma había provocado. Y, como toda adicción, cada vez me hundía más”, recuerda.

La decisión de internarse tres meses en una clínica de salud mental fue el primer paso para reconstruirse. Escarbó en su historia, revisó heridas y creencias, y encontró su pregunta clave ¿Cómo?: “¿Cómo me perdono? ¿Cómo vuelvo a empezar? ¿Cómo me reencuentro conmigo misma?”.
Karina no solo recuperó a sus hijos: reconstruyó su familia. Volvió con su esposo después de siete años separados y cinco de divorciados; no por nostalgia, sino por elección consciente. “Hoy no dependemos uno del otro. Cada uno tiene su vida, su propósito, su plenitud. Elegimos estar juntos desde un lugar mucho más sano”.

Coach ejecutiva certificada por INCAE, con formación en neurociencia, psicología positiva y bienestar, acompaña a personas en procesos de transformación personal. Lo resume así: “No se trata solo de entender lo que pasó. Se trata de actuar para que tu vida cambie”.

Cuando dos historias se cruzan
Karina y Nadia coinciden en un principio: las relaciones se complican cuando nos vinculamos desde la herida y la carencia. “Nos dijeron que había que buscar la media naranja. Pero nadie es media nada. Somos naranjas completas. Si te unís a alguien, que sea para hacer una buena naranjada, no para que te salve”, dice Nadia.

Karina lo confirma: “Lo que pensás, se programa. Y lo que programás, lo creás. Si repetís que no podés sola, no vas a poder. Hay que reprogramarse”.
Descomplicando las relaciones no es una conferencia más. Es una invitación a detenerse, mirarse con honestidad y replantear la manera en que nos vinculamos. No hay fórmulas mágicas, pero sí herramientas reales para soltar lo que no sirve, sanar lo que duele y reconectar con la fuente de bienestar que todos llevamos dentro.

Porque toda relación sana —de pareja, familiar, laboral o con uno mismo— empieza por una relación sólida con quien somos. Y eso, como ellas mismas dicen, lo cambia todo.
No se pierda esta inspiradora conferencia con Nadia Vado y Karina Fischel, dos historias reales sobre sanación personal, amor propio y vínculos más saludables.
¿Cuándo? Sábado 20 de setiembre, 8 am
¿Dónde? Hotel Crown Plaza.